Para los hijos de Tafa Sodía, para que nunca olviden que su
padre siempre estará con ellos y que está en ellos, para que
sean las buenas personas que él quiso que fueran, para que
sepan que siempre que estén estudiando, que siempre que
saquen buenas notas y que siempre que quieran a su madre y
se lo digan, él, Tafa, el padre, estará sonriendo.
¿Cabe más despreciable ignominia que la de alterar la paz de
los muertos con mentiras, calumnias y difamaciones sin más
fin que atrapar a la audiencia con despojos de morbo? ¿Odia
el diablo la sagrada hostia? ¿Son los autores del inmundo
reportaje de Antena 3 sobre Tafa Sodía, un refrito de
rumores sin contrastar, de mentiras contrastadas y de
vilezas unos auténticos mamarrachos indignos de ser llamados
“periodistas”? ¿Se puede ser más mierda que aquel que difama
a un difunto? Bueno, sí se puede ser más mierda, por
ejemplo, aquellos que ondean la bandera republicana tricolor
donde la franja morada está teñida con la sangre de los cien
mil cristianos asesinados a partir del año 1931 (la quema de
conventos) hasta el final de la guerra civil.
Eso demuestra que los indigentes morales son cómo las brujas
“haberlos haylos”. ¿Les refresco la memoria sobre el
mini-reportaje cochambroso emitido en el telediario de las
nueve de la noche en Antena 3 en el que se calumniaba al
fallecido ceutí Tafa Sodía? ¡El mayor traficante de drogas,
capo de los capos! Lógico que la audiencia desconozca que
Tafa Sodía jamás fue condenado por un delito de tráfico de
drogas y menos aún reclamado por aquellos países a los que,
según los mentecatos peliculeros que perpetraron el
reportaje, se extendían “sus redes”. ¿Y es que piensan que
somos tontos de baba y que nos vamos a tragar que las
policías francesa, holandesa, inglesa o de Nueva Guinea
Papua no iban a desplegar sus efectivos y emitir órdenes de
extradición contra semejante peligro público?. Ganas de
hacer el ventilador y lanzar porquería sobre la tumba de un
ausente, máxime si no se puede defender y liarse a poner
querellas, indiferencia total al dolor que causan a su viuda
y a sus huérfanos, escarnio para toda la familia, pena e
indignación para quienes le conocieron y protagonizaron el
más multitudinario entierro que se recuerda en Ceuta.
Y aquí vamos a ser claro: el único antecedente del fallecido
lo era por delito contra la administración de justicia. Y
paren de contar. El resto viene a ser un gazpacho de
envidia, rencores, bulos, maledicencia, mala leche y
cobardía que, metidos en un cazo, constituyen la leyenda
negra del Tafa Sodía. Ahí están sus antecedentes. Y ninguno
de ellos tiene nada que ver con la leche del integrismo.
¡Vaya descubrimiento! Desde los años noventa los servicios
secretos franceses han alertado de que, el tráfico de drogas
entre España y Francia, con la participación en aquel tiempo
de muchos argelinos, financiaba el integrismo ¿Y de dónde
sacan los dineros los majaretas talibanes de Afganistán si
no es del cultivo de la adormidera? ¿Y de donde cojones han
sacado que Tafa Sodía era un integrista islámico o
colaboraba de alguna manera con esos desgraciados enfermos
mentales? ¿Se puede alcanzar mayor grado de perversión en
una acusación contra un muerto que está indefenso? ¡Escupo
en las almas de los difamadores! Y lo hago con conocimiento
de causa y como creyente, al igual que el difamado, su
viuda, sus hijos y su familia son personas creyentes, lo que
es un privilegio, creer en Dios siempre es un privilegio
porque te sientes apoyado y tienes a quién recurrir en los
malos momentos. Tafa Sodía era y es creyente y tenía amigos
de todas las religiones sin exclusiones de ningún tipo,
apreciaba antes que nada la voluntad y la capacidad de
esfuerzo y sacrificio, admiraba la superación y la
inteligencia y tenía un concepto de la ética muy particular,
basado en la lealtad sin resquicios. ¿Gran narcotraficante?
Que me enseñen las sentencias condenatorias ¿Financiador del
integrismo? Que venga la DEA y nos traiga los informes de la
CIA ¿El problema? Que a los muertos no se les hace sangre
pero a sus huérfanos sí y en eso coinciden las tres
religiones: en maldecir a quienes dañan a los niños.
Malditos sean.
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