El combate dialéctico entre Fátima Ahmed y Mabel Deu por
unas facturas gastronómicas que esgrimió y agitó mano alzada
aquélla, elevó el tono del Pleno, escuchándose palabras
gruesas. No gustó la exhibición culinaria y gastronómica de
la diputada de Caballas a la siempre moderada Mabel Deu que
se mostró muy brava para defender lo que consideraba un
ataque a su honorabilidad como Presidenta de la Fundación
Premio Convivencia.
Fátima esgrimió la morcilla de Burgos, el mero, la presa
ibérica (“que debe de ser cerdo”, dijo) el whisky de marca
reconocida, el pacharán, el orujo de hierbas, el rodaballo,
el pulpo, como una muestra gastronómica “inmoral” cuando
este estipendio daba para mucho en Servicios Sociales: diez
ayudas mensuales con lo que se gastó en una noche
“protocolaria” de 2.563 euros.
El tema gastronómico es muy sugerente en cuestión de crítica
política: da para mucho y jode bastante, que es lo que le
sucedió a Mabel Deu, muy molesta con alusiones de Fátima
Ahmed recurriendo a los momentos de “especial y extrema
dificultad de algunas familias” porque dijo que un
comportamiento de esta naturaleza “es inmoral donde la
pobreza acucia”.
El término demagogia y la justificación del gasto como
protocolo de atención a personalidades (Mario Vargas Llosa y
acompañantes, incluyendo a los cónyuges de Juan Vivas y la
propia Mabel Deu), no fue suficiente para convencer a Fátima
Ahmed que tras escuchar “la respuesta leída” de Mabel a su
interpelación sobre los gastos de la Fundación, arremetió de
manera “in misericorde” contra la modosa Mabel Deu que esta
vez se sintió en el disparadero. “Es vergonzoso hacer esto
con el dinero de todos”, dijo a modo de puya Fátima Ahmed, o
con otra frase más lacerante: “No sé si forma parte esto del
objeto social de la Fundación que llamaré Premio Comilona”,
extrañándose de que no se atragantaran por la comilona de
turno.
Después, Fátima, sacó a colación los gastos de un teléfono y
un fax: 2.500 euros en 2013 y 3.400 euros en 2012. Como si
no fuera suficiente, aludió a un tiket presentado como gasto
de una tapa y una cerveza, que quien consumiera tal asunto,
no tuvo el menor recato de pasarlo como gasto abonable a la
Fundación Premio Convivencia en el colmo de la estulticia.
Como había para todos, Fátima Ahmed calificó a Emilio
Carreira en alusión a Mabel Deu como “su consejero de
Hacienda convertido en guía espiritual”, con un sentido
religioso que no le va, en absoluto a Carreira.
Por cierto, que el portavoz, consejero de Economía,
Hacienda, Recursos Humanos, vicesecretario de Comunicación
del partido y no sé cuantas cosas más no descritas, se pasó
el Pleno con una fijación de mente, aludiendo a que se
sentía como si estuviera ya en campaña electoral, hasta el
punto que Mohamed Alí se lo hizo saber en una ocasión:
“Aquí, el único que está hablando de campaña electoral, es
usted, señor Carreira”. Debe ser, por extensión, el mismo
virus que padece Juan Vivas que, sin que nadie se lo
pidiera, hace dos semanas que se autoproclamó candidato a
las elecciones de 2015. ¡Cuán largo me lo fiáis, amigo Juan!
Un episodio grotesco fue el desconocimiento del nuevo
director del INEM. Ni el proponente, Juan Vivas, conocía su
nombre; una identidad que dijo conocer por el “curriculum” y
Aróstegui que le espetó: “Se dice que es amigo de Paco
Antonio” (el delegado del Gobierno). Parecía una tomadura de
pelo si no fuera por el escenario tan serio en el que se
dirimía esta burlesca situación, donde Vivas se molestó,
incluso, por las risas que despertó su mayúsculo
desconocimiento del personaje que, en teoría, había
propuesto él para el cargo. Ahí estuvo brillante Juan Luis
Aróstegui, porque llegó a provocar carcajadas de la
audiencia.
Otro asunto para el que había que tener un buen estómago fue
cuando Abdelhakim Abdeselam hubo de tragar el sapo que le
envió desde el estrado en forma de nota de obligado
cumplimiento: votar a favor de la moción de Caballas sobre
la Unidad Animal. La cara del consejero de Sanidad fue todo
un poema, mientras el presidente Vivas terciaba en el tema.
Una consigna mal asimilada con gesto más que expresivo.
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