Una vez más “El Pueblo de Ceuta” ha estado disponible y
puntual a primera hora de la mañana en todos los puntos de
venta a pesar del temporal de levante que azotó a la ciudad
en los últimos días. Una vez más, los suscriptores tuvieron
en sus manos su correspondiente ejemplar del diario en el
momento convenido, cuando el amanecer empieza y las noticias
todavía son tan frescas como la mañana.
No por mucho repetirse la situación, va a pasar
desapercibida, porque detrás de cada página de un periódico
hay anunciantes que pagan por y para que la información de
su empresa llegue a manos de miles de potenciales clientes
en el momento que deben y, cuando algo cuesta dinero, no
obtener la contraprestación esperada, duele.
La realidad es la que es y los temporales siguen azotándonos
fuertemente cada invierno sin bajar su intensidad ni un
ápice por el mero hecho de que ya haya habido muchos. El
azote del mal tiempo, amigos, no pasa sin pena ni gloria, no
se queda en nuestras costas, no. Se envalentona y sube
cuestas sin mucho esfuerzo, para colarse en las redacciones
de algunos periódicos y desmotivar tanto a sus trabajadores,
como a sus anunciantes. Ambos sabiendo que, al día
siguiente, si los periódicos llegan a los puntos de venta,
será tarde y arrugados por el meneo de un ferry que lo mismo
trae periódicos a deshora, que se lleva el dinero de las
inversiones empresariales al otro lado del Estrecho.
Cada nuevo temporal, es una nueva derrota. La derrota de
aquellos que no apuestan por su ciudad y dejan que la
inversión económica que tanto necesita Ceuta en estos duros
momentos, se diluya en el agua salada que nos separa de la
orilla de enfrente. Una orilla en la que esperan con los
brazos abiertos a los caballas que, con cara de tonto,
llegan con los bolsillos llenos de dinero público para
repartirlo, en este caso, entre los empresarios y
trabajadores de alguna rotativa como la que este periódico,
“El Pueblo de Ceuta”, trajo aquí, a esta ciudad, con un
esfuerzo empresarial y económico tan grande como esta tierra
se merece. Y, ¡cómo no!, detrás de cada derrota, hay siempre
una victoria, la del periódico “El Pueblo” que contra viento
y marea, nunca mejor dicho, sale cada día, madrugador,
puntual… sacando pecho. Cumplir con anunciantes y lectores,
pase lo que pase, permite andar erguido por el camino de las
cosas bien hechas.
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