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OPINIÓN - SÁBADO, 14 DE DICIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La ruta de Belén
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Es la que parece que sigue una gran parte de la población, cuando llegan estas fechas, y muy especialmente el mundo estudiantil, que es lo que mejor tienen anotado, en su “libro de ruta”.

Los tiempos pasan y las costumbres siguen, por más que, en una sociedad como la de Ceuta, en la que conviven cuatro culturas, todo lo que apunte a ese Belén pudiera parecer que se iba degradando.

Afortunadamente, no es así, y lo que había hace cinco años era muy similar a lo que teníamos hace doce o hace veinticinco, para no extendernos más hacia atrás.

En la ruta del Belén, o en la de Belén, con todo lo que ha habido a lo largo del año, todavía no caben ni los “bárcenas” de turno, ni las excarcelaciones, por muy piadosas que se muestren, de aquellos que cualquiera de los muchos malos días que hubo, fueron capaces de asesinar, sin piedad, al que se les ponía por delante y dejaban a padres sin hijos, a hijos sin padres, así como a madres enlutadas para siempre y a viudas con unas pensiones, incluso, inferiores a las pagas que, ahora, reclaman ciertos asesinos, tras salir por la “puerta grande” y casi a hombros, como si hubieran hecho la faena de la temporada en Las Ventas.

El camino de Belén no nació para eso, y ni siquiera para tantos adornos, tantas lucecitas y tantas alegrías como tratan de permitirse algunos. Belén fue algo más sencillo, de lo que, más tarde, ciertas sociedades se han aprovechado, camuflando, incluso, las fechas para presentar algo que les conviene, y muy especialmente en los tiempos difíciles.

Y es que, hoy por hoy, cuando a lo largo de varias semanas aparecen tantas reuniones de “hermandad”, con cenas incluidas, lo que se está haciendo es disfrazar la situación y tapar las muchas necesidades que, ahora mismo, tienen los sectores más débiles de la sociedad.

Es cierto que, a la vista, se muestra agradable todo ese”lucerío” que engalana las calles y los establecimientos comerciales.

Pero la pregunta que pocos o nadie se hace es si desde Belén se pidió eso, o si, precisamente, se iba en contra de eso. Puestos a elegir, me quedo con esto último, con lo que todo lo anterior es una “costra” malévola que ha ido fabricando la propia sociedad, la nuestra, la que vivimos hoy y la que vivieron hace años nuestros antepasados.

Y ahora, precisamente, en los momentos de las vacas flacas, sería el momento en el que, por parte de los educadores, tendríamos que hacer ver a nuestros alumnos, en cuyas manos quedará la sociedad futura, que las apariencias de paz, felicidad y buen humor, no están en tanta lucecita, sino en saber vivir, en vivir y respirar a pleno pulmón, una sociedad más limpia, en la que el odio, las matanzas, la hipocresía y la corrupción están sobrando, porque todo eso no es lo que salió de Belén.

Cuando llegue a su fin la próxima semana y vayamos entrando de lleno en la semana de la Navidad, deberíamos dedicar, aunque tan sólo fueran tres minutos, a tratar de comprender lo que estamos viviendo y lo que hemos dejado de lado que sería interesante haber vivido de verdad.

Y es que, seamos más o menos creyentes, lo que no hay que poner en tela de juicio es que Cristo nació y, a lo largo de su vida, no fue ningún conformista, no se sometió a las normas que empequeñecían al hombre, vino por el hombre, vino a salvar al hombre y eso es lo que hizo que ni siquiera él se salvara de una muerte cruel.
 

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