Ya hay que hablar del “diputado” Ramos. Sí, el presidente de
la Federación de Asociaciones de Vecinos, cada vez menos
identificado y cercano a sus representados, ha demostrado un
entreguismo y servilismo hacia el Gobierno escandaloso,
prueba inequívoca del sometimiento y el yugo que suponen los
más de 3 millones de euros que recibe vía Convenio de las
Brigadas Verdes. Como es cuestión de defender las prebendas,
también resulta lógico que José Ramos se convierta en el más
servil “vecino” de Juan Vivas y tenga la desfachatez de
declarar que no tiene “ni mu” que decir sobre la obra de
remodelación de La Marina. Una obra, cuya categoría pocos
discuten, aunque sí se cuestiona muy mucho, la oportunidad
de realizarla ahora y su elevado coste económico, sin que el
cumplimiento de una Sentencia judicial sea discutible –pese
a que el propio Gobierno, no solo discute algunas Sentencias
sino que las interpreta-, porque a lo que obliga es a la
impermeabilización de los garaje, pero no a una obra
faraónica.
La erótica del poder le debe tener obnubilado y José Ramos,
nada más que parece ver por los ojos de Juan Vivas, que para
eso le transfiere unos buenos millones de euros para las
Brigadas Verdes y para ese pequeño reino de Taifas en el que
habrían de hacer públicos muchos de los sueldos que allí se
barajan y cobran. Así se explicaría la docilidad y política
de “pesebre” que se lleva desde la cúpula de la Federación
de asociaciones de Vecinos.
El encantamiento de José Ramos hacia Vivas es tan propio de
cuento que, cuando el jefe del Ejecutivo ceutí le ha dicho
que “lloverán millones en las barriadas”, habrá creído en su
ensoñación, que el maná proveniente en época de crisis en
materia de inversiones será igual que esas que duermen el
sueño de los justos y que tantas veces se han expuesto en el
Plan de Dinamización de Ceuta: el Príncipe, el Parque urbano
de Santa Catalina, la restauración de la Estación de
Ferrocarril muerta de asco, el centro de Menores o cuando se
dijo que el Mercado Central estaba en ruinas y había que
ubicarlo en la Manzana del Revellín.
En esa política de escaparate y engaño ha caído José Ramos,
seducido por los millones de euros que recibe vía Convenio,
que difícilmente le dejan pensar con sensatez y cordura,
porque las ataduras al poder le dejan maniatado e hipotecado
para actuar libremente. Con esta representatividad, los
presidentes de barriadas están listos si piensan que
obtendrán beneficios que no sean taparles las boca con
alguna pequeña obra de mantenimiento. Y mientras existan
personajes como José ramos, dispuestos a bailarle el agua a
Juan Vivas y a no decir “ni mu”, pues adelante con la
subvención a la cúpula de la Federación de Vecinos que son
los mejores aliados del Gobierno. ¿Cómo se explica que no
haya hecho ni una sola crítica a la acción del Ejecutivo en
barriadas desde que es presidente cuando hay tantas
deficiencias? Solo es explicable desde la condición de
absoluta falta de independencia por las razones apuntadas,
sin atender la indignación de la calle.
Plegándose a los intereses particulares, no se defiende a
los vecinos. Actúa más como “diputado volante” que como
defensor de las causas vecinales. El dinero condiciona
voluntades. Poderoso caballero.
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