Bankia informó a mediados de noviembre que ha concluido el
proceso de cierre de oficinas, nueve meses después de
iniciarlo y con dos años de antelación sobre lo previsto en
el Plan de Reestructuración. Y en este tiempo no se ha
llevado a cabo la clausura de ninguna de las cinco
sucursales que la entidad tiene en la ciudad. Aunque en
enero se barajó la posibilidad de que cerraran sus puertas
hasta tres de las cinco oficinas, finalmente se ha apostado
por mantenerlas activas. El presidente de la entidad, José
Ignacio Goirigolzarri, calificó el proceso como “un hito
extraordinario y sin paragón en el sistema financiero
europeo, ni por la magnitud del mismo ni por la celeridad en
la que ha sido implementado”.
El presidente de Bankia explicó que las zonas que primero
culminaron el proceso de reestructuración están registrando
una recuperación de la actividad “muy sobresaliente”, según
informaba una nota de prensa de la entidad. Por otro lado,
Goirigolzarri destacó las principales claves para Bankia:
“un buen gobierno corporativo, en los hechos y no sólo en
las declaraciones, es clave para la sostenibilidad de un
proyecto que aspira a ser excelente. Y si lo anterior es
cierto en cualquier empresa, lo era –y lo es- especialmente
en Bankia”.
La relación con los clientes es otra de las prioridades que
señaló Goirigolzarri en su discurso. “Queremos volver a
centrarnos absolutamente en nuestros clientes, porque
gracias a ellos tenemos un trabajo. Además de asentar
nuestra nueva red de oficinas, estamos desarrollando un
catálogo de productos competitivos, sencillos y muy
transparentes”.
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