La modernidad y la comodidad, aunque también el ahorro,
lleva a muchas familias de fallecidos a optar por la
incineración en vez de la exhumación, a la hora de los
fallecimientos, hasta el punto que los propios funcionarios
del cementerio, vienen observando, a diario, que esta
características, se está haciendo muy frecuente, al aumentar
las cremaciones en el global del cómputo de fallecimientos.
En el pasado año se dieron un total de 149 cremaciones de
los 379 fallecidos, lo que da un índice de la tendencia que
se vienen dando en un hecho que está resultando muy
característico y singular.
El ahorro de espacio y del abono de los derechos de contar
con ese espacio, evita a muchas familias inclinarse por los
enterramientos tradicionales. En la actualidad, convertir en
cenizas a los fallecidos y, luego esparcirlas por
determinados lugares es muy corriente.
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