Nuestro diputado nacional, el
señor Francisco Márquez, días después de jugar a Usain Bolt
por los pasillos del Congreso, compareció en rueda de prensa
en nuestra ciudad para hablar del paro y de la situación
actual, tanto del Estado español como de Ceuta. Márquez
aprovechó para criticar a Jesús Caldera, ex Ministro de
Trabajo del Gobierno de Rodríguez Zapatero, diciendo
literalmente que “hay que tener muy poca vergüenza para
venir a dar lecciones de como luchar contra el paro”.
Seguramente tenga razón, lo que ocurre es que echar balones
fuera hablando continuamente de la herencia recibida ya
huele.
El PSOE, me libren a mí de defenderles, ya pagó su mala
gestión perdiendo unas elecciones, y a día de hoy sigue sin
levantar cabeza en las encuestas sobre la intención de voto
de los españoles. Lo que más me ha llamado la atención de la
intervención de Márquez es que, siendo tan crítico con la
desvergüenza de los del puño y la rosa, osara a hacer la
siguiente afirmación: “Yo, desde luego, creo que cuando no
hay dinero para todo, lo prioritario son los servicios
públicos, y lo prioritario es atender a los colectivos que
más lo necesitan, y lo prioritario es la Educación, y lo
prioritario es la Sanidad Pública”. Creo que atreverse a
decir tal cosa perteneciendo al Partido Popular y votando
afirmativamente a todas las políticas llevadas a cabo desde
hace dos años no es tener poca vergüenza, creo que es algo
más. Es un ejercicio de cinismo y de hipocresía que clama al
cielo, algo propio de canallas.
El Partido Popular, no contento con haber puesto a toda la
comunidad educativa en su contra, está haciendo todo lo
posible por desmantelar nuestro sistema de salud público.
Hace unos días nos despertábamos con la última barbaridad
que se les ha ocurrido: el Gobierno planea limitar el
derecho a la Sanidad Pública a los parados de larga duración
que hayan agotado la prestación por desempleo y lleven más
de 3 meses en el extranjero. Les dejan sin trabajo, les
obligan a emigrar y les penalizan negándoles la atención
médica. Sólo teniendo en cuenta este ultimo dato, es
evidente que Francisco Márquez nos toma a todos por
imbéciles, como lo hacen también sus palmeros asustaviejas,
esos aprendices de Marhuenda que acuden sistemáticamente a
Stalin, la URSS y el anticomunismo macarthista más rancio y
ridículo para atacar a todos los que nos oponemos a sus
inhumanas políticas.
Yo sí que tengo vergüenza. Y también siento asco.
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