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OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / DESDE LA OTRA ORILLA

Gatos que se ponen las botas
 


José Salguero Duarte
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Determinados días, observo a una señora de cierta edad, poniéndole agua y comida a una camada de gatos que se encuentran de ocupas, en un local abandonado en el centro de la ciudad donde resido. Dicha estampa me conmueve, porque generalmente, la categoría de un pueblo depende de cómo trata sus ciudadanos a los animales. Y esa señora, sin duda alguna para mí, es una persona con una sensibilidad que cala hondo. Por lo tanto, no tengo intención alguna, de buscarles los tres pies a los mininos de esta señora. Ni tampoco, me voy a referir, a los gatos manuales ni a los hidráulicos, que son utilizados para ejercer presión o para elevar un vehiculo; para entre otros asuntos, cambiar una rueda tras un pinchazo o para reventar una puerta para desvalijar una casa.

Pero sí, me referiré, sobre felinos conocidos; al proliferar el tifus que expelen por cualquier rincón, recayendo sus malignas partículas sobre el pueblo honrado, trabajador y contribuyente, como consecuencia de la política carroñera de la piara de estos marrulleros que pululan disfrazados gatos dóciles.

Es más que probable, que todos esos gatos, deban llevar en sus tripas enormes cantidades de gatitos, a pesar de las estampas bonachonas que exteriorizan, independientemente de que algunos pueda tener más greña maleable que el león ‘Macario’ de Mari Carmen y sus muñecos. Por lo tanto, esos gatos cuidan las formas, llevando regimenes elaborados específicamente para ellos. Siendo su arte culinario a base de pasta untada con manteca, con las que obtienen las dosis vitamínicas necesarias, para proseguir perteneciendo a las gatadas de sus manilargas estirpes.

Por ello, presuntamente, hasta en organismos como pueden ser ministerios, palacios, diputaciones, alcaldías, delegaciones y otras sedes diversas, pueden existir gatos de estos domésticos, los que, independientemente, de prestar sus servicios como animales de compañía, como los del ex presidente José María Aznar de nombres Manolo, Lucas y Margaritas, se ponen las botas cazando ratones preservando el equilibrio de su ecosistema animal.

Algunos de estos gatos realizan, además, funciones como la del gato de azoteas, el que a pesar de ser flaco y desmejorado, utiliza todo su poder para aumentar las construcciones. Y, de esa forma, a pesar de que enaltece la extrema miseria de sus obras, es espejo o modelo para sus catervas de coetáneos y afiliados.

Otro gato que me llama poderosamente la atención es el gato montés, al ser una criatura dotada con unas cualidades más que portentosas para la caza. Por ello, hasta le han dedicado en España un pasodoble taurino, que es interpretado por las bandas de música en determinadas paradas militares y en los cosos. Siendo utilizados en Inglaterra para la caza del zorro y para acorralarlos en sus guaridas de los montes y parajes. Devaluándose, acto seguido, los terrenos correspondientes a través de una campaña sigilosa con el orín de sus poderes mediáticos. Expropiándose, posteriormente, a los inquilinos con planes poco urbanísticos; con objeto de construir, por el bien económico y turístico nacional, sus gateras al precio que sea, con campos de golf y zonas verdes aunque escasee el agua.

Creo, que gato que no maúlla no pilla cacho. Siendo una práctica de ciertos gatos al olfatear a las gatas en celo, sobre todo, al acercarse las elecciones. Porque al tener que competir con otros gatos, no cualquiera se lleva a las gatas al huerto, sino los gatos más poderosos del régimen. Pero necesitarán un fiel correo para llevar a buen puerto los gatitos hechos. Para ello, utilizarán al gato galera, que será el encargado de poner a buen recaudo lo recaudado para la financiación de sus camadas. Aunque, deberán extremar las medidas de seguridad para no dejar huellas, porque le pueden echar gatos a las barbas. Aunque, se defenderán como gatos panza arriba, para salir indemnes del trance.

Hasta hace bien poco, estimado lector, estos gatos se han llevado a las gatas y gatos del poblacho al agua. Pero algo está cambiando en sus reinos gatunos, porque estos gatos con dudoso proceder, andan con el rabo entre las patas, al percatarse que más pronto que tarde, se les acercará un gatero para ponerles un lazo al cuello. Por eso, estos gatos están siempre vigilantes y no se fían ni de los de su misma facción, porque a veces, más sabe el ratón que el gato, ya que no por ser más poderoso se es más astuto.

Por ello, hay que evitar que esos gatos pardos y de cualquier otra simbología o pelaje, sigan dándonos gato por liebre. Porque son poseedores de instintos básicos extremadamente malignos. Siendo inexcusable, para la gente de bien, extinguir a estas especies de gatos lo antes posible, al haber hecho desde su cultura gatuna mucho daño a la humanidad.
 

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