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OPINIÓN - SÁBADO, 30 DE NOVIEMBRE DE 2013

 
OPINIÓN

Da la sensación de que Vivas está apurando sus
minutos de descuento y no precisamente con acierto

Por Ramiro T.


Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, decía la canción de esa España de la postguerra. Ahora, sin que pretendamos destapar el baúl de la Piquer, lo cierto es que cada día nos desayunamos con una novedad política de un Gobierno que zozobra, que va a la deriva, que demuestra un desgaste y un agotamiento verdaderamente alarmantes. La falta de coordinación y un aparente desconcierto reinan en Gobierno de Vivas. Prueba de ello son las situaciones tan surrealistas a las que está llegando y que dicen muy poco de su eficacia y diligencia. El ahora sí y luego, no. Por aquí, por allá y por acullá. El hoy digo que modificación integral del Paseo de la Marina y ahora que nanai, que hay peligro judicial vía Caballas: un ejemplo que no es más que el desconcierto, el desatino llevado a los términos del psicoanálisis de Sigmund Freud sobre “la negación del Yo” como forma de descontrol de sí mismo. Sí, el “yo Vivas” convertido en un muñeco político, el jefe de la marcha atrás como un vehículo cascado o algo más sexual que no llega a ser capaz de engendrar una decisión política de largo recorrido o de contundencia social incontestable.

Este Gobierno que da muestras de agotamiento y falta de ideas, camina al ritmo que marca el diapasón de Caballas o PSOE. El desempeño del Gobierno es malo, algunos consejeros están abrasados por Vivas y otros flotan. Un Gobierno que actúa a golpe de impulsos, con la improvisación como norma de conducta, es un Ejecutivo desgastado, invalidado para continuar la legislatura –apenas superado el ecuador de la misma-, y en evidente declive. Se trata de un Gobierno mediocre, que responde al mismo problema de “partidocracia embalsamada” que tanto deteriora la democracia española.

Del Ejecutivo el mejor quizá sea el titular de Hacienda. Emilio Carreira no da problemas, pero a pesar de arrancar como un toro en su vuelta a la primera línea de la política local y de saber lo que se trae entre manos, se desfonda con el paso de los días, deslizándose hacia un discurso antiguo y castizo. La consejera de Fomento, Susana Román, hace lo que puede; con demasiado tajo se la nota cansada y abrasada pero tiene algo que la hace confiable.

La consejera de Presidencia, Gobernación y Empleo, Yolanda Bel, ¿cómo se puede uno equivocar tanto? Con lo lista que parece, Bel significa el fracaso más sonoro y más grave de Vivas. Las suyas son carteras que exceden la lealtad al partido, que deberían confiarse a gentes de mucha cualificación, experiencia y capacidad. Algo que falta en este Gobierno.

Gregorio García Castañeda es simpático, expone raro, pero va haciendo su trabajo, dentro de sus posibilidades económicas. Se sabe la lección y va al paso.

De la Consejería de Educación, Cultura y Mujer mejor guardar silencio. A Mabel Deu le quedan ya pocos charcos por pisar. Turismo y Festejos, son demasiado arroz para tampoco pollo. En Bienestar Social el desempeño de Rabea Mohamed es mejor de lo previsto. Mientras Francisco Márquez no está donde debería y Abdelhakim Abdeselam, sin un euro para gastar, solo puede malvivir.

Pero lo más grave es que no hay timonel que conduzca la nave, ni criterio político, ni ideas ni tantas cosas, que parece un barco a la deriva o un vehículo para el desguace al que hay que dar de baja con urgencia. Marcha atrás en la obra de la Marina, marcha atrás en la tasa de ocupación de las terrazas que se quiere negociar con los hosteleros y, la próxima –marcha atrás-¿cuál va a ser? ¿Se la preguntamos al PSOE o a Caballas?

Tanta equivocación, indecisión, ridículo y colapso de errores, debería conducir a una exigencia de responsabilidades, a no ser que estemos ante el pelotón de los torpes.

No se pierda de vista una cuestión: los ceutíes están cada día más cansados. Son tantos los errores y los desatinos, que comienza a minarse su paciencia y, más pronto que tarde, es posible que se produzca también aquí, en Ceuta, algo que ya es frecuente a nivel nacional: puede darse ese modelo de protesta de acción directa denominado “Escrache” con el fin de que los reclamos se hagan conocidos a la opinión pública y que persigan a los políticos nefastos hasta sus propios domicilios y que está siendo empleado en España desde marzo de este año de forma repentina. En Ceuta ya comenzamos a estar en la órbita de la movilización ciudadana, como se ha podido apreciar con ocasión de esa unión de fuerzas contra la privatización sanitaria. Que no se olviden los dirigentes políticos que la sociedad ceutí comienza a estar harta de sus desmanes y excesos. Tiempo al tiempo. Aquí, donde nunca pasaba nada, puede que, a partir de ahora, comience a pasar. Y que nadie se sorprenda.

Estamos ante un Vivas desnortado, sumido en una alocada huida hacia adelante, que denota su estado de ansiedad y de precipitación que se antojan perjudicial Ceuta. Es una ambición legítima que Vivas quiera presentarse a la reeleción para la siguiente legislatura, pero no es lo más aconsejable para el bien común. Vivas se ha conjurado para llegar a mayo de 2015 habiendo hecho todos los deberes. La cuestión es si esos deberes que se ha propuesto son los más adecuados para la ciudad o simplemente responden a una necesidad particular que no se corresponde con las necesidades colectivas. Y, sobre todo, pesan sobre Vivas el descrédito y la pérdida de confianza por parte de ciudadanos, empresarios y multitud de asociaciones que observan sorprendidos cómo este Ejecutivo nos ha embarcado rumbo a un horizonte incierto, pleno de dudas y carente de músculo para disiparlas.

Ante un Gobierno agónico e inane, con poca capacidad de reacción, que tiene que bregar con un entorno económico y social muy complicado de gestionar, se imponen discursos nuevos y otra forma de hacer política para enfrentar el futuro con unas mínimas garantías para estabilizar y consolidar nuestra economía y, por supuesto, generar empleo, la primera prioridad para los españoles en esos momentos. Porque lo que se percibe ahora mismo es que la realidad va muy por delante de la acción gubernamental y que ésta no tiene capacidad para reconducir la situación. Da la sensación de que Vivas está apurando los minutos de descuento y no precisamente con acierto, por lo que ya es hora de que otros tomen el relevo. Todos saldríamos beneficiados.
 

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