LUNES 21.
Me tropiezo en la calle con un empresario destacado. Con
quien conversar es un placer. Siempre lo ha sido. Incluso
cuando ambos disentíamos de cualquier comportamiento de las
autoridades locales. Y, tras los saludos de rigor, llegamos
a la conclusión de que Juan Vivas ha perdido el
oremus. Puesto que sus últimas declaraciones lo evidencian.
Mi interlocutor, persona culta y con grandes conocimientos
sobre diversas disciplinas, no entiende cómo es posible que
nuestro alcalde siga estando huérfano de asesores
competentes. Y clama contra la situación en la que se halla
la primera autoridad municipal. Una situación que tacha de
calamitosa. Y que está causando daños graves al
funcionamiento de la ciudad. Quien me habla conoce más que
bien a JV. Y hasta ha mantenido relaciones cordiales -no se
me ha ocurrido preguntarle si ahora están rotas- con él. Lo
cual no le impide reconocer que nuestro alcalde está dando
más barquinazos que un beodo. Y, desde luego, no acaba de
entender qué clase de acuerdo tiene con Juan Luis
Aróstegui, para que éste sea el que ordena y manda en el
Ayuntamiento. Y termina la conversación así: “Un desastre,
Manolo; qué quiere que te diga…”.
Martes. 22
En las pequeñas ciudades se sabe lo que ocurre. En
sociedades pequeñas donde todos se conocen y se ven las
caras, si uno hace de su capa un sayo, y los demás no se
inmutan, es porque cada uno está haciendo un sayo de su
capa. Si no fuera así, entrarían a fondo en muchas
actuaciones. Cuando digo en un corrillo que hay que abrir
ventanas y ventilar el ambiente en el Ayuntamiento, porque
emanan olor a podrido, los hay que se ponen a contarme el
cuento del alfajor. Y, claro, me obligan a levantar la voz.
Aunque sea poco recomendable en público. Muchas han sido las
veces que me he prometido no compartir tertulia con quienes,
amén de no hacer nunca nada a favor de los más necesitados,
siempre hacen defensa del poder establecido. No vayan a ser
castigados y, por tanto, pierdan parte de sus privilegios.
Hacer periodismo en la calle es fantástico, lo mejor que se
puede hacer; pero tampoco es menos cierto que uno está
expuesto a tener que lidiar con ejemplares no deseados. En
fin, no hay mejor medicina para lo dicho que transitar la
calle solo y compartir cháchara con quien a uno le dé la
gana y en el momento en que lo desee.
Miércoles. 23
Por más que uno haya hecho votos para no sufrir viendo jugar
al Madrid, y se siente ante el televisor con impostado
desdén, en cuanto comienza el partido los nervios de
seguidor de toda la vida salen a relucir. Miento: los
nervios en esta ocasión se habían apoderado ya de mí en
cuanto le vi la cara a Casillas haciendo los
correspondientes ejercicios de calentamiento. Si el rostro
es el espejo del alma, el del portero apadronado por
Alfredo Relaño, me obligó a pensar que la jindama se
había apoderado de él. Y me dije: ¡Que Dios coja confesado
al Madrid y a cuantos son madridistas fetén! Inmediatamente,
reconocí que el canguelo del portero tenía una explicación:
la estatura de Llorente. Ya que sus muchos
centímetros causan pavor al muchacho nacido en Móstoles.
Menos mal que su flor en el culo hizo posible que el jugador
nacido en Logroño tuviera que irse a los vestuarios cuando
aún faltaba un mundo para la terminación del encuentro. Pero
antes, y gracias a que Casillas se sitúa bajo los palos,
casi por detrás de la línea de gol, Llorente consiguió su
tanto. Colocado siempre casi pegado al fondo de la red, la
inseguridad de Iker en los balones bombeados desde los
lados, así como en lanzamientos de córners o faltas, es tan
patente que, durante tales jugadas, a los madridistas se nos
encoge el corazón y lo que cuelga. Eso sí, respondió con una
palomita a un disparo de Marchisio desde Turín; que
es lo que destaca su principal valedor: el director del
‘Diario As’. Y qué decir de su falta de conocimiento del
juego, y cuánto condiciona a sus compañeros su birrioso
saque con los pies. Lo que se traduce en dominio del medio
campo por parte de sus adversarios. El medio campo lo ganó
el equipo entrenado por Conte. Y, por encima de todos
sus jugadores, sobresalió el enorme Vidal. Jugadores
así, sin embargo, no tienen cabida en el Madrid; porque
carecen del encanto apropiado para vender camisetas. El
Madrid, con la zona vital del medio campo perdida, sumó tres
puntos gracias a Cristiano Ronaldo. Y, desde luego, a
que Giorgio Chiellini no tuvo su día. Ancelotti
está dando bandazos. Ojalá que, cuando esto salga a la luz,
se haya obrado el milagro en Barcelona.
Jueves. 24
Coincido en la calle con alguien que me merece el mayor
respeto en todos los sentidos y nos ponemos a pegar la hebra
con verdaderas ganas. Lo cual no deja de sorprenderme.
Puesto que él siempre ha evidenciado ser persona parca en
palabras. Alguien muy dado a ser lacónico. Excepto cuando le
toca atender en su consulta a los pacientes. Te leo, me
dice, y debo decirte que estoy de acuerdo contigo en muchas
cosas. Y a partir de ahí nos abrimos. Así que no tiene el
menor inconveniente en decirme que hay políticos que
necesitan un repaso para que se le bajen los humos. Y
exclama: “¿¡Pero que se ha creído el alcalde?!”. Y luego no
se corta lo más mínimo en decirme que Juan Luis Aróstegui
lleva muchos años haciendo proselitismo del comunismo entre
sus alumnos. Lo que no deja de ser un anacronismo en los
tiempos que corren. En los tiempos que corren, le digo, es
cuando el terreno está abonado para que comunistas y
anarquistas se dejen ver. Y Aróstegui, como tú comprenderás,
no está dispuesto a perder la ocasión. La ocasión que un
listo como él no quiere desaprovechar.
Viernes. 25
Tertulia muy entretenida y además se respetan los tiempos de
intervenciones sin necesidad de moderador. El primer asunto
que se debate es el partido Barcelona-Madrid que se juega
mañana. Los seguidores de ambos equipos están más precavidos
que nunca. Y es que los dos equipos llegan al enfrentamiento
sin haber dado muestras de estar en las mejores condiciones.
Se deja el fútbol y se pasa la política local. Y se pone de
manifiesto que el aprecio por nuestro alcalde va
descendiendo a pasos acelerados. Alguien dice que ya va
siendo hora de que entienda que si está disfrutando de su
cargo es porque así lo ha querido la gente. Hasta ahora. Y
la gente, debido a que él está dando barquinazos continuos,
está de él hasta los… mismísimos adminículos. Así que se
dice que bien haría nuestro alcalde en no dormirse en los
laureles y volver a la senda del buen hacer y del mejor
discernir. Puesto que lleva ya mucho tiempo con el oremus
perdido. Y, desde luego, siguen coleando sus nefastas
declaraciones el día que fue obsequiado con ditirambos
mentirosos por parte de los políticos enviados a Ceuta por
Teófila Martínez: alcaldesa de Cádiz.
Sábado. 26
Es licenciado en Farmacia. Y un día decidió hablar conmigo
porque le dio la real gana. Y descubrí que estaba ante un
hombre que posee una cultura que más bien disimula que
exhibe. Cultura muy amplia que con el paso del tiempo he
podido verificar. No pocas veces me ha dicho que le agrada
sobremanera que yo escriba de fútbol. Y también se ha
mostrado partidario de que recupere las palabras del habla
andaluza que han ido perdiendo actualidad. Decido no
mencionar su nombre porque sé, de verdad, que no es muy dado
a figurar. Hoy, una vez más, hemos coincidido en un
establecimiento de la calle Jáudenes y he decido dedicarle
algunas palabras del vocabulario andaluz:
Lacha: Vergüenza. “Después de lo que le dijo en el juicio le
da lacha volver a encontrarse con él en la calle”. Limpio:
Sinvergüenza. “Ése está limpio”. Lipendi: Hacerse el lipendi
equivale a hacerse el distraído. “Le tocaba pagar una ronda,
pero el tío se hizo el lipendi”. Maluzcón: Enfermo pero
aplicado a las personas. Tiene diversos grados. “Llevo unos
días algo maluzquillo. Creo que es un catarro”. Continuará
como homenaje a mi conocido, licenciado en Farmacia, porque
aún no le he pedido permiso para poder nominarle como amigo.
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