El delegado del Gobierno ha puesto
énfasis en un aspecto que no puede pasarnos desapercibido:
la permisividad de Ceuta en cuestión de ausencia de Visado
para los marroquíes de la provincia de Tetuán para su acceso
a nuestra ciudad y su equiparable consideración, a la Hoja
Verde que exige el vecino país para la circulación de
vehículos en su territorio y que, en el caso de los ceutíes,
es de una duración semestral. González Pérez dice que “sería
mucho mejor que la habilitación de la Hoja Verde fuera
intemporal” igual que para los marroquíes de la provincia de
Tetuán es innecesario el preceptivo Visado para acceder a
nuestras fronteras. De manera que si a ellos no se les exige
el Visado permanente, tampoco habría que exigirles a los
ceutíes la renovación semestral de un documento que les
autoriza a circular con vehículo por territorio marroquí o,
al menos, por la provincia de Tetuán, en justa
correspondencia y en aras al tácito sentimiento de buena
vecindad. Se pide una conducta equitativa.
Los despropósitos injustificables no son el mejor
salvoconducto para el entendimiento, cuando se hacen tantos
esfuerzos en materia de inmigración y en la prevención del
terrorismo. No se puede caer en incoherencias, ya que los
claroscuros no son beneficios para quienes han de pasar con
frecuencia por la frontera, ya que estos comportamientos no
contribuyen a la dinamización de pasos y trámites. Por ello,
se imponen unas pautas de conducta operativas, fluidas,
ágiles, que permitan un tránsito cómodo a los vecinos
fronterizos. No cabe olvidar en este punto el componente
social, comercial, y administrativo con los procedimientos
de justa correspondencia que son inherentes a las
situaciones que se plantean en uno y otro sentido
fronterizo.
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