Al mil kilómetros de Ceuta y unos
cuantos más de Melilla. Y a 65 kms. de Sidi Ifni. Por buena
“autorute” de peaje, hasta unos 20 kms. del destino, desde
el enlace de Sidi Yamani en el cruce de Larache. Bajo un
cielo nublado pero en un ambiente seco (este año todavía no
ha llovido), la amable y acogedora villa de Tiznit, en el
Gran Souss, acoge por tercera vez en Marruecos (después de
Nador, 2005 y Mequinés, 2008) la Asamblea Mundial Amazigh
(antes Congreso), que celebra su colorista séptima asamblea
general constreñido por unas particulares circunstancias (la
autoproclamada independencia de Azawad y los ecos de la
guerra de Mali, junto al proceso en curso de la mal llamada
“Primavera Árabe”) y bajo el sugerente lema “La democracia y
la primavera de los pueblos amazighs: entre coacciones y
perspectivas”.
Premonitorio titular pues, frente a la asistencia de
nutridas representaciones del Magreb, es notoria y clamorosa
la virtual ausencia del rico entramado asociativo amazigh
marroquí y me refiero a ¡más de 800 entidades!, aunque según
parece 300 de las mismas pudieran dejar oír su vez a través
de un delegado llegado de Oujda. Pero ni rastro de las dos
últimas federaciones creadas en noviembre y jaleadas a bombo
y platillo. Obviamente, silencio radio de los partidos
políticos abiertamente berberófonos, como el Movimiento
Popular) Y levanto acta pues me constan, del Rif al Medio
Atlas, las “sugerencias” de las siempre vigilantes
autoridades (el movimiento amazigh no deja de ser una bomba
de relojería) “aconsejando” no acudir al evento.
En colaboración con un puñado de asociaciones del Grand
Souss y sobre todo de la municipalidad de Tiznit, asisten el
evento delegaciones venidas de Libia, Túnez, Argelia, algún
representante de Europa e incluso al menos una pareja de
militantes canarios que aparecen a primera hora del sábado…
y se van, mientras desde las Islas el presidente de la
asociación Azar, Luis Falcón, disculpan su asistencia
“agradeciendo la invitación que nos ha hecho llegar el
Presidente Rachid Raha” (sic)
Por el contrario, desde Melilla hicieron un largo viaje dos
representantes de la revista “Melilla y la Cultura Amazigh”,
entre ellos su editor Ismael Driss, a fin de presentarla en
sociedad. Una 7ª Asamblea, ya digo, peculiar y dentro de un
orden, con una metodología y conclusiones a mi entender
bastante acotadas pues, por activa o pasiva y a buen
entendedor salud, lo que planea en el ambiente es una
peculiar OPA del hábil Reino de Marruecos (al fin y al cabo,
el Estado que pese a las conocidas limitaciones mantiene más
apertura frente al poliédrico hecho amazigh) no solo puertas
adentro, sino como modelo a seguir en la materia por otros
países e incluso para la disidencia tuareg de Mali, buena
parte de ella representada en la Asamblea.
¿Una amplia autonomía como respuesta a las seculares
reivindicaciones imazighen…? Esta sería la tesis del
presidente honorario de la Asamblea, Mimoun Charki, quien
desea para el Rif y otras regiones de Marruecos el mismo
modelo que para las Provincias del Sur, es decir gran parte
del Sáhara Occidental pendiente oficialmente de
descolonización. En ésta línea, el lema adoptado por la 7ª
AMA como banderín de enganche, además de sugerente da pie a
diferentes y controvertidas interpretaciones: “Manifiesto de
Tamazgha : por una confederación democrática, social y
transfronteriza basada sobre el derecho a la autonomía de
las regiones”. Es decir, el primer eslabón de una
internacionalización bereber que puede, a medio plazo,
socavar los límites de los actuales estados magrebíes fruto
de la descolonización, mientras tiende lazos con movimientos
paralelos entre los kurdos, tamiles y sijs por no hablar en
Europa, entre otros, de corsos, vascos y células
independentistas canarias.
En cualquier caso y como hace tres semanas les advertía
desde Annual, asistimos a la eclosión de una Internacional
Beréber aun en ciernes que intenta aglutinar un movimiento
étnico-cultural ambivalente y complejo, puesto que en el
mismo a la vez de latir diferentes concepciones ideológicas
(desde la laica dominante a la islamista, por no hablar de
contrapuestas visiones ante el espinoso tema de Israel) se
encuentra la dificultad que entraña para la comunidad
amazigh el hecho de vivir repartida bajo las fronteras de
diferentes estados, fronteras en buena parte heredadas de la
colonización, así como en la diáspora, en el seno de la
numerosa emigración repartida por el Viejo Continente. Solo
en los Países Bajos residen unas 400.000 personas de etnia y
cultura amazigh y aun más en España.
En cuanto al congreso en sí, moderado por mi estimado amigo
el profesor Mimoun Ckarki, presidente de honor de la
Asamblea Mundial Amazigh (AMA), fue presentado por la
presidente delegada para Marruecos y esposa de Rachid Raha,
Amina Ibnou-Cheik. Después de los habituales saludos de las
autoridades locales (alcalde de Tiznit y presidente del
Consejo Provincial) y de la diputada local Fátima Chahou,
del RNI, se dio paso a un informe de las delegaciones para,
posteriormente, abordar tres temas clave: si en cuanto a la
realidad marroquí, el caballo de batalla fue “El porvenir de
la lengua amazigh después de su constitucionalización”, las
otras dos ponencias de calado fueron “El porvenir de la
cuestión amazigh en Libia” y, llamativa, “La cuestión tuareg
en la actualidad de Azawad”, conferencia por cierto
inaugural presentada por Hamma Ag Mahmoud, presidente de la
sociedad civil de Azawad y ex ministro de Asuntos Exteriores
del Consejo Transitorio del Estado de Azawad (CTEA),
actualmente exiliado en Mauritania. Sin duda el plato fuerte
del evento, pues recordemos que el 9 de abril del año pasado
la Asamblea Mundial Amazigh (AMA) expresaba “su viva
felicitación y profunda alegría” por la unilateralmente
proclamada secesión del norte de Mali por el Movimiento
Nacional de Independencia de Azawad (MNLA), “un
acontecimiento histórico” que, siguiendo el hilo en el
tiempo, nos conduciría a otro histórico precedente, la
independentista República del Rif proclamada por Mohamed ben
Abdelkrim El Jatabi en 1923
Si antes señalaba por un lado la clamorosa ausencia del
entramado amazigh marroquí, debe advertirse por otro la
peculiar OPA que el hábil y siempre oportuno Reino de
Marruecos parece haber lanzado tanto de puertas adentro como
de afuera, fagocitando en cierta medida el disperso y
dividido movimiento amazigh: si por un lado abre
parcialmente la espita como siempre, al menos sobre el
papel, intentando adelantarse a los acontecimientos moviendo
fichas, la realidad posterior suele ser habitualmente “más
de lo mismo”: así, se alienta desde arriba la federación del
rico movimiento asociativo amazigh existente en el país
viendo la luz, precisamente en el pasado mes de noviembre,
dos entes diferentes en Rabat y Mequinés, se refuerza el
IRCAM (Instituto Real de Culturas Amazigh), la agencia
oficial MAP (Maghreb Arabe Presse) se apresura a poner en
marcha una sección de noticias en amazigh, mientras desde el
Parlamento una diputada plantea, con toda lógica, que a la
MAP se le quite el término “árabe”.
Porque mal que a algunos les pese la obtusa realidad es que,
insisto, el substrato étnico marroquí es sustancialmente
amazigh y ésta cultura, junto a la árabe, la judía y la
morisco-andalusí, vertebra el país. La realidad
histórico-cultural de Marruecos es poliédrica y plural y no
hay fundamentalismo que pueda con ello. Por ejemplo y como
este escribano del limes apuntó desde el primer momento, el
movimiento amazigh marroquí y sus seculares reivindicaciones
fue uno de los pivotes sobre los que descansó el fenómeno de
la mal llamada “Primavera Árabe”, incardinado en el
Movimiento del 20-F, así como sus logros plasmados en la
nueva Carta Magna que eleva a rango constituyente del país,
como no podía ser menos pues insisto forma parte del
substrato histórico y étnico del mismo, al hecho amazigh.
Seguiremos con ello. Visto.
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