En esta ocasión el propio término
es más que dudoso, por cuanto no ha quedado, en medio de los
festivos, ningún día hábil, pero las fiestas han caído de
tal forma que de jueves a martes ha habido un parón mucho
más largo de lo que, en estos tiempos, sería necesario.
Y es que aquí, en nuestro país, el mes de diciembre, en
cuanto al trabajo, parece un mes sagrado, es un mes
demasiado corto, un mes en el que, por unas fiestas
convencionales recientes, y por otras fiestas que,
culturalmente, existieron siempre, más de la mitad del mes,
ni siquiera aquellos que, todavía, tienen donde poder
trabajar, pueden realizar ese trabajo.
Y de Ceuta, en casos como éste, se podría decir todo o casi
todo, por cuanto una gran parte de los ceutíes, en cuanto se
presenta la ocasión, tienen el “tirón” para el otro lado de
la frontera o para la otra parte del estrecho, con lo que
conlleva luego el regreso, especialmente, a la hora de coger
el barco, como ayer mismo sucedió a docenas y docenas de
desplazados a la península, que pasaron las de Caín para
regresar, a la hora que habían programado.
De momento, ahora, durante dos semanas, tranquilidad y, es
de suponer, que todos los días y a todas las horas marcadas
el que tenga que ir a comprar se encontrará con los
establecimientos abiertos, todos, no como durante este
prolongado fin de semana, en el que, unos de los
establecimientos, queriendo prestar sus servicios a los
pocos clientes que quedaban aquí, abrieron incluso el
domingo. Otros sólo abrieron parte del sábado y la mayor
parte, por aquello de que “no es rentable” tuvieron cerrados
sus establecimientos los cuatro días, banca incluida, que ya
es decir.
Los más optimistas y que no suelen poner pegas a nada,
consideran que, al final, se compra lo que haya que comprar
para las fiestas venideras, aunque haya algún día que se
haya cerrado de más. La mayor parte, sin embargo, vuelve
sobre sus pasos y dice que “para qué tanta publicidad de
Ceuta ciudad de compras si los días que se podría haber
comprado mejor los establecimientos estuvieron cerrados”.
Está claro que no siempre llueve a gusto de todos, y muy
cierto es este dicho.
Lo más útil de estos largos puentes, o estos varios días
seguidos de fiesta, es que con ellos nos vamos dando cuenta
de que esto, también, trae los atascos que se volverán a dar
las próximas semanas, desde aquí, desde Ceuta, con los
desplazamientos en el barco que no podrás coger el que tú
hayas programado, sino que tendrás que coger aquel que tenga
plaza disponible, y quienes tengamos que ir, además, de
viaje por la península, ya nos tendremos que ir
acostumbrando a esas colas, casi interminables, en las
cercanías de las grandes ciudades, sean Sevilla, Madrid,
Barcelona, Valencia o ..., donde menos lo esperemos.
Eso es cierto, como cierto es, también, que en cualquiera de
las grandes ciudades que he citado, y muy especialmente en
Madrid, podremos comprar todos los días y a la hora que
mejor nos venga.
De todos modos, “el puente” ha quedado atrás, las Navidades,
aún, no han llegado, por lo que en lo que tenemos que pensar
ahora es en que “hoy es día de cole”, que dirán los más
pequeños y debemos secundar los que ya hemos pasado de la
niñez y, también, de la juventud. Luego lo que vaya llegando
ya lo iremos aceptando, como mejor podamos.
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