Los argumentos del Gobierno
aclarando sus decisiones están resultando un verdadero
laberinto. Del concurso inicialmente previsto de la obra de
remodelación de la Marina se pasó a un cambio sustancial de
subasta para evitar suspicacias y pregonar una mayor
claridad, signo inequívoco de que, obviamente, debería haber
algo poco claro o así habría de entenderlo el propio
Gobierno para variar el procedimiento de adjudicación.
Ahora, por si fuera poco, nos encontramos con otra novedad.
El Ejecutivo de Juan Vivas, anticipa que se “precinta” la
puerta de atrás del Ayuntamiento para que “nadie pueda
pensar que en la Administración se puede entrar por la
puerta de atrás”. Y no es que los ciudadanos lo piense, es
que realmente, son muchos los que han entrado por la puerta
de atrás, no sólo como autónomos sino con contratos de obras
y servicios, dejando posteriormente como fijos al personal
contratado ilegalmente.
Plantear ahora tan escrupulosa decisión no deja de resultar
un sainete y provoca que los ciudadanos se pregunten,
entonces ¿la puerta de atrás estaba abierta? ¿durante
cuantos años lo ha estado? ¿cuantos se han ‘colado’? ¿Juan
Vivas ha tardado doce años en percatarse de ello?
De manera que, este ejercicio de cinismo político es otra
mofa más al pueblo, al ciudadano, en un intento de lavado de
imagen que no deja de resultar una pantomima impresentable y
morbosa, sin ningún tipo de escrúpulo. No hay propósito de
enmienda en las decisiones adoptadas ahora, sino una
continuidad de descarado proceder. Por esa “puerta de atrás”
ha entrado mucha gente, visto lo visto.
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