El autor confeso de la muerte de la joven linense Laura
Gutiérrez, Toni Mohammed Amahda, ha vuelto al centro
penitenciario ceutí de Los Rosales para asistir el próximo
lunes al juicio que se celebra en la sala de la Sección VI
de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta. El arrestado
llega procedente de la cárcel de Morón de la Frontera.
El homicida confeso de la muerte de la linense Laura
Gutiérrez, Toni Mohammed Amahda, alias Toni, ha sido
trasladado hasta la prisión ceutí de Los Rosales con el fin
de que pueda acudir al juicio que se celebrará este lunes en
la sala de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz
en Ceuta.
Según ha podido conocer este diario, el homicida ha sido
trasladado desde el centro penitenciaria de la localidad
sevillana de Morón de la Frontera, donde ha permanecido en
prisión preventiva desde la fecha en la que declaró ante el
titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Ceuta, que
fue quién ordenó su arresto.
En principio, el homicida confeso de la estudiante linense
de Enfermería pasó unos días en el centro penitenciario en
el que ahora se encuentra, donde estuvo tranquilo en todo
momento, según informaron fuentes cercanas al caso. Allí se
le asignó una de las celdas del módulo de ingreso, donde los
arrestados permanecen aislados.
Posteriormente, Toni Mohammed fue trasladado hasta el centro
penitenciario sevillano.
Fuentes cercanas han manifestado que ahora, tras la
celebración de juicio en la Audiencia, el reo volvería a ser
trasladado hasta la cárcel sevillana, donde esperará hasta
conocer la sentencia con el veredicto del caso. Una vez
sucedido eso, es cuando el preso es clasificado y trasladado
hasta su destino definitivo.
Recordar que el mismo día de día de la muerte de Laura, Toni
Mohammed Amahda se dirigió a comisaría para confesar que
había matado a la joven, pero tres días después, el homicida
confeso cambió su versión para asegurar que no recordaba
nada ante la jueza instructora del caso.
Estaba previsto que Toni Mohammed Amahda, el homicida
confeso de la joven Laura Gutiérrez Martín, fuera puesto a
disposición judicial a primera hora de la mañana de aquel
día. Un trámite que se hizo con la más absoluta discreción,
ya que el detenido -que pasó 72 horas en los calabozos de la
Jefatura Superior de Policía- llegó al Palacio de Justicia
sin levantar el más mínimo revuelo. Allí se vetó la entrada
a todo aquel que no fuera abogado.
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