El pasado sabado bajé al Poblado y
ante un frío del carajo, opté por salir a dar una vuelta y
mientras tenía a Blanquita en mi regazo...Y sus ronquidos me
invitaban a quedarme en el sofá , me dije no Javier vamos a
bajar a ver el awanin dancing y quitarme un poco el óxido de
todos los achaques de la semana.
-Afeitarse y ducharse a la una de la madrugada, como que
toca un poco los huevos y ponerte maqueado y enchufarte la
marcha antes de bajar, como que si vas en plan vampiro y no
tienes ya esos amigos que te adoraban de antaño ya hay que
echarle bemoles a la cosa.
-Menos mal que me encontré a padre e hijo que son grandes
amigos, y pasamos la noche dándonos abrazos y quereres,
mientras veíamos las cachas de pasar de las mozas, maduras y
puretonas así como refrescaban el gaznate con vodka ,
ginebra o etiqueta negra los canosos enfajetados para
parecer martinis, batidos no agitados.
-Ya me lo decían los agentes portuarios en las noches de la
mili, cuando nos veían en los simulacros , emergencias o
salvamentos, que las noches son para dormirlas, y sobre todo
en la pista de cualquier disco, que ya se convierte en un
campo de batalla, los ves enjutos, barrigones, gallitos o
matones con la mirada, que se hacen los juramentos con el
vaso tubo y el hielo y los dedos amenazantes.
-Las chorbas son como las palomas que vuelan de los
palomares, y la cortesía en los hombres se pierde en las
humedades de la noche, mucha chaqueta, mucho peluco mucha
peste a colonia a borbotones, pero a las cuatro de la
mañana, aparecen ya los walking dead, o sea los que ya van
como zombies.
-Es un espectáculo verlos deambular por la disco, con la
bragueta medio abierta, los ojos doblados y que ya ni se le
empinan queriendo meter el cuello a las gachis , mientras
los salpicones de cubatas te dejan las mangas de la camisa y
los pantalones, que parecen que has tenido una polución
nocturna de cuando teníamos quince años.
-Cuando ya vi que todo el pescado estaba vendido y que
alguna ya le parecía mejor echar un cartón de bingo que
venirse conmigo, me fuí por donde había venido al amparo de
la noche, y ya veía que los gatos seguían siendo pardos y
que aunque nunca diga de este agua...no beberé... más bien
parecía que viendome desubicado...me parecía una despedida.
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