Ahora que estamos en plena polémica con las obras de la
remodelación de La Marina, sería bueno recordar como este
verano, el viejo proyecto que dormía el sueño de los justos
fue desempolvado para ser puesto en valor; se trataba de la
recuperación de las Murallas del Paseo de la Marina, que por
encargo del entonces alcalde, Basilio Fernández y con motivo
de la incoación de un expediente informativo sobre el
proyecto de Aparcamiento del Parque Marítimo, surgió que no
se había tenido en cuenta la recuperación de los restos de
las murallas existentes en el lugar y al objeto de
compatibilizar las obras de dicho aparcamiento con las
exigencias de la Ley 16/1985 de 25 de junio del Patrimonio.
El director general de Proyectos de la Gerencia de Urbanismo
e Infraestructuras, Pedro Sierra (exdirector Técnico de
Obras de la empresa Dragados y Construcciones) se ha
mostrado muy interesado en recuperar este viejo proyecto,
para incorporarlo a la modificación integral del Paseo de la
Marina que ahora se plantea y para ello, ha sido preciso
recurrir a los antecedentes de un proyecto del que es autor
el arquitecto municipal, Javier Armáiz, para su puesta en
valor.
Según ha podido saber este periódico, se ha “desempolvado”
el viejo expediente que data del año 1.995 y la primera idea
es la recopilación de todos los informes pertinentes para
conocer qué se ha hecho allí. Recuérdese que ya en 1.960 se
hizo el primer ensanche del Paseo de la Marina y en 1.995 se
produce un segundo ensanche (los aparcamientos) y se
incluían luminarias y rejillas de desagüe. Un proyecto que
no se pudo ejecutar en su día por falta de recursos y que se
podía haber ejecutado aprovechando el 1% Cultural al objeto
de poner en valor la muralla con un restauración que las
hiciera visibles y visitables en la zona amurallada.
Una zona visitable para que resultara digna de admiración y
así destacar el patrimonio cultural de la ciudad.
Según la documentación, el anteproyecto de Remodelación de
la Muralla de la Marina española fue sobre las referidas
Murallas, que serían restauradas e iluminadas. En la reunión
de 24 de mayo de 1.995 de la Comisión Provincial de
Patrimonio Histórico, en donde se proponía una primera fase
de actuación sobre cien metros de longitud sobre las
referidas murallas, prorrogándose en dos meses el plazo
concedido al Ayuntamiento para que se prestara ante esta
Comisión el proyecto definitivo y el compromiso de la
Corporación Municipal de financiar y ejecutar las obras que
en este Proyecto se proponían.
El mencionado proyecto de Recuperación de las Murallas del
Paseo de la Marina Española había de garantizar su
restauración con la presentación en dos meses de un
Proyecto, a la vez que garantizar también su libre
contemplación y su estudio por parte de los investigadores.
El 31 de marzo de 1.995 se encarga confeccionar este trabajo
al arquitecto municipal, Javier Arnáiz, conforme a los
criterios adoptados en la reunión de la Comisión de
Patrimonio Histórico del 7 de marzo de 1.995.
Un asunto que, ahora, 18 años después se quiere retomar, ya
que el propio Javier Arnáiz, ha sido instado a recuperar de
los archivos de la Ciudad Autónoma de Ceuta este viejo
proyecto que ahora se quiere recuperar, adquiere una
vigencia absoluta para su puesta en valor y reactivación
inmediata.
Un Proyecto que pretende vislumbrar una ciudad del s.
XVIII
¿Qué hubo aquí?, cabe preguntarse al ver esta Muralla del
Paseo de la Marina. El Proyecto trata de vislumbrar,
atisbar, columbrar, distinguir, apenas entrever, lo que
pasaba con una ciudad del siglo XVIII.
En su zócalo de sillares, señales de las horas que la marea
borraba sin prisas. Huellas de la ciudad en la línea entre
el mar y la tierra, que hacen referencia a la ruina, a la
decadencia, a la vejez que hay que tapar. Bellos y trágicos
restos que como catacumbas son recuperadas para captar el
enigma de la sombra, para captar la belleza del reflejo
vacilante de una lámpara y descubrir si existe el alma de
esta arquitectura muraria enterrada, a través de los grados
de opacidad de su material, en el silencio y penumbra de
este pasillo vacío, pisadas sin rastro, rostros sin huellas,
ciudad del siglo XVIII, que se desvanece en la tarde del
siglo XXI dejándonos solo este poso en la memoria.
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