El pasado viernes tuvo lugar la comida de Navidad de la Casa
de Ceuta en Cádiz. En esta ocasión se escogió un
establecimiento de rancia raigambre gaditana, situado al pie
de la playa de Cortadura y en el istmo que une Cádiz con San
Fernando el típico e histórico “Ventorrillo del Chato”
(1790). Allí se convocó al colectivo de socios que se
interesaron en participar en esta actividad de convivencia y
celebración de las ya próximas festividades que señalan el
paso de un año a otro así como la llegada del invierno
astronómico, todo ello envuelto por esa tradición cristiana
tan identitaria del ser europeo. El número de los
congregados pasó el medio centenar, quienes fueron llegando
al semisótano que ocupa el comedor de abajo del restaurante
que, como todo el local, está decorado con armas, uniformes
y otros elementos propios de la época de las guerras
napoleónicas, cuando este ventorrillo, que así se denomina
oficialmente, fue escenario de continuas actividades de
espionaje y contraespionaje propias de la guerra que
mantenía a la isla de León cercada por el ejército francés.
Restaurante de reconocido prestigio, su gastronomía no
defraudó y a los postres, el presidente Silverio de la Yeza
se dirigió a los presentes agradeciéndoles su asistencia y
fidelidad para con la Casa y deseándoles unas felices
fiestas. A su término, anunció la intervención del socio
Guillermo Portillo Scharfhausen, recientemente nombrado
gaditano de honor por el Ateneo de la capital por sus
méritos literarios, especialmente en el área de la poesía.
Portillo obsequió a los presentes con palabras alusivas al
escenario de la comida y con algunos de los versos que
conforman su extensa obra poética. Tras los brindis por
Ceuta y por Cádiz, se abandonó el comedor no sin antes
disparar unas instantáneas del grupo, saliendo seguidamente
al patio que antaño ocupaban las caballerías y los carruajes
de la época.
|