Un año más se ha vuelto a dar esta
cena, en las vísperas de las navidades y en la que unas 700
personas son invitadas por la Ciudad Autónoma de Ceuta o,
para ser más exactos, por el Departamento de Animación de
los Servicios Sociales Comunitarios.
Está bien que, desde este organismo de la Ciudad se acuerden
de los mayores que, en definitiva, son los que, a lo largo
de muchos años, con su esfuerzo, fueron los que levantaron
el país para que luego esa “casta política” que lo está
dirigiendo lo lleve por el camino que está yendo.
Sin embargo, lo que no sé muy bien, y no sé si habrá muchos
que lo sepan, es qué tipo de méritos debe haber contraído
una persona mayor para ser invitada a esa cena navideña o
prenavideña.
Y es que 700 personas, con ser muchas, no son ni el 10% de
las personas mayores de la Ceuta de hoy, con lo que habrá
habido algo donde agarrarse para elegir a unos y dejar sin
invitación a otros.
Es más, en ocasiones, también, hemos visto como este tipo de
invitaciones se llevaban a efecto, en los carnavales, y
tampoco he logrado que nadie me pudiera explicar el por qué
esos 700 sí y otros 700 no.
A pesar de que no es año de elecciones, y de que el próximo
tampoco lo será, me parece buena la idea de estas
invitaciones, para que no parezca que los políticos, no con
su propio dinero, sino con el de los organismos donde están,
se muestran generosos, sólo, cuando les conviene.
Naturalmente y como no podía ser de otra forma, en esta
ocasión, aunque ahora está menos por la calle que en otros
momentos, el presidente de la ciudad, Juan Vivas, estuvo
saludando a los mayores ceutíes, a los que ya, de paso, y
personalmente, les iba felicitando las fiestas.
Junto con el presidente y para que se vea quien es quien,
Adela Nieto, vicepresidenta primera de la Asamblea y la
consejera de Servicios Sociales, Rabea Mohamed, fueron
saludando a todos aquellos que habían sido invitados.
Hay una frase que se ha hecho proverbial, por un hecho
histórico, esta frase es:”París bien vale una misa” y creo
que partiendo de aquí, cuando los siglos han pasado y las
circunstancias son otras, más de uno de los mayores
invitados a “esta fiesta” podrán decir que “la fiesta bien
vale un voto”, para cuando llegue el momento de ir a las
urnas, y lo que ya me gusta menos es que esos votos, si un
día llegan, hayan sido logrados gracias al buen tino o al
tacto que alguien tuvo llevándose a unas personas mayores a
cenar al Parador de Turismo.
Dejando los votos de lado, preferible es esta atención para
con quienes están viendo congeladas sus pensiones, o
aumentadas con tres euros al mes, que haber dado u
organizado otro tipo de francachela para otros que lo
merecerían menos.
Estamos en época de crisis, mejor dicho, seguimos así. Desde
el Ayuntamiento las cuestiones económicas parece que no son
las mejores, pero siempre queda un apartado para este tipo
de fiestas que, como no podía ser de otra forma, se pagarán
a su debido tiempo. Es lo deseable.
Y usted que me está leyendo ahora y que ha pasado ya de los
65 años, que no ha sido invitado, no pierda la esperanza de
que, a lo mejor, el próximo año podrá ser usted el elegido.
Felicidades a todos.
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