La presidenta de la Fundación ‘Violeta Friedman’ y su
secretario, Patricia Weisz Friedman y Antonio Domingo
Vargas, ofrecieron dos interesantes charlas que se
celebraron en el Salón de Actos del Palacio de la Asamblea.
Sobre las 20.00 horas de ayer daba comienzo la primera
ponencia, la cual corrió a cargo de Patricia Weisz, que
habló acerca de ‘La continua lucha de Violeta Friedman’, su
madre. Por su parte, Antonio Domingo fue el encargado de
hacer un ‘viaje a los lugares de Polonia’ para contar la
historia del Holocausto.
Las conferencias se enmarcan dentro de las celebraciones que
la comunidad israelita de Ceuta está llevando a cabo con
motivo de la festividad de la ‘Januká’. Muchos ciudadanos
quisieron escuchar los que la Fundación tenía que decir
acerca de las trágicas vivencias de la comunidad judía en la
época de Adolf Hitler
Violeta Friedman nació en el año 1930 en un pueblecito de
Hungría y antes de cumplir los 14 años, la llevaron al campo
de exterminio de Auschwitz. Allí pasó “múltiples
penalidades’’ y las únicas que se salvaron de su familia
fueron ella y su hermana. Fue una mujer que estuvo “callada”
intentando olvidar esa etapa “horrible de su vida”. En 1965
llegó a Madrid desde Caracas con su hija. En 1985, vio en
TVE a un antiguo general de las SS, Leon Degrelle, quien
estaba refugiado en España y que negó entonces la existencia
de los campos de exterminio y las cámaras de gas. En la
revista ‘Tiempo’ se reiteró en sus palabras.
Fue entonces cuando Friedman decidió rebelarse y acudió a
los tribunales españoles. Tras siete años de peleas
continuas, consiguió que el Tribunal Constitucional hiciera
una sentencia en su favor. De forma posterior, en el año
1995, el Pleno del Congreso modificó el artículo del Código
Penal para reconocer el genocidio. “Ni la libertad de
expresión ni la jurídica podrá ser utilizada para difundir
ideas racistas o xenófobas’’, comentó su hija.
La lucha de Friedman fue que no se olvidase todo lo que
había pasado en Europa, además de transmitir la importancia
y necesidad de la dignidad de las personas. Violeta Friedman
falleció en el año 2000. Tras la breve pero intensa
presentación de la vida de Friedman por parte de Rebeca
Benarroch, dio comienzo la charla. Weisz agradeció el
detalle de un ramo enviado por el presidente de la Ciudad,
Juan Vivas, al no poder acudir al acto. “Es muy emociante
poder hablar en esta ciudad española y paradigma de la
tolerancia, por la que mi madre tanto luchó’’.
Las “barbaries” nazis
Weisz Friedman dividió la ponencia en cuatro partes y quiso
recordar a homosexuales, incapacitados físicos o psíquicos,
entre otros, que también sufrieron las “barbaries” de los
nazis. Violeta Friedman fue transportada hasta el campo de
concentración en un tren de ganado. La madre de Patricia
observó cómo se llevaban a toda su familia a las cámaras de
gas. Weisz Friedman explicó que “sus ansias de vivir eran
mayores que la desesperación y hacían que saltara un murete
en el despiste de los alemanes’’ para escapar de las
cámaras.
Calor extremo y demasiado frío. Hambre y desnutrición. Sólo
eran unos de los horrores más que se vivían a diario en
Auswitzch-Birkenau.
Diez millones de vidas
Haber asesinado a diez millones de seres humanos ha servido
“absolutamente para nada’’. Violeta fue liberada por las
tropas rusas en enero de 1945, pero las volvieron a hacer
prisioneras en otros campos de concentración. Al poco tiempo
pudo volver a Rumanía. En enero de 1948 pensó emigrar a
Canadá e hizo varias intentonas de huída y muchas
vicisitudes. Pasó entonces de ser modista a diseñadora en
“poco tiempo’’. En Venezuela conoció a su padre y tuvieron
dos hijos, Patricia y Ricardo. Tras divorciarse, viajó a
España con una “mentalidad liberal’’.
Una activista incansable
Fue entonces cuando se convirtió en una activista incansable
y recibió diferentes homenajes y galardones. Por ejemplo,
Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde entonces de Madrid, le
impuso la medalla al mérito social. “Nunca olvidaré el 4 de
octubre del año 2000, se quitó el oxígeno, y me dijo,
perdona, y cerró los ojos para siempre’’, destacó Weisz
Friedman muy emocionada. “Es el icono de la lucha contra el
negacionismo’’, sentenció.
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