Las controversias que ha desatado
la remodelación de la Marina es un desacuerdo que ha
encontrado carta de naturaleza en las redes sociales. Pese a
que Juan Vivas tiene a su favor a los empresarios, por una
cuestión lógica de egoísmo por la mejora para sus negocios
que se ubican en la zona y también a una Federación de
Asociaciones de Vecinos “comprada” con dinero público, así
como las portadas que, a modo de lavado de imagen, le vienen
dedicando, igualmente “compradas” con dinero de todos
nosotros, la manipulación no alcanza a las conciencias
ciudadanas que se han desatado en Facebook, donde la gente
de la calle, se pronuncia en lo que es el verdadero
pensamiento de esa mayoría, en otros casos, denominada
silenciosa y que ahora se define.
Para colmo de males, a toda esta vorágine se unen aquéllos
exgilistas que bien, desde el Gobierno de la Ciudad o desde
cargos de confianza, se ríen a mandíbula batiente diciendo
que Juan Vivas está copiando todos los proyectos del GIL y
éste es uno de ellos. Los que ahora trabajan con el Partido
Popular, dejan en privado a su jefe Vivas con las posaderas
al aire y se ríen de sus “imaginativos” proyectos, sacados
del cajón del GIL y puestos con idéntico despilfarro con el
que criticaban al Grupo Independiente Liberal.
No es extraño comprobar cómo las redes sociales están
calientes, como un hervidero de críticas, muchas de ellas
ácidas con términos que hablan por sí solos: política del
disparate del señor Vivas, contra la riqueza que empobrece
actúa o no se acude a votar a los chupópteros. La
manipulación del Gobierno de Vivas no logra calar en los
ciudadanos.
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