E l servicios de la limpieza viaría parece abocado, si el
entendimiento con el Comité de Empresa no se produce, a una
posible huelga en plena Navidad. La exigencia por parte de
los representantes sindicales de cobertura de las
jubilaciones, asunto no recogido en el pliego de
condiciones, parece un punto de desencuentro tan claro como
el hecho de poder mantener un convenio en la actual
situación económica, no ya nacional o local, sino de la
propia adjudicataria del servicio Trace, con unos dos
millones de euros anuales menos de los que percibía Urbaser
en el contrato precedente. Un asunto al que no han de ser
ajenos los trabajadores, ya que una situación límite a los
primeros que perjudicaría sería a ellos mismos, de cara al
mantenimiento de los puestos de trabajo y a su propia
estabilidad laboral.
Entendiendo las lógicas y legítimas aspiraciones de los
trabajadores, igualmente ha de entenderse la posición de la
empresa, a quien se exige una cobertura similar a Urbaser y
un esfuerzo econónico imposible con una dotación
sensiblemente inferior a la anterior adjudicataria de la
limpieza. Sobre todo en una coyuntura económica en la que
los trabajadores de la limpieza, no han sufrido merma en sus
sueldos, como otros sectores no ya del ámbito público sino
de empresas privadas que han atravesado la difícil situación
económica con muchísima precariedad y sufrimiento.
Lo que no es tan entendible es la actitud de Gobierno de
Vivas, verdadero responsable del conflicto actual, tan
preocupado por obras faraónicas y tan despreocupado en
mediar para evitar que un servicio público esencial se viera
amenazado en un período festivo, igualmente estratégico para
el consumo y el comercio. Aunque al parecer siempre nos
quedará OBIMACE, aunque sea ‘camuflado’.
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