La Delegación del Gobierno de Ceuta no tiene intención de
reforzar el perímetro fronterizo, algo que si se han
planteado por parte del Ministerio del Interior en la ciudad
vecina de la Melilla. La orografía del terreno de la zona
fronteriza ceutí y la baja de la presión migratoria hacen
que esta no necesite la instalación de nuevas medidas de
seguridad en la actualidad, según aseguraron fuentes de la
Delegación. También hay que tener en consideración la
colaboración entre España y Marruecos.
La Delegación del Gobierno en Ceuta no tiene previsto
reforzar el perímetro fronterizo de la ciudad autónoma,
sobre el que la presión migratoria prácticamente ha
desaparecido tras el aumento de la altura de su doble
vallado de 8,2 kilómetros de longitud de 3 a 6 metros en
2006.
El perímetro ceutí nunca ha prescindido de la concertina que
corona las dos alambradas que cierran la península que forma
la ciudad autónoma, de las que sí se retiraron los alambres
con cuchillas “en cascada” que se extendían hasta el suelo,
elementos que no se piensa recuperar, algo muy distinto a lo
que está pasando en Melilla en la actualidad.
Pero según explican desde la Delegación del Gobierno en
Ceuta, las diferencias entre las fronteras de Ceuta y
Melilla son notables, ya que Ceuta lo irregular del terreno
hace que la ciudad cuente, junto a la altura de la valla,
con un obstáculo difícil de superar. Hay lugares el
perímetro fronterizo en el que la diferencia sitúa de altura
entre el suelo y la valla es de casi nueve metros, según
aseguraron fuentes de la Delegación del Gobierno.
Más de 28 millones
El primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó en
octubre de 2005, dos semanas después de que miles de
inmigrantes subsaharianos intentasen en repetidas ocasiones
entrar en grupo saltando las vallas de Ceuta y Melilla,
invertir 28,1 millones de euros para “garantizar su
integridad estructural”.
Solamente durante la intentona que tuvo lugar en Ceuta la
noche del 29 de septiembre se registró la muerte de cinco
indocumentados tiroteados y más de 100 resultaron heridos
por la concertina que se alargaba hasta el suelo, entonces
de tres metros de altura. La inversión conllevó la elevación
de la altura de las vallas a seis metros y la instalación,
en Melilla, de la ‘sirga tridimensional’, un entramado de
cables que sustituyó a las cuchillas.
La entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa
Fernández de la Vega, llegó a presentar un proyecto en Ceuta
que nunca vio la luz, que consistía en un sistema elaborado
con fibra que era bastante menos agresivo que el utilizado
hasta esos momentos. Al final, el proyecto quedó sólo en una
promesa, ya que pese al anuncio, este nunca vio la luz.
En Ceuta, el Gobierno central acabó desestimando en 2007 su
colocación al entender que la morfología de la frontera
caballa, mucho más accidentada que la melillense, y el
descenso de la presión migratoria, no requerían su
instalación.
El Ministerio del Interior ha decidido recolocar ahora en
los ‘puntos calientes’ de la frontera terrestre de Melilla,
de 12 kilómetros de longitud, concertina y una malla
‘antitrepa’ para dificultar los intentos de entrada
irregular en suelo español de los inmigrantes.
Una recogida de firmas a través de la plataforma
‘Change.org’ ha conseguido recabar más de 16.000 apoyos
hasta este miércoles pidiendo al ministro Jorge Fernández
Díaz la supresión de las concertinas “por ser una medida
inhumana, de escasa efectividad, salvaje y que sólo provoca
dolor, cuando no la muerte, a personas que lo único que
intentan es escapar del hambre, la miseria o el
autoritarismo de sus países”.
Con su nueva estructura, la frontera de Ceuta apenas ha
conocido intentos exitosos de salto durante el último
sexenio (en 2007 lo consiguieron, en distintas jornadas,
media docena de personas, según datos de la APDHA, teniendo
que ser liberado un menor origen subsahariano de la
concertina).
Hace cuatro años otro inmigrante resultó muerto cuando, tras
superar la primera valla, quedó enredado en la concertina de
la segunda, que se desprendió, falleciendo debido a los
golpes sufridos contra el suelo.
La presión migratoria es ahora baja debido a la estrecha
colaboración que mantienen los gobiernos de España y
Marruecos. También se han aumentado las medidas de seguridad
con la inauguración de un Centro de Coordinación.
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