La implantación en la frontera de
Melilla de la tecnología para garantizar una mayor
seguridad, agilizando el paso y los controles de vehículos y
personas, es una contribución avanzada de los métodos más
modernos para el control electrónico de todas las
matrículas, pasaportes electrónicos y tarjetas,
reconcimiento de fotografías y huellas dactilares en
evitación de conflictos y en aras a una mayor seguridad. Un
dispositivo que, si bien es lógico y razonable que se
instale en la vecina ciudad hermana de Melilla, cabe también
preguntarse cómo no se hace a la vez en Ceuta cuando tantas
veces se ha dicho que ambas ciudades autónomas comparten
singularidades.
Se ha dicho que la seguridad de un país depende de la
seguridad de sus fronteras y, en este caso, de Melilla y de
Ceuta o de Ceuta y Melilla, tanto monta, monta tanto. No se
explica cómo aquí, en nuestra ciudad, no se ha emprendido
una iniciativa similar para que la llamada “frontera
inteligente” se despliegue en el paso fronterizo del Tarajal
como se va a realizar en el de Beni-Enzar. No se entiende
que nuestros responsables políticos y policiales, no
trasladen a Ceuta lo que se va a implantar en Melilla, a no
ser que consideren nuestra frontera de un nivel distinto a
la de la ciudad hermana.
Ceuta está necesitada de dispositivos que también garanticen
su seguridad y que requieren idénticos controles a Melilla.
Las fronteras requieren de las nuevas tecnologías como
recursos necesarios para evitar descontroles e invasiones.
Los pasos fronterizos son elementos esenciales para la
seguridad del Estado. De ahí que se requieran procedimientos
tecnológicos avanzados y mecanismos eficaces.
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