Parece que fue ayer, pero hoy hace
35 años la España que habíamos vivido hasta entonces dio un
giro de 180 grados.
Recuerdo que yo acababa de llegar a Ceuta y que la Ceuta de
aquellos momentos, todavía, sentía ciertos reparos en
quererse refugiar en lo que sería el paraguas posterior.
Había muchas dudas, nadie tenía muy claro que los rescoldos
que aún quedaban del pasado no se volvieran a reanimar, con
lo que muchos tenían, de corazón, unos sentimientos, aunque
por sus actuaciones fueran contrarios a eso.
Aquí, como en todas partes, había una confianza limitada en
lo que se podría ver en el futuro, si es que tiraba para
adelante la España de la nueva Constitución, dejando
aparcados, tal vez, para siempre los Principios del
Movimiento.
El día de las votaciones apareció lluvioso, bastante oscuro
y esto, afortunadamente, no era, no ha sido un presagio de
lo que vendría más tarde para nuestro país.
Quienes conocimos aquellos días, sentimos la añoranza de no
poder vivir, de nuevo, la ilusión que entonces se respiraba.
Y es que, porque entonces la casta política no era una
profesión, como lo es ahora, todos, desde las corrientes de
izquierdas y de derechas, todas las corrientes civilizadas,
de las otras no quiero hablar, se pusieron de acuerdo,
posiblemente llegaron a más acuerdos de los que ellos mismos
hubieran deseado, aunque, según decía Alfonso Guerra, hace
un par de días:”los nacionalismos no fueron todo lo sinceros
que aparentaban”.
Los demás operaron con sinceridad y gallardía, desde la UCD,
en el poder, hasta AP por la derecha o el PC por la
izquierda.
Y era difícil, porque en aquellas fechas las siglas
políticas eran tantas que muchas de ellas podían confundirse
o automezclarse en sus apreciaciones.
Aún así, todos colaboraron, muy bien el PSOE, con peso
específico de verdad, muy bien la UCD, aun sabiendo que no
era un partido, sino una amalgama de tendencias que hacían
más la guerra dentro de su propia casa, que cara al
exterior.
AP también estuvo ahí, aunque en aquella época, por eso de
que “olía” a lo anterior, muchos que habían vivido como el
mismísimo Dios con el sistema anterior, ahora se habían
puesto el pantalón gris para poderlo utilizar con cualquier
tipo de chaqueta. Y hablando de comportamientos, también hay
que alabar al PC de entonces, que distaba mucho del
radicalismo con el que ahora mismo tratan de actuar ciertos
grupúsculos que se desgajaron de él.
La lluvia de aquel seis de diciembre de 1978 no frenó a la
gente a la hora de ir a votar, ya por segunda vez, tras
haberse quedado atrás el régimen anterior. Y la Constitución
se aprobó para que fuera sancionada días después por el
propio Rey.
Desde entonces ha habido de todo, intento de golpe de estado
o golpe de estado frustrado, alternancia de partidos
políticos, en el poder, desde UCD, PSOE, PP, políticos que
se han hecho profesionales para así vivir, y de verdad, de
la política, sindicatos que quieren dominar más que les toca
... . Todo ello llevadero, pero lo que no se acaba de llevar
bien es el intento de ruptura del país que sólo la
Constitución puede frenar. Todo lo demás, ya se sabe, sin
que la Constitución se haya podido “enterar”, con muchos
criminales sueltos otra vez. Una tara que esperemos que no
descomponga lo que hoy tenemos.
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