Buenos días, Ceuta.
Hoy vamos a opinar, es un suponer eso de ‘vamos’, sobre la
llamada Ley de Seguridad Ciudadana, o Ley Fernández, que
personalmente rebautizo como Ley para la Seguridad Defensiva
de los Políticos, o Ley del PP.
Es una Ley que está ideada para la indefensión de los
ciudadanos.
Es una Ley que contraviene la Constitución en muchos
conceptos.
Es una Ley que coarta la libertad de expresión y de opinión.
Es una Ley, en definitiva, destructiva y restrictiva de
derechos y que parece ser el estandarte del terror de los
ciudadanos.
Las multas que contempla, aunque algunas hayan sido
modificadas o rebajadas, demuestran que es una Ley
tremendamente injusta a la vez que sumamente beneficiosa
para los defensores de la opresión y de la represión pura y
dura.
Se nota, denodadamente, que estamos en un país donde dominan
las formas más cercanas a las de otros tiempos con el
dominio absoluto sobre los derechos de los ciudadanos.
Es una Ley que no cuadra con la verdadera democracia que se
pretende ofrecer a la ciudadanía.
Me recuerda a aquel Fuero de los Españoles y las
suspensiones de algunos de sus artículos por la autoridad
competente de aquellos tiempos.
Dudo que los jueces, sobre todo los constitucionales,
admitan los posibles cargos contra los ciudadanos si nos
basamos en la propia Constitución y en la más pura lógica de
la Justicia, aunque en realidad no le corresponderán a ellos
decidir sobre el tema ya que la propia Administración se
encargará de aplicar esta Ley.
Si así no fuera, tendría que afirmar que son jueces afines a
determinado partido político, o sea que serán juicios
políticos más que otra cosa, pero lo más impresentable de
esta Ley es que la palabra de cualquier policía vale más que
cualquier otra, aunque mienta descaradamente o no.
Para terminar no puedo menos que opinar que esta Ley de
Seguridad pretende convertir a todos los ciudadanos en
delincuentes, nada más ni nada menos.
Tal como estamos, lo de las vallas de Ceuta y Melilla
resulta una premonición apocalíptica.
Más aún cuando un ‘cachorro’ del PP, miembro de Nuevas
Generaciones, propone electrificarlas.
En este caso propongo que a ese jovenzuelo con esa
ideología, lo internen en un campo de concentración de
inmigrantes (CETI) y que trabaje como colaborador del mismo,
así valoraría la vida de otra forma.
Por otra parte, la salida del responsable de las vallas, el
ministro de Interior, afirma que si queremos quitarlas habrá
que cerrar las empresas productoras de las concertinas…
¡hombre!, ya que estamos así ¿Porqué no cerramos las
empresas productoras de tabaco y los estancos?
Claro que no, producen muy buenos dividendos estas
tabacaleras, lo mismo que las autopistas cuando están
ocupadas… por eso pretende aumentar el límite de velocidad
en algunos tramos: para atraer a los locos del volante.
En verdad estamos asistiendo al desastre más desastroso de
un Estado de Derecho, derecho propiedad del partido que nos
Gobierna, a juzgar por las directrices que asumen.
Mientras que delincuentes que cumplen condena salen a la
calle, gracias a la derogación del Parot ese, otros
delincuentes encuentra una bicoca en los juzgados y en los
fiscales: ambos actúan más como abogados defensores que…,
dejémoslo así.
En fin, la vida sigue y yo también.
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