Como el año anterior, ya ha dado comienzo la “Campaña de
Navidad 2.013”, con el objetivo de ayudar a los más
desfavorecidos, que en los momentos actuales son muchísimos.
Esta Cofradía de la Patrona, no puede permanecer ajena a
estas circunstancias, e inicia su segunda “Campaña”, bajo el
amparo de la “CARIDAD” para la recogida de alimentos, ropas,
juguetes y donativos, que haremos llegar a esas personas,
que carecen de lo más elemental. Esta ayuda pueden
depositarla ante el Altar Mayor del Santuario de Santa María
de África, y en presencia de nuestra Patrona, que le llenará
de amor.
Cuando hablamos de “Caridad y Solidaridad”, son dos términos
que parecen que hablan de lo mismo, pero no es cierto. La
“Caridad” la ejercitamos cuando nos hacemos partícipes y
solidarios de las situaciones de los demás: de ahí se deriva
la acción caritativa de la Iglesia en su conjunto: la
preocupación en todas sus circunstancias por los más
necesitados.
Desde que la humanidad fue reconocida como tal, ha habido
dos principales vertientes para ayudar a los más
desfavorecidos:
Una ha sido la “Caridad”, ejercida generalmente por las
religiones y en nuestro caso particular por la religión
Católica.
Y la otra la “Solidaridad”, ejercidas por hombres y grupos
que realmente quieren cambiar el mundo.
Por ello la “Solidaridad” a su vez, tiene que ver con la
justicia social. Ser solidarios, es ayudar en la medida de
nuestras posibilidades a los demás, de manera voluntaria y
sin pedir nada a cambio, dar la vida por los demás, luchar
por la justicia y por los más pobres como decía la Madre
Teresa de Calcuta.
CARIDAD: Esta palabra tiene en latín dos formas: “cháritas y
cáritas”. La primera con ch, induce a pensar en un origen
griego. El diccionario nos remite de todos modos a cáritas,
indicándonos que procede de careo, carere, carui, cariturus,
que significa carecer, estar privado de algo. Cáritas es,
por tanto, carestía, directamente relacionado con “carus”,
cara que es aquello de lo que se carece.
No es de extrañar que se quisiera forjar una palabra nueva
para una nuevísima virtud, la más genuinamente cristiana, la
caridad, que ahora preferimos traducir por amor. Hay que
decir que esta virtud iluminó e inundó con sus resplandores
el cristianismo. La caridad, ha dado lugar al humanismo en
el que vivimos, respiramos, y es lo que actualmente somos.
Fue ciertamente la “Caridad” la que obró el gran milagro en
cuya luz seguimos viviendo
Para el cristianismo, la caridad es una de las tres virtudes
teologales, junto a la Fe y la Esperanza. El cristiano ama a
Dios por Él mismo y a su prójimo por amor de Dios. La
caridad implica que el fin de todas las acciones es el amor.
A partir de este sentido, el concepto de caridad también se
utiliza para nombrar el “auxilio que se presta a los
necesitados.”
Una vez leído esto, uno entiende bien porqué la mayor
organización dedicada a la ayuda desinteresada al necesitado
eclesial se llama “Cáritas” y no Solidaritas. Uno entiende
con claridad que en el inicio y en el fundamento de un
término está la palabra AMOR. Mientras que la caridad
expresa el movimiento hacia el bien basado en el amor, sin
embargo la solidaridad nos habla de un deber moral que no
tiene porqué ir acompañado de cariño o afecto. Así nuestro
lema en la campaña de Navidad, está relacionado con la frase
de la Madre Teresa de Calcuta.
¡No importa cuanto das, sino cuanto amor pones cuando
das!
SOLIDARIDAD: Según el Diccionario de la Real Academia
Española indica que etimológicamente la palabra
“solidaridad”, viene del vocablo latino “solidus”.
Podemos decir, pues, que en su significado original y
académicamente riguroso la solidaridad es una relación
horizontal entre personas que constituyen un grupo, una
asociación o una comunidad, en la cual los participantes se
encuentran en condiciones de igualdad.
La solidaridad a su vez, tiene que ver con la justicia
social. Ser solidario, es ayudar en la medida de nuestras
posibilidades a los demás, de manera voluntaria y sin pedir
nada a cambio, dar la vida por los demás, luchar por la
justicia, y por los más pobres como decía la Madre Teresa de
Calcuta. Pues en el corazón se siente la gratificación de
ayuda al otro.
No obstante en el campo de la jurisprudencia se encuentra
atestiguado en El digesto o Pandectas de Justiniano, este
autor realiza una reforma del Derecho Romano recopilando
todas las leyes en vigor.
Durante la Edad Media los juristas reavivan el término y los
intelectuales lo utilizan durante el siglo XVII en Francia,
unido siempre al léxico de la jurisprudencia: Solidaridad”
solidariamente”.
Hay que constatar que esta vez no se populariza hasta el
siglo XVIII en Francia. En un principio el sinónimo
utilizado era el de “caridad” entendido como una virtud
Teologal; cualidad inherente al hombre, que comprendía el
amor a Dios y al prójimo, mediante la limosna o el socorro,
al servicio de los pobres o enfermos.
Más tarde, Pierre Lerroux (1.797 – 1.871), parece ser el
primero en emplear esta palabra: “Yo lo he tomado, en el
Gréve de Samárez, de los legistas para introducirlo en la
Filosofía, o mejor dicho, en la religión. Su idea fue
reemplazar la caridad del cristianismo por la solidaridad
humana, fundándose en razones que sólo pueden convencer a un
positivista y que él mismo expuso en su libro “De L`Humanité”
De hecho en Francia, pronto se extendió el movimiento del
“Solidarismo”, en la mitad del Siglo XIX
Ahora bien, este término de la solidaridad no llega a España
hasta mediados del siglo XIX, el primer Diccionario General
etimológico de la Lengua Española de R. Barcia (1.882), ya
recopila los términos solidaridad/ solidariedad,
solidario/a, solidariamente. Y es al principio del siglo XX
cuando surgen algunos movimientos reivindicativos sobre todo
de los obreros. Pasando después a la Filosofía Social y al
campo teológico. Las Encíclicas de la Doctrina Social de la
Iglesia la divulgaron por el campo teológico; en los años
sesenta, la asumen las organizaciones no gubernamentales de
carácter religioso, adquiriendo un mayor auge en la década
de los ochenta.
De tal suerte que la “Solidaridad” equivale a la conjunción
de esfuerzos humanos que concurren a un fin, político,
económico, social, jurídico y religioso propiamente dicho.
En el orden religioso destaca la ingente labor realizada por
la Iglesia Católica a través de las diversas instituciones
como, Cáritas Manos Unidas etc. Las labores realizadas por
los “misioneros” en los países más pobres, las religiosas en
los centros de acogidas para los indigentes, inmigrantes,
las residencias para los enfermos y ancianos. Etc.
Y finalmente después del Concilio Vaticano II, las
Encíclicas Papales adoptan la expresión “Solidarietas”, con
el significado de la “Solidaridad”. A lo largo de la
Doctrina Social de la Iglesia se hace patente esta voz desde
la Encíclica “Pacem in Terris de Juan XXIII (1.963), en
donde se reflexiona sobre las cuatros virtudes de las
relaciones internacionales: verdad, justicia, solidaridad y
libertad.
Desde aquí os invitamos a que seamos más personas, más
justos, y equitativos.
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