A veces no se alcanza a comprender
como en muchas ocasiones los políticos tienen respuestas que
nada que tienen que ver con las preguntas que le formulan
los periodistas, algo parecido como a irse por los cerros de
Ubeda.
Pero quizá en Ceuta este hecho toma una dimensión mayor y
especial, y existen dirigentes políticos que, dependiendo
quién le formule la interrogante o le llame por teléfono
para contrastar una información, dan una respuesta u otra;
facilitan o no documentación y, en algunos casos, le dan una
larga cambiada para quitarse de encima a semejante bicho
raro.
Ante esto, lo que tanto machacan algunos en sus discursos;
eso de que aquí, en Ceuta claro, no existen diferencias de
raza, religión, color y todas esas palabrería baratas quedan
en eso, en palabras, y esas como todos sabemos se las lleva
el viento.
Si eres obediente, haces la pregunta adecuada y en el
momento idóneo, el premio es una respuesta con titular
incluido, aunque si eres de los malos o de la alianza,
término hecho suyo por algún dirigente local en los últimos
tiempos, la cuestión se torna más complicada y no recibes ni
tan siquiera un caramelo de premio. Y mucho menos una
documentación solicitada y que se haría llegar a todos a
través del gabinete de turno.
Hay teléfonos que nunca suenan, o mejor dicho, que nunca son
atendidos y es que como dijo el presidente de la Ciudad,
Juan Vivas, Ceuta es muy pequeña y aquí nos conocemos todos.
Por una vez, el máximo responsable político ceutí llevaba
mucha razón. Es verdad que aquí nos conocemos todos y,
además, todos sabemos donde estamos y también donde hemos
estado siempre. Ayer, las cosas no cambiaron mucho y se
volvió a la rutina. Otro político que no sabe nada de nada.
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