El expresidente del Gobierno José María Aznar aseguró en
1998 al rey Hassan II de Marruecos que si su país decidiera
“hacer la guerra” a España por su reivindicación sobre Ceuta
y Melilla, la perdería. El expresidente relata en el libro
su intento de mantener con Marruecos una buena relación y la
buena impresión que tuvo en mayo de 1996 en su primer viaje
a este país, que fue también el primero que realizó
oficialmente al extranjero y durante el que se entrevistó
con Hassan II. Sin embargo, explica que, un año después, el
hoy rey de Marruecos, realizó una visita a España y mantuvo
con él una conversación en la Moncloa que “no fue fácil”.
Aznar revela esa conversación con el rey marroquí en el
segundo volumen de sus memorias, titulado “El compromiso con
el poder”, publicado por Planeta y que hoy se presenta en un
acto en el que mantendrá un coloquio con el exministro Josep
Piqué y el ex secretario general de CCOO José María Fidalgo.
El expresidente relata en el libro su intento de mantener
con Marruecos una buena relación tras su llegada a la
Moncloa y la buena impresión que tuvo en mayo de 1996 en su
primer viaje a este país, que fue también el primero que
realizó oficialmente al extranjero y durante el que se
entrevistó con Hassan II.
Sin embargo, explica que, un año después, el entonces
príncipe heredero y hoy rey de Marruecos, realizó una visita
a España y mantuvo con él una conversación en la Moncloa que
“no fue fácil” y en la que Mohamed VI le pidió que cambiara
su posición sobre el Sahara y abordara las pretensiones
marroquíes sobre Ceuta y Melilla.
Aznar asegura que rechazó esos planteamientos y que quedó
claro que Marruecos “no había valorado bien las intenciones
y objetivos del nuevo Gobierno español. No sería -añade- su
único error de cálculo en relación con nosotros”.
Fue en su segunda visita oficial a Marruecos, en abril de
1998, cuando Aznar fue recibido en audiencia por Hassan II
tres meses antes de su fallecimiento y éste le planteó de
nuevo la reivindicación sobre Ceuta y Melilla en una
conversación “aún más complicada” que la que tuvo antes con
el hijo del monarca.
“En un momento dado, Hassan llegó a pronunciar la palabra
guerra; eso sí, para decir que su país no la declararía por
esta cuestión. Su comentario me pareció fuera de lugar y
decidí replicar: Me parece muy bien su postura, porque, de
hacer la guerra a España, Marruecos la perdería”, narra el
exjefe del Ejecutivo en sus memorias.
Añade que, con la llegada al trono de Mohamed VI, Marruecos
se alineó con Francia contra los intereses de España y
adoptó decisiones como la prohibición total de faenar en sus
caladeros, que está convencido de que fueron inspiradas por
el expresidente francés Jacques Chirac.
También acusa a Chirac de participar en la “estrategia de
presión” marroquí sobre Ceuta y Melilla con el objetivo de
que España cambiara su posición sobre el Sahara.
Revela asimismo que Chirac le afeó que tratara al rey
marroquí peor que el presidente israelí Ariel Sharon trataba
a los palestinos (acusación que califica de falsa) y que en
una cumbre europea organizada en España le dijo: “Tenéis que
empezar a devolverlo todo”.
“No tengo nada que devolver”, asegura que contestó al
entonces presidente francés, a quien acusa de tratar a
Marruecos de una forma “paternalista” que cree que a quien
más perjudicaba era al propio país marroquí como considera
que prueba lo ocurrido en el islote de Perejil.
A su juicio, esa acción fue un error estratégico de gran
calibre de Mohamed VI en la que influyeron el apoyo
“inequívoco” que recibía de Francia y la actitud y posición
de algunos sectores políticos y mediáticos españoles.
En ese sentido, califica de “estrafalaria” la visita que
realizó a Marruecos en 2001 el entonces líder de la
oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando las
relaciones bilaterales pasaban por un momento de tensión.
Ante la toma de Perejil, Aznar explica los pasos que dio
hasta decidir actuar de forma contundente para desalojar a
los gendarmes marroquíes que habían ocupado el islote y
narra que el entonces jefe del Estado Mayor de la Defensa,
el almirante Antonio Moreno, mostró por tres veces su
rechazo a una actuación militar.
“Mi decisión final fue que sí”, recalca el expresidente al
considerar que era la opción más segura.
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