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OPINIÓN - VIERNES, 13 DE DICIEMBRE DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

La Cofradía de África inicia sus campañas navideñas

Por Cofradía de Santa María de África Coronada


Como el año anterior, ya ha dado comienzo la “Campaña de Navidad 2.013”, con el objetivo de ayudar a los más desfavorecidos, que en los momentos actuales son muchísimos.

Esta Cofradía de la Patrona, no puede permanecer ajena a estas circunstancias, e inicia su segunda “Campaña”, bajo el amparo de la “CARIDAD” para la recogida de alimentos, ropas, juguetes y donativos, que haremos llegar a esas personas, que carecen de lo más elemental. Esta ayuda pueden depositarla ante el Altar Mayor del Santuario de Santa María de África, y en presencia de nuestra Patrona, que le llenará de amor.

Cuando hablamos de “Caridad y Solidaridad”, son dos términos que parecen que hablan de lo mismo, pero no es cierto. La “Caridad” la ejercitamos cuando nos hacemos partícipes y solidarios de las situaciones de los demás: de ahí se deriva la acción caritativa de la Iglesia en su conjunto: la preocupación en todas sus circunstancias por los más necesitados.

Desde que la humanidad fue reconocida como tal, ha habido dos principales vertientes para ayudar a los más desfavorecidos:

Una ha sido la “Caridad”, ejercida generalmente por las religiones y en nuestro caso particular por la religión Católica.

Y la otra la “Solidaridad”, ejercidas por hombres y grupos que realmente quieren cambiar el mundo.

Por ello la “Solidaridad” a su vez, tiene que ver con la justicia social. Ser solidarios, es ayudar en la medida de nuestras posibilidades a los demás, de manera voluntaria y sin pedir nada a cambio, dar la vida por los demás, luchar por la justicia y por los más pobres como decía la Madre Teresa de Calcuta.

CARIDAD: Esta palabra tiene en latín dos formas: “cháritas y cáritas”. La primera con ch, induce a pensar en un origen griego. El diccionario nos remite de todos modos a cáritas, indicándonos que procede de careo, carere, carui, cariturus, que significa carecer, estar privado de algo. Cáritas es, por tanto, carestía, directamente relacionado con “carus”, cara que es aquello de lo que se carece.

No es de extrañar que se quisiera forjar una palabra nueva para una nuevísima virtud, la más genuinamente cristiana, la caridad, que ahora preferimos traducir por amor. Hay que decir que esta virtud iluminó e inundó con sus resplandores el cristianismo. La caridad, ha dado lugar al humanismo en el que vivimos, respiramos, y es lo que actualmente somos. Fue ciertamente la “Caridad” la que obró el gran milagro en cuya luz seguimos viviendo

Para el cristianismo, la caridad es una de las tres virtudes teologales, junto a la Fe y la Esperanza. El cristiano ama a Dios por Él mismo y a su prójimo por amor de Dios. La caridad implica que el fin de todas las acciones es el amor. A partir de este sentido, el concepto de caridad también se utiliza para nombrar el “auxilio que se presta a los necesitados.”

Una vez leído esto, uno entiende bien porqué la mayor organización dedicada a la ayuda desinteresada al necesitado eclesial se llama “Cáritas” y no Solidaritas. Uno entiende con claridad que en el inicio y en el fundamento de un término está la palabra AMOR. Mientras que la caridad expresa el movimiento hacia el bien basado en el amor, sin embargo la solidaridad nos habla de un deber moral que no tiene porqué ir acompañado de cariño o afecto. Así nuestro lema en la campaña de Navidad, está relacionado con la frase de la Madre Teresa de Calcuta.

¡No importa cuanto das, sino cuanto amor pones cuando das!

SOLIDARIDAD: Según el Diccionario de la Real Academia Española indica que etimológicamente la palabra “solidaridad”, viene del vocablo latino “solidus”. Podemos decir, pues, que en su significado original y académicamente riguroso la solidaridad es una relación horizontal entre personas que constituyen un grupo, una asociación o una comunidad, en la cual los participantes se encuentran en condiciones de igualdad.

La solidaridad a su vez, tiene que ver con la justicia social. Ser solidario, es ayudar en la medida de nuestras posibilidades a los demás, de manera voluntaria y sin pedir nada a cambio, dar la vida por los demás, luchar por la justicia, y por los más pobres como decía la Madre Teresa de Calcuta. Pues en el corazón se siente la gratificación de ayuda al otro.

No obstante en el campo de la jurisprudencia se encuentra atestiguado en El digesto o Pandectas de Justiniano, este autor realiza una reforma del Derecho Romano recopilando todas las leyes en vigor.

Durante la Edad Media los juristas reavivan el término y los intelectuales lo utilizan durante el siglo XVII en Francia, unido siempre al léxico de la jurisprudencia: Solidaridad” solidariamente”.

Hay que constatar que esta vez no se populariza hasta el siglo XVIII en Francia. En un principio el sinónimo utilizado era el de “caridad” entendido como una virtud Teologal; cualidad inherente al hombre, que comprendía el amor a Dios y al prójimo, mediante la limosna o el socorro, al servicio de los pobres o enfermos.

Más tarde, Pierre Lerroux (1.797 – 1.871), parece ser el primero en emplear esta palabra: “Yo lo he tomado, en el Gréve de Samárez, de los legistas para introducirlo en la Filosofía, o mejor dicho, en la religión. Su idea fue reemplazar la caridad del cristianismo por la solidaridad humana, fundándose en razones que sólo pueden convencer a un positivista y que él mismo expuso en su libro “De L`Humanité”

De hecho en Francia, pronto se extendió el movimiento del “Solidarismo”, en la mitad del Siglo XIX

Ahora bien, este término de la solidaridad no llega a España hasta mediados del siglo XIX, el primer Diccionario General etimológico de la Lengua Española de R. Barcia (1.882), ya recopila los términos solidaridad/ solidariedad, solidario/a, solidariamente. Y es al principio del siglo XX cuando surgen algunos movimientos reivindicativos sobre todo de los obreros. Pasando después a la Filosofía Social y al campo teológico. Las Encíclicas de la Doctrina Social de la Iglesia la divulgaron por el campo teológico; en los años sesenta, la asumen las organizaciones no gubernamentales de carácter religioso, adquiriendo un mayor auge en la década de los ochenta.

De tal suerte que la “Solidaridad” equivale a la conjunción de esfuerzos humanos que concurren a un fin, político, económico, social, jurídico y religioso propiamente dicho.

En el orden religioso destaca la ingente labor realizada por la Iglesia Católica a través de las diversas instituciones como, Cáritas Manos Unidas etc. Las labores realizadas por los “misioneros” en los países más pobres, las religiosas en los centros de acogidas para los indigentes, inmigrantes, las residencias para los enfermos y ancianos. Etc.

Y finalmente después del Concilio Vaticano II, las Encíclicas Papales adoptan la expresión “Solidarietas”, con el significado de la “Solidaridad”. A lo largo de la Doctrina Social de la Iglesia se hace patente esta voz desde la Encíclica “Pacem in Terris de Juan XXIII (1.963), en donde se reflexiona sobre las cuatros virtudes de las relaciones internacionales: verdad, justicia, solidaridad y libertad.

Desde aquí os invitamos a que seamos más personas, más justos, y equitativos.
 

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