El 29 de septiembre de 2005 la ciudad autónoma vivía un día
triste. Un asalto en la frontera del Tarajal dejaba cinco
inmigrantes muertos y más de 100 heridos en una madrugada
que no se ha olvidado. Uno de sus testigos, un funcionario
del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS)
ha hablado con este diario para explicar cómo vivió su
equipo el rescate de las personas que quedaron atrapadas
entre ‘dos mundos’.
“Me acuerdo de cuando nos llamaron y nos informaron de que
se había producido un asalto en la valla y se había quedado
una persona enganchada, con lo que había que sacarla de la
alambrada”, explica este bombero. “Lo que recuerdo es que
cuando llegamos a la zona, había muchísimos inmigrantes
sangrando y tumbados, ya que la Policía los había colocado
al lado de la valla”, relata emocionado, para agregar que
algunos de ellos “tenían unas heridas tremendas por los
cortes producidos por la alambrada”. “Había una persona
muerta, entre una valla y la otra, y otra persona que estaba
colgada”, recuerda el funcionario. Además de estos dos
fallecidos, había otros tres en zona marroquí. “Recuerdo que
las muertes habían sido por impacto de bala e incluso se
echaban las culpas entre la Guardia Civil y la Policía
Marroquí”.
Pero el trabajo de los bomberos se centró en auxiliar a los
atrapados. “Tenía uno o dos impactos de bala y estaba
enganchado en la alambrada”, comenta, para explicar que su
equipo tuvo que cortar un tramo de alambre para bajarle. Los
funcionarios del SEIS esperaron a la llegada del forense
para que declarara la muerte de esta persona. “Eso fue lo
que vimos”, destaca.
Sin embargo, este bombero asegura que “es evidente” el daño
de este tipo de alambrada que está tanto en las fronteras de
Ceuta como Melilla -con las conocidas como concertinas-.
“Son unas cuchillas tremendas y en el momento en que estas
personas intentan pasar...”, lamenta. El funcionario
recuerda además que muchos iban con guantes o incluso ponían
mantas o varias cazadoras. “El que se quedaba enganchado y
trataba de tirar, se llevaba cada corte tremendo”, incide.
Este profesional de las emergencias no sólo ha vivido este
triste episodio en la ciudad autónoma, sino que, estando
durante diez años en el Parque de Bomberos de Melilla, ha
habido “varias veces” que ha tenido que “rescatar a gente
que se había caído por un acantilado por el que trataban de
pasar”. Y es que, había algunos que intentaban entrar por
las vallas y otros lo hacían “cruzando, pasando por un
acantilado y muchos se caían y se quedaban a la mitad; había
que rescatarlos y sacarlos de ahí, algunos heridos, otros
fallecidos”, cuenta.
“Es una pena que fallezca una persona en estas condiciones y
después haya que rescatarlo”, destaca. En relación a la
necesidad de la ubicación de las cuchillas en la valla, este
funcionario comenta que el tema es “delicado; no se trata de
entrar en ninguna valoración política”. Y es que, “si no se
ponen medios para disuadir a las personas de que entren,
imaginemos; pero es un problema a nivel europeo y no sé qué
medidas se podrían adoptar para quitar este tipo de cosas”.
A pesar de ello, añade: “¿Qué hacemos? ¿No ponemos nada? ¿O
habría que poner otros medios? Es complicado”. También
considera que los inmigrantes, “se ponga lo que se ponga,
van a intentar de todas las maneras entrar, aunque sí es
verdad que si pones un medio que haga tanto daño, entrará
menos gente, y el que lo intente, sufrirá estas
consecuencias”, finaliza.
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“Llegar y encontrarse tanta gente y los cortes que tenían,
impresiona”
Una dotación de ocho bomberos del
Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS),
vivieron una experiencia ‘límite’ cuando, de madrugada,
fueron informados de que se había producido un asalto a la
valla. Septiembre de 2005 registró uno de los mayores
asaltos que se habían producido hasta el momento en la
frontera del Tarajal.
“Llegar allí y encontrarse tanta gente y sangre por todos
los lados y los cortes que tenían, impresiona”, relata uno
de los miembros del servicio que estuvieron allí y que
vieron a “muchísimos” inmigrantes tumbados en el suelo
sangrando. Y es que, se produjo un intento masivo de entrada
de entre 500 y 600 personas.
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