Son los auténticos y verdaderos
desheredados, en todos los sentidos, por la carga que tienen
que soportar, en cada uno de los viajes, a cambio de una
recompensa de pena, y por las dificultades que tienen que
soportar para poder ir cargados, a veces, con colas
interminables.
Es algo que mirándolo desde cualquier otra perspectiva, que
no sea la de los alrededores de la frontera, no se puede
entender, de ninguna de las maneras, y ahora se entendería
menos, cuando la intermitencia de paso de mercancías que se
ha impuesto, por parte del otro lado de la frontera, llegó a
provocar un verdadero caos, para todos, pero muy
especialmente para quienes llevan esa carga.
Y es que hay que contar con esos cierres de casi dos horas
que generan atascos, tanto en el paso del Biutz, como en la
frontera del Tarajal.
Y a todo esto, con la situación tal como se empieza a
plantear, no tienen más remedio que intervenir los miembros
de la Unidad de Intervención Policial del CNP que, por si no
tenían suficientes frentes que atender, ahora les cae,
también, todo esto.
Pero la situación no termina aquí, porque los porteadores,
con unas cargas tremendas a cuestas, buscan otros lugares de
paso, se plantan ante la Guardia Civil y, otra vez, esta
fuerza de seguridad, válida donde las haya, tiene que
intervenir para evitar más problemas.
La situación, más de las veces que sería deseable, se
complica en esa zona, donde unas gentes, con tal de lograr
un pedazo de pan para comer, tienen que soportar y arrastrar
unas cargas que parece imposible que las puedan llevar unas
personas como ellos.
Esto, con todo, sería el comienzo, pero no la parte más dura
del sufrimiento. Los porteadores, con el camino expedito
para su marcha, no parece que fueran quienes más problemas
iban a causar, lo malo está en las trabas administrativas,
de las inmediaciones de la frontera, especialmente, en la
parte de allá que provocan toda la serie de problemas que
hoy, ayer y desde hace muchos años, se vienen produciendo,
más veces de las deseables.
Hay días, y el pasado lunes fue uno de ellos, en los que ya
se veía que las calles del polígono estaban totalmente
abarrotadas, con lo que los porteadores trataban, por todos
los medios, de salir hacia el Biutz con sus mercancías hacia
Marruecos.
Era uno de esos días de auténticos atascos, y más cuando
desde el otro lado de la frontera se cerró el paso, durante
un par de horas, para el paso de mercancías hacia el país
vecino.
Era el comienzo de las largas colas, que se iban sucediendo,
incluso cuando se abría intermitentemente el paso para el
otro lado.
Naturalmente que no vamos a entrar en las razones que al
otro lado iban a tener para esos cierres, prolongados o
intermitentes, pero lo que sí vemos es que en toda esta
situación hay unos que lo pasan peor que otros, y esos que
peor lo pasan son los porteadores, personas cargadas como si
fueran otro tipo de seres, y además, por unos precios que
cuesta trabajo creer que sean tan bajos.
Los problemas, en esta zona, son frecuentes, no diremos que
a diario, pero sí muy frecuentes y lo malo de todo ello es
que la peor parte, siempre, se la llevan los mismos, los más
débiles que, por un puñado de “higos”, hacen unos recorridos
duros, de verdad. ¡¡Ojalá sea éste el último de los
percances en la zona fronteriza!!.
|