Las I Jornadas de Intervención Psicológica ante
situaciones de crisis, emergencias y catástrofes continuaron
ayer con la charla ofrecida por la psicóloga y decana del
Colegio Oficial de Psicólogos de Cantabria, Aurora Gil, que
habló sobre ‘Suicidio y crisis’. En la ponencia Gil explicó
cuáles suelen ser las casuísticas -a nivel “muy generalista”-
que se dan para que se produzca un suicidio. También hizo un
repaso histórico sobre la visión que se ha tenido del
suicidio e informó de que se encuentra en la actualidad
entre las primeras diez causas de muerte en todo el mundo.
Las I Jornadas de Intervención Psicológica ante situaciones
de crisis, emergencias y catástrofes continuaron ayer con la
charla ofrecida por la psicóloga y decana del Colegio
Oficial de Psicólogos de Cantabria, Aurora Gil, que habló
sobre ‘Suicidio y crisis’. En la ponencia se abordó “qué
tratamiento o qué intervención tienen que hacer los
profesionales cuando se encuentran ante un aviso de
suicidio”, señaló de forma previa a la conferencia.
Durante su intervención, que comenzó a las 16.30 horas, Gil
hizo una revisión “muy breve, histórica, de cuál es el
tratamiento de suicidio a lo largo de la historia en las
distintas culturas hasta llegar a la actualidad”. De forma
posterior analizó cuál es la casuística que existe en la
población suicida, y por último, cuáles son los protocolos o
pautas de intervención más adecuados.
En relación a las características de las personas que son
más proclives al suicidio, la decana del Colegio Oficial de
Psicólogos de Ceuta señaló que existen -siempre hablando de
“datos muy generalistas”- “normalmente que hay población con
una situación de pérdidas afectivas, es decir, rupturas
matrimoniales, situación de ruina económica, crisis
económica, desahucios, pérdida de empleo, o también podemos
encontrarnos con situaciones de enfermedades terminales o
patologías graves en las que haya un menoscabo claro de la
salud”. “Esos son tres campos donde se podrían encontrar la
mayoría casuística, junto con, también algunos casos, de
trastornos mentales, enfermos mentales reconocidos como
tal”, consideró.
Tres campos
En lo que se refiere a cómo deben intervenir los
profesionales de las emergencias ante este tipo de casos,
Gil comentó que tienen que tener “una formación específica
en el ámbito de intervención de la emergencia y
concretamente de la conducta suicida”. “No hay un ‘abc’ de
actuación”, incidió.
La psicóloga pretendió con su charla “contribuir a un
abordaje de la situación de una forma profesional”, además
de que “haya sensibilidad por parte de las Administraciones
de que estas situaciones tienen que ser atendidas por
profesionales cualificados; eso redunda muchísimo en la
calidad asistencial”. Además, tiene una “labor preventiva”,
puesto que “a medio y largo plazo puede también suponer un
ahorro de los recursos de la comunidad en temas de salud
mental, y eso es muy importante”.
“No hay que dejarlo en una intervención puntual, sino que
también es necesaria una labor preventiva muy interesante, y
creo que en los tiempos que corren es importante
contenerlo”, agregó.
La crisis económica
En referencia a si la crisis económica ha incrementado el
número de suicidios, Gil comentó que si se tiene en cuenta
que “una de las situaciones que conlleva a las personas a
tomar esta decisión suele ser un tema de ruina económica, y
teniendo en cuenta la situación económica actual, es
previsible que sí que haya habido probablemente un aumento
de estas situaciones”.
Sin embargo, también recordó que el suicidio “siempre ha
sido uno de los problemas más graves de salud pública a
nivel mundial, e imagino que con la situación económica que
hay, también tiene su incidencia”.
Durante su intervención la psicóloga definió los gestos
suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio consumado.
Los primeros son “los planes de suicidio y las acciones que
tienen pocas posibilidades de llegar a la muerte”. Los
segundos los definió como “las acciones suicidas con intento
de muerte pero que no logran su propósito”. Mientras, el
suicidio consumado es el “resultado de muerte”. “Todos los
pensamientos y comportamientos suicidas, ya se trate de
gestos o tentativas, deben de ser tomados en serio”, señaló
en su charla. En este sentido, Gil recordó que “hay que
hacer caso a las llamadas de atención, siempre hay que
escuchar esas llamadas”.
La relación con Ceuta
La decana del Colegio Oficial de Psicólogos de Cantabria
atendió antes de la charla a este diario. Es la primera vez
que visita la ciudad autónoma, la cual calificó de “muy
bonita”. En lo que respecta a las relaciones que se
mantienen con el Colegio Oficial de Psicólogos de Ceuta, Gil
aseguró las relaciones institucionales y personales son
“inmejorables, tanto con la actual decana como con el
anterior, Juan Delgado”. “Las diferencias sí son importantes
porque Ceuta es un Colegio pequeño y el número de
profesionales colegiados, evidentemente, es inferior al que
hay en Cantabria, pero como organización colegial es
estupenda”, finalizó.
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Los hombres usan métodos “más agresivos”
“El suicidio es una de las diez
primeras causas de muerte en el mundo, es un problema de
salud pública; hay un millón de casos al año de suicidios
consumados”. Así lo explicó ayer la psicóloga y decana del
Colegio de Psicólogos de Cantabria, Aurora Gil, quien
también expuso en su ponencia que “ahora hay más
adolescentes en los que el suicidio está presente”. La tasa
de suicidios consumados “es más alta en varones que en
mujeres, en todas las edades”, pero “las mujeres lo intentan
más veces y los hombres lo consiguen más”, señaló. Esta
situación tiene que ver con el método elegido: “Los hombres
usan métodos mucho más agresivos que las mujeres, como armas
de fuego, mientras que las mujeres utilizan medicamentos,
con lo cual, el fallecimiento es más difícil”. Por último,
el suicidio consumado “se incrementa con la edad”.
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