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OPINIÓN - JUEVES, 19 DE DICIEMBRE DE 2013

 
OPINIÓN / MARCHAS MARIANAS

Lo que las imágenes esconden

Por Jacobo Díaz Portillo


Tengo la triste sensación que no todo el mundo de la Iglesia se alegra de la entrañable convivencia que tuvieron los jóvenes y los inmigrantes del CETI el pasado domingo durante la II MARCHA MARIANA DE LA SOLIDARIDAD. Al igual que el año pasado, dicho acto se realizó sin ningún tipo de apoyo del obispado de nuestra ciudad. Ni si quiera se anunció públicamente en las iglesias por los párrocos para informar y animar a sus feligreses.

Curiosamente, los carteles colocados en el Santuario desaparecieron al día siguiente, lo mismo que el año pasado. Incluso sospecho que -dada las circunstancias que luego describo- pudiera haber habido, incluso, un movimiento disuasorio hacia los posibles feligreses que tenían intención de asistir. Y eso que contábamos con colectivos sociales siempre necesitados de apoyo espiritual durante el adviento. No parecen que nuestros representantes episcopales estén muy interesados por este tipo de actos de solidaridad. Probablemente su desidia podría ser debida a dos motivos. El primero, su ausencia de protagonismo en este nuevo evento. Hay que recordar que nuestro obispado no había sido dueño ni de la idea, ni mucho menos de la imagen de la Virgen María que presidía el acto. El año pasado, sus jóvenes promotores, Cristian Cajal y su novia Estefanía, miembros de la ASOCIACIÓN JUVENIL COFRADE “JÓVENES COSTALEROS DE LA PAZ”, pidieron a nuestro señor vicario el apoyo oficial de la Iglesia a su acto. Según me contaron ellos, mantuvieron una afable y cordial reunión en su despacho. El prelado siempre mostró entusiasmo con la iniciativa juvenil, animándolos a seguir en ese camino, e incluso les llegó a decir que le encantaría asistir, pero que lo lamentaba porque en esa fecha esperaba la visita del obispo. Poco después, como de la noche a la mañana, parece que cambió radicalmente de actitud.

Señor vicario sabemos que usted le tiene mucho afecto y respeto a su antiguo monaguillo de Vejez. La pregunta es obvia ¿Fue usted asesorado por él sobre este tema? Sabemos que el párroco del valle interrogó a otros jóvenes sobre la naturaleza patrimonial de la imagen mariana que presidiría el acto. ¿Le informó este sacerdote de la naturaleza supuestamente “indigna” de la imagen que iba a procesionar en el evento? ¿Podría ser este el segundo motivo? Si eso fuese así, daría la sensación contextual, que el “maestro” ha sido superado por la maestría y los conocimiento del “discípulo”. Ahora, ambos, maestro y alumno, parece que están totalmente en contra de estos eventos públicos por el mero hecho de las características “legales” de la imagen de María.

Se da la curiosa circunstancia que este presbítero había bendecido en noviembre de 2009, en la parroquia del valle, la imagen de la Dolorosa de mi hijo, cuando este tenía 9 años. Esa misma Virgen que procesionó en varias ocasiones desde su iglesia del valle en los rosarios de la aurora de mayo y octubre del 2010, siempre por él presididos. Casualmente, es la misma imagen que participó en la I Marcha Mariana Juvenil del año pasado. ¿Cambió usted de actitud, señor vicario, cuando supuestamente fue informado de este “gran pecado” que iban a cometer los jóvenes? ¿Por ese motivo desapareció al día siguiente, el cartel anunciador que usted con entusiasmo había permitido a los jóvenes colocar en el tablón de anuncios del Santuario de África? Pues me consta que también desaparecieron otros carteles colocados por los jóvenes en los aledaños de la parroquia del valle.

De hecho el párroco de esta iglesia confesó a estos jóvenes que él mismo los había retirado, advirtiéndole con una “cara de pocos amigos” del grave error que supondría sacar a la calle una imagen de María ajena a la Iglesia ¿Por qué? ¿Tan aberrante le resulta a este señor una marcha mariana juvenil solidaria por el mero hecho de llevar una imagen particular de una familia cristiana que él mismo había bendecido en su parroquia? Cuando estos jóvenes me contaron lo sucedido, no podía salir de mi asombro. Me costaba imaginar, sin caer en la hilaridad, al cura arrancando los carteles, con nocturnidad y alevosía, al más puro estilo onírico, patético y extravagante de las películas de Federico Fellini. Si realmente lo hizo, supongo que su intención era impedir que sus feligreses se informarán del acto y acudieran al mismo. Y por otro lado, evitar a toda costa, este nuevo y temido, octavo PECADO CAPITAL, que sin duda podría hacer templar las columnas de los tempos de Roma. Lógicamente ninguno de los dos, discípulo y maestro, pudieron impedir el acto, pues este había sido organizado por una asociación juvenil constituida al amparo de la ley, y fuera del poder de la Iglesia. Son jóvenes pero no tontos.

La pregunta es ¿Por qué ese cambio de opinión? Nadie en la ciudad con los que he hablado del tema –que son muchos-, entiende esa postura, solo se limitan a mirar para otro lado. Todo menos yo, claro. Las imágenes de culto tanto públicas como particulares, propiedad de la iglesia, de las cofradías o de cualquier cristiano, tienen tal belleza, grandeza espiritual y unción religiosa que -hasta ahora- han resistido a todo: tendencias iconoclastas del medievo, desamortizaciones, gobiernos laicos, y al vandalismo de las repúblicas anticlericales. Por resistir, hasta han llegado a superar a los “ordinarios” del lugar y del momento, que ya es decir. Pero a veces esos ordinarios parece que dirigen sus posibles “frustraciones” contra las imágenes, con las que a veces parecen competir, y sobre las que puede llegar a florecer un incontrolable sentimiento que puede llegar a ser la imagen especular de la envidia.

Pueden ser que, en Ceuta, algunos no quieren aprender aún la enorme riqueza lingüística de nuestro magnífico idioma castellano, que diferencia claramente el verbo SER del ESTAR, ni tampoco dominan la correcta conjugación de los pronombres personales, llegando a decir que “SON” párrocos de “SU” parroquia, cuando en realidad solo “ESTÁN” de párrocos en “NUESTRA” parroquia. Pero aquí y ahora, esta conducta la estamos viendo con demasiada reiteración. No olvidemos los problemas del Medicinaceli, las reformas de San Francisco, y ahora esto, más de lo mismo. Es decir, cada uno «hace de su capa un sayo», y nunca pasa nada ¿No es cierto señor vicario? El problema está, en que esa capa que manipulan a su antojo y forma nunca es de su propiedad, sino de todos.

Aunque el presbítero de la parroquia del valle estrenó su ministerio sacerdotal en Ceuta durante el verano del 2009, no fue hasta mayo del 2011, y nunca antes, cuando este presbítero cambió brusca y misteriosamente de opinión, mostrando no solo su recelo a la entrada de imágenes particulares en el interior de las iglesias para ser bendecidas, sino además su tajante negativa a que formen parte de cualquier acto religioso, ni si quiera un simple rosario de la aurora o una marcha mariana juvenil. De nada ha servido el argumento de la ausencia de aquel momento, de imágenes marianas adecuadas para estos menesteres, como ocurría en la iglesia del valle, y en la ermita de San Antonio.

De nada ha servido recordarle por activa y por pasiva que no existe ninguna normativa vigente al respecto. Este tema lo he consultado con otros sacerdotes de la diócesis, e incluso con el antiguo vicario general de Cádiz, el Reverendo Padre Guillermo Domínguez Leonsegui, doctor en derecho canónico, que me ratificó lo que ya suponía, lo que antes me habían dicho sus compañeros: No existe en el Derecho Canónico nada legislado al respecto. No hay ningún tipo de normativa escrita de nuestro obispado que prohíba de forma expresa, directa o indirectamente, la realización de rosarios de la aurora u otros eventos religiosos similares con imágenes ajenas a la iglesia. Por tanto, si la ley de la Iglesia no ampara legalmente este modo de actuar ¿Por qué a este señor se le permite? «Donde la ley no distingue no puede distinguir el legislador». Su único argumento es que -ahora se han dado cuenta, y no antes- que estas imágenes, no son propiedad inventariable de la Iglesia.

Esta falta de objetividad y de criterio ha provocado un libertinaje en sus decisiones y actuaciones al respecto. Absurdo comportamiento que hace viva la famosa frase, que tanto molesta a nuestro señor vicario, «con la Iglesia hemos topado amigo Sancho», acuñada sabiamente por Cervantes en su famosa obra, cuya segunda parte pronto va a cumplir 400 años. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo desmedido por implantar y extender su tesis, y su posible poder mediático sobre otros sacerdotes, incluido el vicario, el presbítero del valle no ha conseguido todos sus objetivos.

Este señor no ha podido evitar que, el pasado jueves de 12 diciembre, fuese solemnemente bendecida, con todos los honores que marca el derecho canónico, una pequeña imagen de la Divina Pastora de esta joven pareja, que presidió la II marcha mariana. Preciosa ceremonia de bendición realizada según los clásicos rituales canónicos, y durante la misa de las 19 horas en la Parroquia de Santa Teresa. El sacerdote eventual de esa parroquia, el Padre Juan Carlos, haciendo caso omiso a esas absurdas “recomendaciones”, y actuando según le dictaba su corazón, bendijo públicamente la imagen en el altar principal del templo.

Sin duda alguna, todo un “gol por toda la escuadra de la portería” defendida por una absurda ortodoxia de la irracional intransigencia. La pregunta es obvia ¿Por qué tratan estos señores así a estas devociones? Si algunos católicos quieren que se bendigan sus imágenes de culto particulares en la casa de Dios y ante su Madre, ¿Qué mal hacen a nadie? ¿Dónde está ese inconfesable pecado por ellos esgrimido cuando una imagen de la Madre de Dios propiedad de una familia cristiana es cedida con el corazón para rezar todos juntos durante unas horas en un Rosario de la Aurora como se realizada en nuestra ciudad en muchas ocasiones desde el año 2006? ¿Porqué lo que hasta hace poco estaba permitido y bien visto por todos, resulta que ahora, de pronto, está mal y debe ser evitado a toda costa? ¿En qué apartado de derecho canónico se prohíbe? En octubre del 2010, el propio Consejo de Hermandades organizó y participó con este sacerdote en un rosario de la aurora juvenil presidido con esta imagen particular en la parroquia del Valle. Estos eventos también se realizaban en otras iglesias, con otras imágenes de feligreses, como en Villajovita y en la ermita de San Antonio. Incluso en la parroquia de Santa Teresa, durante la procesión del Corpus, salía portado por los más pequeños, un niño Jesús “el cardenalito”, imagen particular del padre David.

¿Por qué algunos ministros de la iglesia en Ceuta se han dejado “contaminar” por esta nueva “doctrina ortodoxa” propuesta y defendida por el sacerdote del valle? ¿Por corporativismo, por servilismo, por miedo o por hipocresía? ¿Por qué este señor muestra tal animadversión por las imágenes religiosas ajenas a la iglesia? ¿No percibe usted, señor vicario, que estos injustificables hechos y actitudes, no benefician a la imagen de la Iglesia en Ceuta que usted representa? ¿No entiende que si estos jóvenes organizadores de la marcha mariana, invierten sus escasos recursos, en una imagen de culto para compartir con los demás, mejora no solo su vida devocional, sino la de su entorno en todos los contextos? Señor vicario, aunque deje usted crecer esta ola iconoclasta en nuestra ciudad, hasta llegar a ser un devastador tsunami tropical de la espiritualidad popular, sigo pensando que todas las imágenes del mundo, públicas o privadas, me parecen pocas para rendir culto al hijo de Dios y a su Divina Madre.

Debe saber señor vicario, que fomentar el culto a las imágenes particulares en convivencia cristiana y solidaria, como ha caracterizado hasta ahora a las dos marchas mariana juveniles realizadas en los últimos años, y en los numerosos rosarios de la aurora juveniles realizados en el pasado más inmediato, no sólo populariza y extiende la religión católica, sobre todo en la juventud, sino que potencia la capacidad de compartir del que la posee, la convivencia cristiana con los más necesitados, nos ayuda a la auto-contención de nuestra dimensión de sombras, nos acompaña por los mejores caminos de la fe cuando la oración es realizada entre todos, y nos vuelve no solo más religiosos, sino fundamentalmente más humanos.

Creo que el párroco del valle, tiene ahora una oportunidad histórica para defender y argumentar racionalmente en los medios públicos su cambio de actitud y su nueva “doctrina”, mediante un artículo de respuesta al mío. ¿Será capaz de hacerlo? ¿O recurrirá al pusilánime silencio administrativo que caracteriza a la Iglesia? Es de suponer que, sus productivos años de estudios en el seminario de San Bartolomé de Cádiz, han sido suficientes para contestar, con razones y no con opiniones, a un humilde seglar como yo, ignorante de esos conocimientos teológicos tan profundos, y analfabeto en las leyes del derecho canónico que usted solo parece conocer. Que nos demuestre que esa docta sabiduría solo está reservada a los presbíteros como él. Solo espero que no le tiemble el pulso al escribir, ni le patinen las neuronas del raciocinio para justificar sus decisiones, siempre con razones derivadas de normas y leyes escritas, aprobadas por la Iglesia en contexto y forma. Tómeselo con un reto más en su campaña “discriminatoria” de las imágenes ajenas a la Iglesia, como una homilía más, pero no basada en los evangelios, sino en la legislación canónica que debe marcar la conducta y las decisiones de todos los ministros de la Iglesia. Suerte con la pluma Padre Cristóbal.
 

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