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OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / SNIPER

Asociación Al Idrissi, un puente
tendido a la convivencia

 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Las notas se acumulan en el cuaderno, generando un mar de dudas a este escribano del limes. ¿De qué les escribo éste domingo….? ¿De las elecciones comunales (locales es decir) convocadas con un considerable retraso, albricias al fin y al cabo, para 2015? (deberían haberse celebrado éste año); ¿del retraso sine die ¡y ya va para ocho años!, del juicio contra la mediática Nadia Yassin, la “Pasionaria” de los adilistas de Justicia y Espiritualidad acusada de todo un poco tras declararse “republicana!”? (obviamente el Neomajzén tiene miedo al rifirrafe en los juzgados) ¿O acaso de la descafeinada estadística manejada por el ministro de Justicia, el amigo Ramid, según el cual son dos los centenares de jóvenes marroquíes que combaten en Siria “cayendo muchas bajo las balas de los beligerantes”? (sic). Y el doble también Mustafa, te lo digo yo.

Dejaremos pues estas fruslerías para otro momento centrándonos en lo que toca, Ceuta, siempre Ciudad Querida y en sin duda el reto más importante que afronta ya la Perla del Mediterráneo para el inmediato futuro: la apuesta por la convivencia. Con ser de calado la crisis económica rampante así como la sutil pero continua marroquinización de la ciudad, el frente que se perfila como más preocupante es el de la convivencia entre diferentes etnias y modelos cultural-religiosos, máxime cuando el vuelco demográfico ya se intuye en el horizonte. Ceuta (como Melilla) es España, es Occidente y por ello los derechos y libertades fundamentales de la persona están reconocidos y a salvo. La comunidad musulmana, una más y a este paso la mayoritaria a corto plazo, goza obviamente de estos derechos como el resto de la ciudadanía, unos derechos dicho sea de paso de los que carecen incluso países modelo en su órbita geocultural, como el vecino Reino de Marruecos. Es decir, que una presunta marroquinización no de hecho (en buena medida esto ya es una realidad) sino de derecho, constituiría un palpable retroceso en las libertades fundamentales: de asociación, reunión, libertad de pensamiento y libertad de religión. Conceptos y realidades sobre los que invito a reflexionar a nuestros conciudadanos musulmanes ceutíes y melillenses.

Por lo demás, es un hecho que la Umma (la comunidad islámica) está inmersa en este nuevo año 1435 de la Hégira (2013 de la Era Común) en una inmensa “fitna” (división), un cruel enfrentamiento civil paralelo, salvando las distancias, al padecido por la Cristiandad durante las penosas Guerras de Religión (católicos contra protestantes) que desgarraron Europa desde el final del siglo XV hasta mediados del siglo XVII y que contribuyeron, decisivamente, a la ruina y decadencia de España. Matizando que la guerra interna en la que está inmerso hoy el Islam es endógena, trascendiendo el histórico enfrentamiento sunní-shií, si bien obviamente puede haber factores externos que la exacerben. Es decir, que cualquier sociedad musulmana hoy en día está sujeta a éstas pulsiones, con independencia de su ubicación y medio cultural: en el seno de un Estado musulmán, en colectividades inmersas en el seno de la inmigración o en ciudades multiculturales (auténticos laboratorios) como son los casos de Ceuta y Melilla, habiendo que sumar en éstas a la pulsión religiosa el factor marroquí. En Ceuta y Melilla nos encontraríamos con lo siguiente: primero el factor demográfico (ciudades occidentales con clara mayoría musulmana), segundo las tensiones de la comunidad musulmana en sí, debatiéndose entre la integración o la progresiva islamización (entendida ésta como una ideología política) y en tercer lugar el anexionismo del nacionalismo marroquí, río en el que también convergerían tres corrientes de digamos diferente salinidad: la del Islam tradicional y oficial (el típico en Ceuta), enraizado en el morabitismo; el neosalafismo alternativo de los últimos años y sobre el que habría mucho de qué hablar; finalmente el propio de Justicia y Espiritualidad, el mayor movimiento de masas del Magreb, con una ideología digamos que a caballo entre el Sufismo y los Hermanos Musulmanes.

Navegar en estas aguas, de profundo calado y procelosas corrientes, no es precisamente fácil. De ahí que sea meritoria la aparición de asociaciones como Al Idrissi que, en calmada pero constante pugna con el oscuro entramado asociativo del islamismo radical en la ciudad, que ha subido como la espuma en los últimos quince años, marque una clara apuesta por la convivencia ciudadana preparando a los jóvenes de su comunidad para el inmediato futuro. Y es también llamativa la falta de reflejos políticos del gobiernín de la Ciudad Autónoma, que no se ha dignado desplazar a ninguna de los presuntos profesionales que en él maman de la cosa pública para asistir en el Teatro-Auditorio del Revbellín, la pasada noche del 5 de noviembre, a disfrutar un año más con el espectáculo de música y colorido, preñado de referencias coránicas, con el que los jóvenes miembros de la Asociación El Idrissi brindaron generosamente a los asistentes, conmemorando el Año Nuevo musulmán. Que yo sepa y estaba en primera fila (corríjanme si me equivoco), por allí solo apareció Mohamed Alí Lemague, con el que tuve ocasión de compartir asiento al lado así como una distendida y jugosa conversación.

Mi cordial felicitación a la Asociación Cultural El Idrissi por su elaborada puesta en escena; mi enhorabuena por su continuado esfuerzo en pro de la recuperación de tradiciones afines al patrimonio cultural de la comunidad musulmana de Ceuta, que nada tienen que ver con importaciones de referencia islámica de otras latitudes y que tanto daño están haciendo, primero, en el propio seno de las familias musulmanas y luego en el patrimonio de la convivencia compartida. Un freno (y los dirigentes de El Idrissi lo tienen muy claro) contra la peligrosa deriva del islamismo radical, emboscado en la ciudad, es la recuperación y conocimiento del islam tradicional de toda la vida, el de los ascendientes y abuelos de muchos musulmanes ceutíes que poco o nada tiene que ver, créanme, con esas aviesas formas importadas en los últimos años de vaya a saber usted dónde. Salam Aleikum, feliz año 1435, jais.
 

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