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sociedad - MIÉRCOLES, 27 DE NOVIEMBRE DE 2013


León Bentolila. fidel raso.

religion
 

La Januká recuerda “la vuelta a la manera de vivir” de los judíos

El presidente de la comunidad israelita de
Ceuta, León Bentolila, explica la historia de esta festividad; el encendido de la januquía se celebra hoy en la calle
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La comunidad israelita de Ceuta celebra hoy la inauguración del alumbrado público y el acto del encendido de velas con motivo de la festividad de Januká. El acto tendrá lugar hoy a las 20.30 horas en la plaza de los Reyes. A continuación se servirán los dulces típicos de esta tradicional fiesta.

El presidente de la comunidad, León Bentolila, ha explicado a este diario cuál es la historia de esta festividad. “Hubo un tiempo, después de que los judíos volvieron de Babilonia y se construyó el segundo templo, los griegos -que fue una gran civilización- llegaron a Israel y se establecieron como fuerza ocupante”. Los griegos, que contaban ya con la “primera occidentalización, no se inmiscuyeron en el tema político o de guerra, pero sí propusieron a los judíos que vivían en la tierra de Israel que cambiaran su forma de vida por la que querían importar ellos”, como fue el caso del “gimansio, el culto al cuerpo, la importancia de todo lo que palpamos... Y que se dejara la espiritualidad de lado”. Las ideas de los griegos “calaron en parte de la población y muchos judíos dejaron de practicar la circuncisión y otros la taparon para participar en las primeras Olimpiadas y mostrar su cuerpo”.

Bentolila relata que esto supuso en el pueblo una ‘’especie de clamor’’, ya que ‘’los judíos estaban perdiendo su identidad’’. “Hubo una pequeña familia, los Hashmonaim” -que pertenecían al templo, lo que en la actualidad son sacerdotes o Cohen-, que se levantó en contra de esta civilización y de una “idea opuesta a la que los judíos habían heredado de Moisés para vivir en la tierra de Israel”.

“El milagro verdaderamente es que una pequeña familia pudo contra un imperio; una vez que se pudo, los griegos fueron rechazados de Jerusalén y echados del templo; había entonces que volver a servir en el templo con las leyes que Moisés nos entregó a los judíos, y había que encender la Menorá; no había aceite, pero al final encontraron una pequeña botellita que hubiera dado la medida justa para que la vela del templo estuviera encendida un día’’, relata, para agregar que el milagro fue que ‘’la vela duró ocho días’’ y dio tiempo “suficiente’’ para contar con aceite y tener encendida la Menorá.

El “milagro”

La Januká recuerda la ‘’vuelta a nuestras leyes y nuestra manera de vivir, tal y como nos comprometimos en el monte Sinaí, con Moisés en el medio, entre Dios y nosotros’’, y por otro lado, se celebra el milagro de que esa botella durara ocho días.

En relación a la celebración, Bentolila señala que en cada casa, se tiene la obligación “durante ocho días de encender la januquía, que tiene ocho velitas, y cada día se enciende una, hasta el último día que encendemos las ocho’’. A nivel de comunidad se hace una fiesta y se invita a niños a obras de teatro y dulces. En la calle, se encenderá hoy la januquía: “Hacemos lo mismo que en la sinagoga”, comenta el presidente, quien también relata que en España este acto se lleva haciendo ‘’cuatro o cinco años’’.

“Se hace en ciudades donde hay judíos, como en Madrid, Barcelona, Málaga, Torremolinos, Melilla o Ceuta’’. En lo que respecta a si es una de las fiestas más señaladas en el calendario judío, Bentolila dice que es una conmemoración “igual que la de Purim’’. Las dos fueron instauradas mucho después de que Moisés desapareciera. “No está escrito en nuestra Torá y está instaurado por los rabinos de aquella época, de cuando sucedió el milagro’’.

Por otra parte, en la sinagoga se cuenta con un aforo de 670 sillas, aunque ‘’hay gente que entra, sale, que no va o que no se ha apuntado’’. De ahí que Bentolila calcule que la comunidad israelita de la ciudad autónoma pueda contar entre 1.200 y 1.300 personas.

Por otro lado, también habla de qué significa ser representante de esta comunidad: “Ser presidente de algo, hasta de tu edificio, significa una serie de responsabilidades”. “Aunque tú accedas a ello o te presentes, significa que tienes que ser consciente de que tienes en tu mano un cargo, una preocupación más que añadir a tu bolsa de preocupaciones y que tienes que sacarlo adelante’’.

“Ser presidente significa que puede venir una persona que nunca ha querido venir por la Sinagoga o no hemos sabido que existiera, viene su mujer y nos dice que su marido ha muerto y es hebreo; tienes que correr porque ese hombre tenía las ganas de enterrarse como judío, aunque no hubiera vivido como tal’’, apostilla.

Bentolila también explica, por ejemplo, que “si unos judíos vienen de Irán, entren en Marruecos y pasen por Ceuta, hay que buscarles alojamiento durante cierto tiempo y una manutención’’.

La comunidad

En definitiva, ser presidente de una comunidad significa que “es necesario tener el conocimiento del momento en que un rabino se jubila o se va para buscar a otra persona que desempeñe la labor”. “También puede ser que tengas que arbitrar entre dos judíos que tengan un problema para que vuelvan a ser amigos’’. “Todo esto significa ser presidente de una comunidad’’, sentencia.

Bentolila también habla acerca del papel que tienen las administraciones para con las diferentes comunidades religiosas, tanto en Ceuta como en España. Y es que, “España, guste mucho o no, es un país católico, aunque la ley diga que es aconfesional; podrá decir lo que se quiera pero es un país católico, y tiene todo el derecho y le asiste todo el derecho para serlo’’. “Nuestros reyes son católicos, nuestros presidentes de Gobierno son católicos, nuestros ministros son católicos y juran la Constitución al lado de un crucifijo’’, comenta el presidente de la comunidad israelita.

“Si tienden una mano a otras religiones, si se hacen eco de que existen otras religiones aparte de la católica, creo que es un gran logro y no creo que haya que ahondar más en ello’’, relata Bentolila. “El primer derecho que asiste es el derecho a la herencia católica de este país, y después estamos las demás confesiones’’. “Con que nos den derecho a reunirnos para servir a Dios de la manera en que entendemos cada una de nuestras confesiones, creo que es bastante y si encima nos apoyan en la medida de lo posible y hoy en día desgraciadamente merman más para todos, hay que darle gracias a Dios y no hay que pedir más’’, finaliza.
 


Mañana, dos charlas de la Fundación ‘Violeta Friedman’

La comunidad israelita de Ceuta celebra mañana dos conerencias que tendrán lugar en el Salón de Actos del Palacio de la Asamblea a partir de las 20.00 horas. La primera de las conferenciantes será Patricia Weisz Friedman, la presidenta de la Fundación ‘Violeta Friedman’, y que hablará de la ‘Continua lucha de Violeta Friedman’. Mientras, el secretaria general de esta misma fundación, Antonio Domingo Vargas, tratará acerca del ‘Viaje a los lugares de la memoria de Polonia’. “Es bonito compartir las ideas”, destacaba ayer a este diario el presidente de la comunidad israelita, León Bentolila.
 

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