Cuando aún están recientes los ecos de la noticia de la
caída, el miércoles, de la porteadora de 68 años de edad en
el hueco de la escalera demolida que une la rotonda del
Tarajal con el polígono del mismo nombre, el presidente de
la Ciudad, Juan Vivas, sigue insistiendo en que lo que hay
que destacar es que la actuación que se ha llevado a cabo
por parte de las administraciones, Ciudad y Delegación del
Gobierno, “iba destinada a atender las demandas, totalmente
justificadas, de los padres” de los alumnos del colegio
público Príncipe Felipe.
Algo que el máximo dirigente de la Ciudad debería conocer es
que el objetivo no se ha logrado, ya que los padres y
vecinos de esa barriada se han mostrado totalmente
contrarios tanto a la construcción del muro a los pies de la
escalera, como primera actuación, como al derribo de un
tramo de la mencionada escalera. Como ha venido informando
este diario, los progenitores de los escolares del centro
han puesto de manifiesto su malestar con acciones de
protestas, consistentes en cortes de tráfico, tanto a las
puertas del centro escolar, como en la carretera nueva, la
que sirve de acceso a la frontera del Tarajal.
Pese a lo dicho, Vivas ha seguido con su insistencia,
argumentando que lo que se pretendía es que el colegio
“tuviera un acceso tranquilo y apropiado para el servicio
público que allí se presta y para que los escolares no
vivieran situación de tensión” a la entrada y salida de la
escuela, ya que entiende que no son “aceptables”. “Este ha
sido el objetivo fundamental”, aunque es obvio que no se ha
conseguido y las acciones realizadas no solo no han
disminuido la tensión, sencillamente la aumentando, sobre
todo la de los padres que el miércoles, una semana después
de iniciar las protestas, se mostraban totalmente indignados
tras el accidente producido en la zona, ya que son
conscientes, según aseguraron, de que algo así le podía
haber sucedido a cualquiera, incluso a sus hijos.
Aunque la realidad es la que es, el presidente siguió con
sus argumentaciones, aclarando que entendió “que eliminando
el acceso desde la frontera”, el problema se solucionaría,
como “creo, según la información que tengo, así ha
ocurrido”. Unas palabras que distan mucho de la realidad, ya
que los únicos momentos en lo que los escolares han tenido
una cierta tranquilidad a la hora de acudir y salir del
centro escolar ha sido cuando los agentes de la UIR de la
Policía Local y de la UIP de la Nacional se han encargado de
dirigir el trasiego de porteadores a las horas indicadas y
el tráfico rodado en la zona de acceso al colegio,
dispositivo que muchos padres y responsables del centro
escolar entendían que era suficiente mientras se encontraba
una solución mejor. Cabe recordar en este sentido, que el
director del colegio, en declaraciones a este periódico,
dijo
Juan Vivas no ha entrado a valorar que días atrás nadie de
la Ciudad ni de la Delegación del Gobierno se dignó a
atender a un grupo de vecinos y padres de escolares cuando
se personaron en las dependencias de ambas administraciones
para mostrar su disconformidad por lo que estaba sucediendo.
Sencillamente se les despachó, presidente de la Asociación
de Vecinos de la barriada incluido, con la entrega de una
solicitud para pedir una cita.
Nuevo problema
Pero ayer, el presidente, con motivo de la puesta de primera
piedra de la nueva sede de la Federación Ceutí de Fútbol,
siguió con sus declaraciones a los medios en un intento de
hacerles ver que se había generado en la zona un nuevo
problema y lo dejó claro con su afirmación de que “se ha
generado otro problema por razón de los niños que venían de
Marruecos y por otra razón de la ruta de los porteadores”.
En este sentido cabe destacar que los niños ceutíes que
residen con su familia en Marruecos llevan escolarizados
desde principio de curso en el mencionado colegio y si el
problema se suscitó el miércoles de la semana pasada, éste
ya le afectaba al grupo al que se refirió el presidente. Las
protestas de los padres tuvieron su raíz en un problema,
como toda la comunidad educativa ha reconocido y un grupo
político también, que es endémico y hay que dejar claro que
no se trata de dos problemas, si no todo lo contrario; lo
que ha sucedido es que la solución que se le da al problema,
lejos de solventar el de fondo, lo agravó. El dilema es el
mismo.
Este asunto, “se está tratando” y lo que pide el presidente
es que “haya una actitud de prudencia por parte de las
personas que utilizan la ruta, ya que cuando se asumen
determinados riesgos luego se tienen consecuencias tan
lamentables y tan fatales como las que hemos tenido que
vivir. Eso se puede evitar si no se asumen riesgos”. No
obstante, según el presidente, se “está trabajando en buscar
una solución técnicamente válida para conseguir que haya una
ruta alternativa y, al mismo tiempo, se mantenga la
seguridad en el entorno del polígono”.
El presidente, según se conclusiona después de oír sus
declaraciones, obvió en su intervención aludir a un asunto
tan importante en estos casos como es el de la prevención,
máxime cuando, como reconoce, se está hablando de un
tránsito de porteadores y de escolares y como lo padres y
vecinos decían, un accidente como el sufrido por la
transfonteriza le podría haber sucedido a cualquiera.
La soluciones, según el presidente se está planteando “desde
el mismo día en que se iniciaron las demandas, se está
trabajando, hoy (por ayer) se está trabajando y me consta
que el asunto se está tomando con el máximo interés”.
Más lesiones
Por otro lado y en lo que se refiere a la porteadora que el
miércoles sufrió una caída en el hueco de la escalera
demolida, este periódico ha podido confirmar que continúa
hospitalizada, aunque ayer, los doctores que le atienden
descubrieron que aparte de la fractura de cadera que padece,
la marroquí también presenta fractura del fémur izquierdo y
luxación de codo.
Por otro lado, ayer un grupo de trabajadores iniciaba el
levantamiento de un muro en la zona en la que arrancaba la
escalera ahora derribada. Los trabajos no se pudieron
continuar debido a la lluvia, siguiendo sin protección
alguna, sólo unas vallas metálicas, la parte de arriba donde
concluye la citada escalera, que fue la zona de donde cayó
la portadora.
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