Fue martes, día 28 de octubre,
cuando en una sesión plenaria, a Mabel Deu, consejera
de Educación, Cultura y Mujer, además de presidenta de la
Fundación Premio Convivencia, se le desataron los nervios y
arremetió de manera desproporcionada contra Fatima Hamed,
consejera de la coalición Caballas.
Debido a que Fatima Hamed, no exenta de sorna, y con el alma
serena, que es la mejor manera de criticar a los adversarios
políticos, había decidido poner entre las cuerdas a una
consejera que no quería reconocer los muchos gastos habidos
durante el Premio Convivencia otorgado a Mario Vargas
Llosa.
Del escritor peruano y Premio Nobel debo decir, una vez más,
que no ha tenido el detalle de escribir sobre el premio que
se le otorgó y el dinero que se embolsó. Pareado que asumo,
por creer que le viene al asunto como anillo al dedo.
A lo que iba: FM consiguió desquiciar a mi estima Mabel Deu
y ésta, a quien yo consideraba cachonda, tranquila y
elegante, perdió los nervios y le dijo impropios a una
señora que siempre se ha distinguido por saber el terreno
que pisa. Y encima, para envidia de muchos, le cae a las mil
maravillas el pañuelo con que se cubre la cabeza.
Desde aquel martes nefasto para la señora Deu, yo he venido
pensando en cómo la presidenta de la Fundación Premio
Convivencia podría enmendar errores pasados y, sobre todo,
acortar gastos de un acontecimiento que, en tiempos de
crisis, lo está pidiendo a gritos. Y he llegado a la
siguiente conclusión, una vez que fui espectador del pleno
celebrado hace dos días.
Hace dos días, es decir el martes pasado, Juan Luis
Aróstegui, durante la correspondiente sesión plenaria,
no se cortó lo más mínimo en decirnos que él, pese a que se
le critique, es muy amigo de Juan Vivas aunque no
comparta con él su forma de gobernar. Que lo suyo es una
fraterna amistad de juventud y que no está dispuesto a
prescindir de ella. ¡Qué bonito, qué bonito, qué bonito!
Hurra, pues.
Y a continuación, para refrendar el estado de hermandad que
flotaba en el ambiente del pleno, va Emilio Carreira,
consejero de Economía y Hacienda y portavoz del Gobierno, y
le recuerda a Juan Luis Aróstegui el gran aprecio y el mucho
respeto que le tiene. Y ambos disfrutan emocionadamente de
ese momento crucial en sus vidas.
A Emilio Carreira y Juan Luis Aróstegui nada más que les
faltó jurarse amor eterno. Amor del bueno. Porque, a fin de
cuentas, ambos comparten los mismos criterios políticos
aunque deban mostrarse en público como enemigos acérrimos.
Lo cual les causa una tremenda desazón. Una inquietud que
les hace pasarse las noches in albis. Sin dormir lo que
debieran. Un castigo que, de seguir así, terminará mermando
la salud de Vivas, Carreira y Aróstegui. Quienes forman un
trío que se quieren lo indecible aunque defiendan causas muy
distintas.
Por consiguiente, ante tamaño sacrificio, que bien visto es
penitencia dura y pura, yo aconsejo a Mabel Deu que bien
haría en nominar como candidatos al Premio de Convivencia al
trío mencionado. Porque, además de que están sobrados de
méritos, no habría necesidad de pagarles los treinta mil
euros adjudicados a la causa y también se ahorrarían los
gastos de viajes, alojamientos, comidas y demás prebendas.
Ah, estimada Mabel, prometo no pasarte factura por mi
asesoramiento. Así soy yo…
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