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OPINIÓN - VIERNES, 15 DE NOVIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Hay alcalde para rato
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

De un tiempo a esta parte, nuestro alcalde no cesa de propagar, en cuanto los periodistas le ponen la respuesta a huevo, que está que se sale en todos los sentidos; vamos que está repleto de ganas, fuerza e ilusión para volver a ser el candidato de su partido a las elecciones en 2015.

Que nuestro alcalde esté tan bien de salud, física y mental, como él no para de preconizar, nos parece una gran noticia. Ya que, como partidarios que somos del utilitarismo, su estado de gracia en todos los sentidos nos llena de satisfacción.

Y es así, porque cuanto mayor sea su bienestar, mejor será para todas las personas que dependemos de su gestión. A no ser que nuestro alcalde siga viviendo en una confusión permanente: la de creerse que es útil todo lo que a él y a sus amigos le resulta beneficioso. Algo que ha venido ocurriendo desde hace varios años y que ha desembocado en un comportamiento de parcialidad manifiesta en todos los sentidos.

Nuestro alcalde, que siempre se ha significado por evidenciar que está sobrado de humildad, ha querido insistir en lo mismo. Y ha declarado que si no se presentara a las elecciones no se produciría ningún descalabro en el Partido Popular de Ceuta. Ya que en la sede de la calle Ainara hay personas muy válidas para encabezar su candidatura. Y lo ha resaltado con la boca chica. La que maneja con soltura suficiente para encandilar a sus incondicionales. Y, por supuesto, el personal ha experimentado una sensación de alivio tras un tiempo de angustia y preocupación.

No obstante, pronto se le ha notado que lo dicho era mero cumplido, un decir sin convicción, una forma de poner, una vez más, en el escaparate electoral su tan cacareada modestia, su tan celebrada sencillez. La de alguien exento de engreimiento y vanidad. Aunque, como es habitual en nuestro alcalde, a renglón seguido ha metido la pata hasta el corvejón.

Y la ha cagado -perdonen la malsonante expresión- en el preciso momento de declarar que si se ha ofrecido para seguir siendo alcalde es porque, en tiempos tan difíciles, donde al parecer las perspectivas electorales para su partido no son tan buenas, le toca demostrar que luchará lo indecible a fin de patentizar que está al servicio de todos los ceutíes.

En una palabra, que ahora lo que está reclamando nuestra primera autoridad es que le reconozcamos el enorme valor que atesora por atreverse a ser candidato en las elecciones del 2015. Que -de no ser él tan caballa y tan dado a obrar milagros que repercutan favorablemente en su ciudad- la mejor decisión hubiera sido anunciar su renuncia, cuando hubiese procedido.

Con semejante intervención, el ego de nuestro alcalde, político profesional acostumbrado ya a ser el personaje más lisonjeado de esta tierra, el más poderoso y quien decide lo que será de los demás y muy dado a otorgar prebendas a unos y condenar a otros, ha salido de su caparazón para orearse un poco. Y uno, que está al tanto de la cosa, no ha tenido más remedio que darle aire.

A nuestro querido alcalde le está pasando factura su orgullo desbocado. Su soberbia inaguantable. Su arrogancia contenida y un deseo palmario de querer serlo todo en la ciudad. Sólo le falta a nuestro alcalde, cuando se pone colérico, pedir a voz en cuello castigos severos para quienes lo conocemos sobradamente y le pedimos que deje de hacer ya de su capa un sayo. De cualquier manera, hay alcalde para rato.
 

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