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OPINIÓN - MARTES, 17 DE DICIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Cuando se acercan estas fiestas entrañables de la Navidad, vuelven a mi cerebro una cascada incontenible de recuerdo de mi niñez. Una niñez, donde a pesar de las circunstancias difíciles de aquella época fui tremendamente feliz, con lo poco que teníamos para subsistir.

Pero eso poco, esa gran dificultad de elementos básicos para aquellas familias que tenían que hacer verdaderos milagros para llegara a fin de mes, sólo hacía unirnos más y aplicar mejor que nunca la palabra solidaridad entre los pobres.

Esa palabra tan de moda hoy día pero que, en la realidad dicta mucho de llevarse a la práctica porque cada uno va a lo suyo sin preocuparse ni poco ni mucho, más bien nada, de los demás

Y no existe diferencia alguna entre hace musíos años y la época en la que estamos viviendo. Hemos retrocedido muchos años, en el tiempo, y lo que en aquella época se llamaba Auxilio Social, hoy sólo ha cambiado de nombre, simplemente se llama Caritas o Banco de alimentos. ¿En qué hemos avanzado?.

No es mí intención entrar en estas fiestas en política, tiempo tendremos de hacerlo porque, sin duda alguna, el pueblo español los “currantes” y los pensionistas tendremos que seguir dando “el callo” aportando nuestro escaso dinero para mantener a la enorme clase política, tenemos más políticos que otros países más desarrollados, aunque parezca mentira. Y lo peor de todo es que una gran mayoría de los llamados políticos son de una mediocridad que espanta.

Insisto, no quiero escribir, en estos momentos de política, pero la realidad que estamos viviendo me lleva a hacerlo. Así que vuelvo al inicio de mí escrito y vamos a contar parte de esos recuerdos que acuden a mí cerebro, de aquellas fiestas navideñas de mí niñez.

Recuerdo a mí padre, todo remangado, haciendo la masa en el lebrillo, para hacer los correspondientes borrachuelos, y como mí madre y nosotros le ayudábamos a cortarlos cuanto la masa estaba extendida sobre la mesa.

Aquello era como un rito, que aceleraba nuestros corazones de niños, a la espera de que fueran sacados de la sartén y preparar el sustituto de la miel, con agua y azúcar para echársela por encima a los borrachuelos, pode coger uno de ellos y levárnoslo a la boca. Sólo uno el resto habría que esperar al día 24, para comernos la parte correspondiente que había quedado, después de compartirlo con los vecinos que no tenían esos dulces pero que, a su vez, nos proporcionaban un buen trozo de pollo o un buen calado. Así se iban repartiendo entre los vecinos lo poco que cada uno podía aportar. Eso si que es solidaridad. Y es que entre los pobres, la solidaridad siempre ha existido

¿Existe hoy la solidaridad entre los que más tienen con los pobres?. No le den más vueltas, los solidaridad sólo existe entre los pobres. Observen quiénes han sido los que más han dado a los bancos de alimentos o los “mercadillos”. NI lo duden un solo momento, los que más hemos dado, hemos sido, los de siempre, los que menos tenemos. Los mismos que estamos pagando la crisis en España, los que menos tenemos y a quienes le suben más y más los impuestos. No te vengas pa España, Pepe. Ahora, no.
 

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