La reorganización del sector
público con las numerosas fusiones de sociedades municipales
en organismos autónomos, aparte de salvaguardar el empleo
estructural, término acuñado en repetidas ocasiones por Juan
Vivas, ha provocado tal complejidad de convenios colectivos
dispersos y variados al mantener las condiciones salariales,
contractuales y laborales de los más de 800 empleados
públicos, que conduce inexorablemente, a la necesidad de
confeccionar un Convenio Unico, conforme vayan venciendo en
su vigencia los diferentes Convenios, para evitar un
galimatías de órdago a lo grande, en una especie de Torre de
Babel en la Administración local, donde pueden darse tres
convenios diferentes en organismos autónomos con variadas
estructuras salariales.
El procedimiento da la sensación que se ha hecho a la
trágala, de prisa y corriendo, por imperativo de fechas, ya
que para el 1 de enero, había de estar concluida esta
supuesta reordenación del sector público local. Una
“operación” que aún ha de ser perfilada, a la vista que
cuenta con no pocas aristas y numerosas variantes que
convierten este reajuste en un verdadero desbarajuste y en
un conglomerado que más bien parece un puzzle que una
fusión. De ahí que digamos que esta situación pondrá a
prueba la capacidad de gestión de Recursos Humanos del
Gobierno de Juan Vivas, con una Relación de Puestos de
Trabajo que a través de los años es una asignatura pendiente
y, a lo que parece, con pocos visos de resolverse.
No lo tienen fácil quienes han de ordenar la situación, en
tanto no se unifiquen convenios colectivos, categorías
profesionales, estructuras salariales, derechos contraídos y
estatus individual.
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