En política, lo verdaderamente
importante cabe en la punta de una servilleta (Iñaki
Anasagasti). Si nos atenemos exactamente a lo dicho por
el político vasco, en su día, no sería locura colegir que
sobran diputados, senadores, consejeros y concejales en
cantidad. Dado que yo soy muy malo para retener cifras en la
alacena de mi memoria, indago por medio de Internet el
número exacto de diputados que nos representan en el
Congreso, y me encuentro con que son 350 los padres de la
patria.
Tratamiento que a ellos les chiflaba oír cuando la
democracia, aún incipiente, parecía ser el gran remedio para
curar todos los males que aquejaban a una España recién
salida de una dictadura. Los senadores, en cambio, son 266.
Por lo que me es muy fácil deducir, claro es, que los
componentes de la cámara alta tienen incluso más tiempo
libre para tocarse los… cataplines que los diputados. Que ya
es decir.
Sea como fuere, la conclusión a la que he llegado, quizá por
ese deseo que uno tiene de arrimar el ascua a su sardina, es
que llevamos muchos años padeciendo excedente de políticos,
como tiempo hubo en el cual lo tuvimos de olivares; aunque,
en este caso, los dirigentes del mercado agrícola de la
Unión Europea tomaron rápidas medidas para solucionar lo que
ellos consideraban un derroche inviable.
Hay que ver, se dirán ustedes, la mitad de mis posibles
lectores, cómo ha consumido Manolo gran parte de la
columna, con tan largo introito, para terminar hablándonos
de Francisco Márquez, diputado del PP, porque así lo
quiso quien hizo la lista de candidatos en su momento. Que
pudo ser hasta Pedro Gordillo. Y es que Dios, ya se sabe,
escribe derecho con renglones torcidos.
FM, nombre de torero y presencia juncal, goza fama de ser
más inteligente que el que más lo sea en el PP de Ceuta. En
realidad, lo ideal sería que lo fuera a escala nacional. Es
decir, que sus valedores lo midieran con lo más granado que
pueda haber en la calle Génova. Donde tampoco están, dicho
sea de paso, para tirar cohetes al respecto. Pero menos da
una piedra, se dirá este político que ha tenido
intervenciones mejores, sin duda alguna, que las últimas.
Las últimas declaraciones de FM han sido para enmarcarlas y
colgarlas en sitio principal de la sala donde habría que
exhibir los disparates que dicen unos políticos cuya tarea
cabe en el pico de una servilleta.
Calla y no disparates. Le hubiera dicho yo de haber estado
cerca de él, cuando el jueves, en su conferencia de prensa,
largó de manera contraria a la razón. Comenzó defendiendo,
con buen tino, el cierre de la Televisión Pública de
Valencia, alegando que tomar esa decisión era mejor que
cerrar centros de enseñanzas u hospitales. Pero, de repente,
la eminencia gris de los populares decidió referirse a RTVCE
y se nos fue por los cerros de Ubeda. Y ya no dejó de
divagar. Y yo dije para mí, como seguramente hicieron muchas
otras personas, si FM es el político más inteligente de
Ceuta cómo serán los demás...
Mas quedaba todavía la segunda parte del asunto, la parte
correspondiente al paro. Y al diputado se le ocurrió decir
que “los españoles ya estamos experimentados en tiempos de
crisis y tenemos claro que de esto no se sale sin esfuerzo y
sin que todos pongamos de nuestra parte”. El esfuerzo que
hace él, y casi todos los diputados, es el que les exige
correr por los pasillos del Congreso cuando hay un puente
como el del 1 de Noviembre.
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