Buenos días, Ceuta.
Hoy escribiré alguna pequeña nota referida a la segunda
ciudad en que residí durante algo más de 49 años.
No voy a narrar ninguna especie de bibliografía, que tal vez
no interese a nadie, por lo que en este aspecto podéis estar
tranquilos.
Ciutat Vella es el nombre de uno de los barrios más famosos
de la Ciudad Condal, antiguo casco viejo que encerraba la
auténtica Barcelona de los años ‘romanos’.
Ciutat Vella es el barrio donde se encuentran,
¿encontraban?, la Capitanía General de Catalunya y el
Gobierno Militar, aparte de que más arriba está la catedral
y otros edificios.
En uno de las viviendas del Gobierno Militar residí, poco
más o menos, durante nueve años, aprovechando la residencia
familiar y para tener mis ahorros.
Es un barrio que se divide en dos partes bien diferenciadas:
la Ciutat Vella propiamente dicha que engloba el antiguo
Barrio Chino, y el Borne, donde se encuentra enclavada la
Basílica de Santa María del Mar, divididos por las famosas
Ramblas barcelonesas.
En la parte de la izquierda, según se sube las Ramblas, se
ubican los ciudadanos más conflictivos de la ciudad, que hoy
en día son miembros de un barrio transformado en una mini
ciudad babeliana.
Escenario de multiples riñas, batallas campales, folleríos
escabrosos, enorme almacén de drogas y campo abonado para
las mafias de todos los colores.
Solía frecuentar la zona de la derecha, según se sube las
Ramblas, los viernes por la noche, con mis amigos de
entonces, por las numerosas tascas, tabernas, bares,
chiringuitos y restaurantes que llenaban la atmósfera, ya
viciada de por sí, de olores tan mezlados que, sin remedio,
la llamaba Babel Aromática.
Callejuelas estrechas y trepidantes, luces mortecinas que
animaban el escenario de las pesadillas, dejando pequeñas
las de Helm Street o por lo menos como escenario perfecto
para Jack el Destripador.
Oscuros zaguanes que resguardaban pecados inconfesabes y
donde la manualidad tenía mucha preferencia.
Ciuitat Vella plena de historia, de gentes famosas y no
famosas, de crímenes domésticos y no domésticos... quedó
retratada durante años en mi mente.
Esta zona de la Barcelona actual está muy cambiada, aunque
perduren algunos lugares y edificios, y recientemente es el
escenario de una luctuosa acción policial digan de los
estudios hollywoodenses o, mejor aún, como si fuera
exportada directamente desde los EE.UU.
No es la primera vez que la policía catalana actúa de esa
manera tan desmedida para detener a un ciudadano. Botones de
muestra los hay a montones.
Siguen métodos obsoletos para la reducción de supuestos
delincuentes que supuestamente se les resisten.
Siguen usando las reglas de los ‘grises’, aquella policía
franquista con tanta historia borrada como los discos duros
de los ordenadores del PP, con lapretensión de que están al
sevicio de todos los ciudadanos cuando la auténtica verdad
no es esa. Estan al servicio del capital, sin paliativos.
La Justicia, lo justo, no existe en ellos.
En fin, la vida sigue y yo también.
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