Buenos días, Ceuta.
El repaso de las informaciones, en los medios de
comunicación, es uno de mis hobbies favoritos y suelo tomar
nota de aquellas que destacan por sobre encima del resto.
De todos los medios de información destaco el periódico “La
Razón” por su contenido de alto cinismo que impregna casi
todas sus páginas.
Comprendo que sea un periódico de la derecha, sumiso a sus
directrices, y que pronuncie sus versiones de manera
extremadamente partidista.
Por desgracia en el centro, al que acudo por las tardes
durante unas horas, suelen colocar al mencionado periódico
en la estantería más vistosa del entorno social.
No colocan, no suscriben, otros periódicos porque no les dan
la gana a los rectores de dicho centro.
Los rectores de dicho centro son los del Ayuntamiento de la
población.
Los del PP son los que ocupan todos los cargos del
Ayuntamiento y siempre hacen valer sus decisiones… los demás
ni ‘mú’.
¡Viva la democracia!
Me podéis responder que no acuda más a ese centro, pero se
da la casualidad que en la población donde resido
actualmente todos los centros, hay tres, son exactamente
iguales.
Como no me dedique a jugar al dominó o al ‘chinchón’ en la
arena de la larga playa o en medio de cualquiera de las
plazas del pueblo, no sabría que hacer por las tardes
post-siesta.
Esta es la razón de que acuda a dichos centros.
Gajes de estar en el gremio de los jubilados, pensionistas y
demás comparsas.
Bueno, a lo que iba. Lo de la Botella.
Visto y oído todo lo relacionado con la huelga de la
limpieza en la capital del país, sigo sin comprender que
siga en su poltrona la mujer del amigo de un ex presidente
americano, estadounidense por más señas.
Por lo que dice, por lo que manifiesta desde su puesto, la
señora Botella ya debería estar ante el juez por incitación
al delito.
Está prohibido, lo sabéis vosotros queridos e hipotéticos
lectores, que un organismo de gobierno o una empresa
contraten a empleados externos y/o desviar pedidos a otras
compañías porque vulnera su propio ente y el derecho a la
huelga según la correspondiente ley y la sentencia del
Tribunal Supremo, sala cuarta, de febrero de 1996.
Esto unido a lo del ‘Prestige’ y plasmado por la tinta de la
rotativa del periódico que menciono más arriba, tiene un
tratamiento completamente cínico, tan cínico como lo que
redacta Ussía referido al segundo caso.
Que Ussía escriba “de toda tragedia se pueden obtener
enseñanzas positivas empezando por no manipular la verdad
por interés partidista…”, vaya razón que tiene, por cuanto
es sencillo manipular la verdad como él lo hace con cierta
frecuencia.
Como la manipulan ciertos miembros del Gobierno y del PP.
El cinismo en estado puro.
Tanto como manifiesta el fiscal de Medio Ambiente de Galicia
en referencia al juicio del ‘Prestige’ “que dure 11 años no
permite decir que se esté haciendo Justicia porque es un
tiempo excesivamente dilatado…” y justifica esa tardanza por
las dificultades del proceso.
¿Qué dificultades? ¿La de que gobernaban los socialistas?...
si estaba más claro que el agua de antes del naufragio.
En fin, la vida sigue y yo también, acordándome aún del
chapapote “hilillas de plastilina”.
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