Naturalmente que se tiene que oír,
pero no sólo en la calle, que ahí se oye, sino también en
las alturas del Ayuntamiento, donde parece que se niega el
pan y la sal a determinadas barriadas, mientras que se da
“caviar y mantequilla” a otras partes que, en teoría, eran
votantes de Juan Vivas y se están desengañando como si
hubieran sido tocados por el “timo de la estampita”.
Pocas veces hemos visto con tanto enfado, a tanta gente,
como hay ahora en Ceuta, al haber salido a escena ese
proyecto de reforma de La Marina, como primer reclamo
electoral del actual alcalde.
Y es que no hace falta más que comenzar a hablar con
cualquiera de la barriada que uno elija, para que, a las
primeras de cambio, te digan:”no nos sentimos ni
ciudadanos”, o “hemos remitido escritos al presidente de la
Ciudad para que arreglen la carretera que sube a la
barriada, pero no nos han hecho caso”, y así un largo
etcétera, circules por la barriada que circules.
Ahora mismo, ni los que viven en la propia Marina están
pidiendo que se les arregle esa avenida, porque todos saben
que esa es la vía que está en mejores condiciones, y que
gastarse ahí una millonada, antes de cubrir las necesidades
mínimas de otras partes, es algo que nadie puede aprobar.
Es el momento de pensarse muy bien, si ese proyecto es
viable, es posible o es necesario, a lo que habría que
responder que viable es, pero no necesario, posible también
pero a costa de que otros no cobren y necesario, lo hemos
dicho, no es, por lo que los votos que Juan Vivas pueda
recoger del centro los tendrá que perder, y sería lo
razonable, en Al Jalifa, Patio Castillo o San Amaro, por no
extendernos más.
La situación es tan aberrante que los presidentes de
distintas asociaciones de vecinos, que no siempre están de
acuerdo en todo, se sienten totalmente desprotegidos y
abandonados, por lo que ponen de manifiesto todas las
carencias que vienen soportando, desde hace tiempo y no
podrían soportar que se malgastara mucho dinero en una obra
que puede esperar mucho tiempo, mientras ellos carecen de lo
más preciso.
No hay más remedio que estar de acuerdo con los presidentes
y representantes de estas barriadas y sumarse a la idea que,
acertadamente, sostienen de que esta obra lo que implica es
un interés electoral, por encima de todo.
En pocas ocasiones nos vamos a encontrar con que hay
coincidencia en las apreciaciones y manifestaciones de los
presidentes de barriadas, como la hay ahora mismo, porque ha
sido la “futura” obra en La Marina lo que ha hecho que se
pongan de acuerdo todos, para rechazar esa obra.
Y la idea que sostienen, por demás lógica, es que comenzar
una “obra faraónica” en unos momentos en los que falta el
dinero para lo más necesario, no tiene sentido.
A cualquiera le gusta que se hermosee su pueblo o su ciudad,
pero toda ella, no mostrar un escaparate muy atractivo en
unas partes y no tener un mínimo de presupuesto para
arreglar el acerado, las farolas o la red del saneamiento en
zonas del extrarradio, convirtiendo a las personas que viven
allí en habitantes de tercera división, al tiempo que
quieren hacer de otros “ vecinos de champions”.
Vistas las situaciones de unas partes y otras de la Ciudad,
no parece el momento más propicio para esa obra que desde la
Alcaldía se pretende llevar a cabo. Los votos serán muy
importantes y, posiblemente, necesarios para Juan Vivas,
pero el alcantarillado, el acerado o la luz eléctrica son
necesarios para muchos vecinos que, también, pagan
impuestos.
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