Hace ya mucho tiempo que Ceuta
recibía mucha cantidad de personas de la península que
venían a comprar artículos aquí para luego poderlos vender
en sus ciudades. Eran unos tiempos en los que la ciudad,
aprovechando su régimen fiscal especial, estaba llena de
comercios y de bazares por todas partes. Las conocidas
“matuteras”, a las que no le importaba una o dos horas de
navegación. dejaban sus buenos dineros en Ceuta.
Con la apertura de la frontera con Gibraltar ese comercio
fue a menos y la clase empresarial ceutí supo leer e
interpretar perfectamente la situación. En un alarde de
saber hacer logró cambiar el rumbo y pasar a atender, aún
mejor de lo que lo hacía, a todo un cliente potencial como
Marruecos.
Hoy es una realidad que uno de los pilares básicos de la
economía ceutí es el comercio con el país vecino, lo que
supone que la Ciudad disponga de una parte de los recursos
necesarios para atender todos los servicios y necesidades de
sus vecinos.
Pero hoy también es una realidad que las autoridades no
terminan de dar con la tecla para que ese comercio, que
tantos beneficios proporciona a las arcas de la ciudad, se
haga de una manera fluida y ordenada.
Los comerciantes del polígono del Tarajal empiezan a
desesperarse al comprobar como cada Cuerpo de Seguridad del
Estado aplica un método distinto. Los problemas en la
frontera están a la orden del día, y es raro en el que los
medios de comunicación no se tengan que hacer eco de una
gran tensión en el Biutz, en el polígono o en la frontera
¿Tan difícil es poder coordinar a los agentes de los
distintos cuerpos? ¿Tan difícil es conseguir soluciones para
que todo lo que está sucediendo acabe de una vez?. Hay que
tener cuidado, ya que de seguir así las cosas se podrían
poner feas y no están los tiempos para ello.
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