Determinados días, observo a una
señora de cierta edad, poniéndole agua y comida a una camada
de gatos que se encuentran de ocupas, en un local abandonado
en el centro de la ciudad donde resido. Dicha estampa me
conmueve, porque generalmente, la categoría de un pueblo
depende de cómo trata sus ciudadanos a los animales. Y esa
señora, sin duda alguna para mí, es una persona con una
sensibilidad que cala hondo. Por lo tanto, no tengo
intención alguna, de buscarles los tres pies a los mininos
de esta señora. Ni tampoco, me voy a referir, a los gatos
manuales ni a los hidráulicos, que son utilizados para
ejercer presión o para elevar un vehiculo; para entre otros
asuntos, cambiar una rueda tras un pinchazo o para reventar
una puerta para desvalijar una casa.
Pero sí, me referiré, sobre felinos conocidos; al proliferar
el tifus que expelen por cualquier rincón, recayendo sus
malignas partículas sobre el pueblo honrado, trabajador y
contribuyente, como consecuencia de la política carroñera de
la piara de estos marrulleros que pululan disfrazados gatos
dóciles.
Es más que probable, que todos esos gatos, deban llevar en
sus tripas enormes cantidades de gatitos, a pesar de las
estampas bonachonas que exteriorizan, independientemente de
que algunos pueda tener más greña maleable que el león
‘Macario’ de Mari Carmen y sus muñecos. Por lo tanto, esos
gatos cuidan las formas, llevando regimenes elaborados
específicamente para ellos. Siendo su arte culinario a base
de pasta untada con manteca, con las que obtienen las dosis
vitamínicas necesarias, para proseguir perteneciendo a las
gatadas de sus manilargas estirpes.
Por ello, presuntamente, hasta en organismos como pueden ser
ministerios, palacios, diputaciones, alcaldías, delegaciones
y otras sedes diversas, pueden existir gatos de estos
domésticos, los que, independientemente, de prestar sus
servicios como animales de compañía, como los del ex
presidente José María Aznar de nombres Manolo, Lucas y
Margaritas, se ponen las botas cazando ratones preservando
el equilibrio de su ecosistema animal.
Algunos de estos gatos realizan, además, funciones como la
del gato de azoteas, el que a pesar de ser flaco y
desmejorado, utiliza todo su poder para aumentar las
construcciones. Y, de esa forma, a pesar de que enaltece la
extrema miseria de sus obras, es espejo o modelo para sus
catervas de coetáneos y afiliados.
Otro gato que me llama poderosamente la atención es el gato
montés, al ser una criatura dotada con unas cualidades más
que portentosas para la caza. Por ello, hasta le han
dedicado en España un pasodoble taurino, que es interpretado
por las bandas de música en determinadas paradas militares y
en los cosos. Siendo utilizados en Inglaterra para la caza
del zorro y para acorralarlos en sus guaridas de los montes
y parajes. Devaluándose, acto seguido, los terrenos
correspondientes a través de una campaña sigilosa con el
orín de sus poderes mediáticos. Expropiándose,
posteriormente, a los inquilinos con planes poco
urbanísticos; con objeto de construir, por el bien económico
y turístico nacional, sus gateras al precio que sea, con
campos de golf y zonas verdes aunque escasee el agua.
Creo, que gato que no maúlla no pilla cacho. Siendo una
práctica de ciertos gatos al olfatear a las gatas en celo,
sobre todo, al acercarse las elecciones. Porque al tener que
competir con otros gatos, no cualquiera se lleva a las gatas
al huerto, sino los gatos más poderosos del régimen. Pero
necesitarán un fiel correo para llevar a buen puerto los
gatitos hechos. Para ello, utilizarán al gato galera, que
será el encargado de poner a buen recaudo lo recaudado para
la financiación de sus camadas. Aunque, deberán extremar las
medidas de seguridad para no dejar huellas, porque le pueden
echar gatos a las barbas. Aunque, se defenderán como gatos
panza arriba, para salir indemnes del trance.
Hasta hace bien poco, estimado lector, estos gatos se han
llevado a las gatas y gatos del poblacho al agua. Pero algo
está cambiando en sus reinos gatunos, porque estos gatos con
dudoso proceder, andan con el rabo entre las patas, al
percatarse que más pronto que tarde, se les acercará un
gatero para ponerles un lazo al cuello. Por eso, estos gatos
están siempre vigilantes y no se fían ni de los de su misma
facción, porque a veces, más sabe el ratón que el gato, ya
que no por ser más poderoso se es más astuto.
Por ello, hay que evitar que esos gatos pardos y de
cualquier otra simbología o pelaje, sigan dándonos gato por
liebre. Porque son poseedores de instintos básicos
extremadamente malignos. Siendo inexcusable, para la gente
de bien, extinguir a estas especies de gatos lo antes
posible, al haber hecho desde su cultura gatuna mucho daño a
la humanidad.
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