Es la primera vez que, según creo,
sale a escena el Premio Convivencia para hablar de él en el
mismo sentido que aparecen otras facetas del día a día:”un
premio en el que las facturas de comidas abultan demasiado”.
Como algo nuevo, habrá que tenerlo en cuenta, de ahora en
adelante, y es que la diputada de Caballas, Fátima Ahmed,
puso el dedo en una llaga que nadie había citado, hasta
ahora, y eso va a acarrear, cuando menos, un seguimiento
serio, por parte de la oposición y por parte de algunos
medios de comunicación.
Antes de nada, debo decir que jamás he hablado con Fátima
Ahmed, es más, casi ni la conozco personalmente, muy
especialmente porque no es una de las damas del Ayuntamiento
que esté todos los días, en los medios de comunicación, con
lo que sus palabras merecen, cuando menos, una mínima
atención. De momento no paso de ahí.
Pero de donde sí se puede pasar es del hecho de que
aparezca, en escena, una factura elevada, en concepto de
comidas y cenas de la Fundación Premio de Convivencia. Eso
está ahí y puede tener una, al menos, doble explicación,
como es que al no ser puntuales para pagar, en el
Ayuntamiento, la entidad a la que se le adeuden esas comidas
o cenas pueda inflar las facturas para así no salir
perdiendo, o que en esos actos haya más invitados de los que
debiera haber y por eso las facturas engordan.
Y que esto no se debía esperar, en el Pleno, por parte del
Gobierno nos lo demuestra el hecho de que otra persona de
talante y buenas maneras, de ordinario, como el Mabel Deu,
consejera de Educación, Cultura y Mujer, montara en cólera y
tachara a la concejal Fátima Ahmed de “demagoga absoluta”,
expresión que no muestra ese buen talante, precisamente, en
un Pleno.
Pelotera de damas y, una vez más, espectáculo circense
gratis en el Ayuntamiento. Algo no extraño, por cuanto este
tipo de “festejos” se ha dado, desde tiempo inmemorial,
docenas de veces en el Ayuntamiento, y no creo que ésta haya
sido la última, digamos que será la penúltima.
Yo no sé si de aquí alguna saldría vencedora o vencida, pero
lo que sí quedó muy claro es que Fátima Ahmed llevaba
estudiado y bien estudiado el Premio Convivencia, del que
remató su forma, diciendo que la Fundación “sirve para todo
menos para fomentar la convivencia”, de acuerdo con sus
razones y sus ideas, que no tienen por qué ir descaminadas.
No podía y no salió fortalecida, en este caso, la Fundación
a la que Fátima Ahmed llegó a denominar:”Fundación Premio
Comilona”. Era su forma de pensar que no voy a aplaudir,
pero mucho menos voy a denostar. De todo hay en la “viña del
Señor”.
El Pleno había tenido de todo, desde una parte se intenta
justificar todo tipo de gastos, aunque estos sean para una
obra faraónica. Desde la acera de enfrente se ponen los
puntos sobre las íes, cuando los despilfarros son alarmantes
y “desde “el tendido del 7” los seguidores del Pleno
mantienen la famosa “división de opiniones”.
Lo que cada día va quedando más claro, en este como en
cualquier otro ayuntamiento, es que una misma acción se
enjuicia correctamente por una parte y se la pone en los
antípodas por parte de los adversarios.
Lo bueno sería que esta matización de Fátima Ahmed sirviera
para que hubiera algún recorte en la próxima edición del
“Premio Convivencia”, porque ahora no se puede ser tan
generosos con el dinero que no es de uno.
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