PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - MARTES, 5 DE NOVIEMBRE DE 2013

 
OPINIÓN

Chapuzas que no acaban con las suspicacias

Por Alejandro S.


Los que escribimos en este periódico hemos sido, en ocasiones duros o muy duros, críticos y especialmente exigentes con algunos posicionamientos de la coalición Caballas, al igual que también se le ha elogiado cuando entendíamos que lo merecían, como sucede en esta ocasión. El recurso especial contra el pliego de adjucicación del proyecto del Paseo de La Marina, que Caballas había presentado, ha hecho “reflexionar” a Juan Vivas que ha puesto la “marcha atrás” y ha evitado un más que posible revolcón.

Parece que el único idioma que entiende el presidente Vivas es la judicialización de sus empecinamientos y, a la vez, también parece ser la única fórmula efectiva contra el “rodillo” del Partido Popular en la Asamblea. El Gobierno alude ahora a evitar “suspicacias” cuando son ellos, precisamente, quienes las provocan con sus actitudes altaneras, con su poca claridad en algunas características de la adjudicación y con chapuzas con ésta.

Bonita forma de salvar la cara, el Gobierno paraliza el concurso que había convocado y lo saca a licitación con el precio como único criterio, cuando en principio había fijado el 10% la baja económica máxima a presentar por cualquier licitadora. Como ya hemos dicho en varias ocasiones, este Gobierno tiene la habilidad de decir una cosa y luego la contraria, sin inmutarse. Parece dejar a un lado los “criterios subjetivos” que olían muy mal (suspicacias), pero se ha mantenido en la necesidad de una obra cercana a los 6 millones de euros, cuando en un intento de marear la perdiz, desde el Gobierno se ha venido vendiendo la excelencia de una obra que nadie discute en cuanto a su categoría pero sí, en razón a la inoportunidad de la misma y a su carestía.

La Coalición Caballas le ha sacado los colores, una vez más, al Gobierno de Juan Vivas y por imperativo legal, única y exclusivamente, el Ejecutivo ha cambiado la orientación de su posicionamiento, situando a los técnicos -que son como ese comodín que se usa cuando interesa-, para salvar la cara en un asunto en el que muestra demasiado interés.

El temor a un nuevo revolcón es lo que ha hecho que Juan Vivas recapacite porque ya son varias las causas que lo tienen inmerso en los Tribunales. Sin embargo, parece seguir sin escuchar la voz de la calle, ni las opiniones de los ciudadanos, porque su empecinamiento en llevar la obra de la Marina a su realización es más que demostrada. Lo peor es que, cuando quiera escuchar la opinión de los electores en barriadas, éstos les den la espalda a quienes ahora desoyen sus opiniones.

La vida política, plagada de promesas incumplidas y “marchas atrás” como ésta, llega a ser en muchas ocasiones un verdadero jeglorifico por el que discurrir perdidos. Así lo ha demostrado ahora el Gobierno con este cambio de actitud y su justificación de evitar suspicacias, como si ellos no tuvieran nada que ver en las decisiones que provocan esas suspicacias. Demuestran que tienen el don de la contradicción: ni sí ni no, sino todo lo contrario.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto