Una tenue calima envuelve, esta
madrugada, la bahía de Alhucemas difuminando, en lontananza,
el contorno de cabo Quilates y las montañas de Tensamán. La
lluvia, ligera pero persistente, envolvió las horas de la
noche y la plaza del Rif (Sahat Rif) frente al coqueto hotel
Villa Florido, mi base habitual por estos lares junto a su
pequeño restaurante que aun luce el nombre de Villa Sanjurjo,
amaneció mojada y brillante. La idea es vivaquear este
sábado en Igueriben, la histórica posición de Annual en la
que aun son visibles los muros defensivos levantados por los
comandantes Mingo y Benítez y que, un día de estos, pudieran
desaparecer engullidos por los surcos del arado que
contornea ya la colina. Tras remitir estas líneas
(habitualmente publicadas en El Pueblo de Ceuta y Melilla
Hoy), este escribano del limes tomará una vez más el camino
de Annual para, tras cruzar Tensamán y bordear la Loma de
los Árboles, desembocar a pie de Igueriben. Las piedras y el
embarrado camino no serán obstáculo para mi veterano pero
robusto “Patrol” que, a buen seguro y como es habitual, se
llevará por delante lo que haga falta. Ca custa lon ca custa.
La última vez que atravesé estas bravías tierras fue el 21
de julio de 2010, procedente de Nador, desembocando a medio
día en la antigua posición avanzada de Talilit donde, por la
mañana y en un acto organizado por el ministerio del
Interior, los corifeos y estómagos agradecidos del Neomajzén
encabezados por diferentes autoridades entre las que se
encontraba Mustafá Laktiti, Alto Comisario por entonces de
los Antiguos Resistentes y Antiguos Miembros del Ejército de
Liberación, pretendían con su ridículo y espurio acto
robarle una vez más el protagonismo de Annual a sus
legítimos dueños, las aguerridas e implacables harkas de
Mohamed Ben Abdelkrim El Jatabi, emir de la efímera
República del Rif. Por no hablar del insultante monumento
con el que, el Majzén, ofende a dos bandas la memoria
histórica de españoles y rifeños loando la victoria en
Annual… ¡del inexistente ejército marroquí!, cuyos magros
efectivos, las tropas jalifianas, ¡combatían al lado de las
españolas!. Al oportunista Reino de Marruecos sigue sin
llegarle la camisa al cuerpo en la región, dos obsesiones lo
enervan: la presencia de todo lo que huela a España y la
persistente disidencia rifeña, que no acaban de controlar.
Así, este pasado julio el acto de marras que suelen
organizar por su putativa victoria en Annual se les ha ido
de las manos: los rifeños, “jartos” de la bravuconada
majzeniana, la emprendieron a pedradas con los asistentes,
desembocando el acto en una trifulca campal. Y el Neomajzén,
mientras, dedicado a borrar brocha en mano la efigie de
Abdelkrim, que de vez en cuando se reproduce por ahí, además
de intentar eliminar importantes vestigios históricos, el
último y recientemente en la comuna de Boudinar donde, bien
bandas de “baltajíes” o directamente miembros de las fuerzas
de seguridad, vandalizaron el lugar en el que, el propio
Abdelkrim, solía impartir su peculiar justicia. La sección
local de la Unesco ha protestado oficialmente ante las
autoridades marroquíes, exigiendo la protección efectiva de
lugares arqueológicos e históricos como el citado… para
vergüenza de un manipulador Neomajzén al que la historia se
le indigesta.
La batalla de Annual no ha acabado, sus ecos aun persisten y
de ellos buena nota deberíamos tomar en España, activando de
entrada los recursos diplomáticos oportunos para que el
Estado marroquí retire ese insulto a la memoria histórica
que es el monumento de marras levantado in situ. No los
rifeños como en 1921, es ahora el Neomajzén el que, después
de haberse aprovechado de la situación pues la Dinastía
Alauí debe su vuelta al Trono en un Marruecos unificado, mal
que le pese a ella y al Istiqlal, a Francia y España y haber
mamado de la sangre de 30.000 soldados españoles fallecidos
desde el inicio del Protectorado hasta 1927, tras el final
oficial de la Guerra del Rif en Bab Taza, sigue meándose
(tal cual y perdonen la expresión) en nuestros muertos. Con
la callada complicidad del cobarde y alelado Estado español,
que nunca ha tenido (ni tiene) una política norteafricana
clara y sigue como siempre a la defensiva, viéndolas venir y
dejándolas pasar. Continuemos, por consiguiente.
Lo adelanté en algún foro (¿verdad amigo Pedro?) el día 15
de la semana pasada… ¿no lo saben todavía? Verán, les
resumo: el jueves o viernes de la misma, un destacamento del
Peñón de Alhucemas se trasladó a uno de los dos islotes
anexos al mismo, conocidos como Isla de Mar e Isla de Tierra
y bajo soberanía española (allí “ondea”, metalizada, la
bandera roja y gualda), dando inicio a una construcción. Ni
cortos ni perezosos, uniformados marroquíes se trasladan a
la misma protestando por las obras, siendo desalojados por
el destacamento español que, acto seguido, es hostilizado
por mar… Los marroquíes invocan un supuesto acuerdo de
estatus quo (¿firmado cuando, donde, por quién…?), según el
cual España no puede levantar ninguna construcción… ¡en
terrenos propios!. El caso es que desde la Comandancia
Militar de Melilla dan orden de volver al Peñón… ¿Repliegue,
retirada…? Ustedes mismos. Solo les digo que, en el trato
referente a nuestros queridos vecinos que por lo demás no se
cortan un pelo cuando les interesa, la prudencia es la
antesala de la estupidez. Y como dice el conocido axioma,
“terreno que se abandona terreno que se ocupa”. Eso es
seguro.
Por no hablarles de Ceuta y Melilla con sabor gibraltareño.
Oportuna y recientemente, el Regimiento británico On The
Rock fue trasladado a Marruecos, de maniobras junto a
paracaidistas de las FAR (Fuerzas Armadas Reales), haciendo
prácticas de francotirador (Sniper) en los ejercicios la
primera autoridad civil de Gibraltar, tal cual. ¿Se imaginan
a Vivas o Imbroda, travestidos de lagarteranos y practicando
el tiro al blanco con fusil de francotirador…? Qué cosas,
qué cosas, eso es “ardor guerrero” sí señor y no los
“hilillos de plastilina” o él ni sube ni baja, si no todo lo
contrario de Marianico El Corto, Don Rajoy para más señas.
Sigo con aliento gibraltareño…, contándoles el embozado
apoyo político y financiero desde la colonia de Gibraltar al
Comité de (presunta) Liberación de Ceuta y Melilla, dirigido
en la sombra por el senador real Yahya Yahya (corrígeme si
me equivoco, estimado amigo) y en el que figura al frente
desde Nador el “general” (sic, esa es su denominación
oficial) Said Chramti, un “general” que hizo el mutis por el
foro y abandonó cobardemente la frontera de Beni Enzar, que
tan bien conoce, cuando varios centenares de melillenses se
manifestaron en la misma para protestar ante el Neomajzén
por el reciente asesinato de dos jóvenes de la ciudad a
manos de la Marina Real marroquí, a instancias por cierto de
un mando de la misma natural o residente, mira lo que son
las cosas, de esta bella Alhucemas desde donde ahora les
escribo. Volviendo a Yahya y Chrami, además de adalides de
la digamos “diplomacia paralela” marroquí son para más señas
autores intelectuales del expolio y descarado robo del brazo
de la estatua de Pedro de Estopiñán, en Melilla… ciudad
segura. “Segura” como Ceuta, ya.
Como escribía en 1923 su libro sobre Igueriben (pág. 17,
Almena Ediciones, 2007) el único oficial superviviente de la
heroica y sacrificada guarnición, el teniente de Infantería
Luis Casado y Escudero (¡tristemente fusilado por sus
antiguos compañeros de armas en julio de 1936, en Melilla!),
dejemos por el momento más detalles en el archivo de los
recuerdos a fin de “no ahondar en los misterios de la
política marroquí, verdadera tela de araña en cuya
laberíntica urdimbre se ven enredados cuantos pretenden
desentrañar los secretos que guardan en sus negros arcanos”.
Safi baraka, escrito a uña de caballo. Ahora “orbaya”, salgo
para Annual, visto.
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