Gracias a este partido que se
juega hoy, y que no deja de ser el partido que más interés
despierta aún en el mundo futbolístico, podemos permitirnos
el lujo de olvidarnos de la política y sobre todo de los
políticos, durante un fin de semana donde será el deporte
rey quien acaparará toda la atención.
Cualquier artículo que se publique, antes o después de la
confrontación entre ambos clubes, por intrascendente que
sea, desencadenará tantas replicas por parte de los hinchas,
que para eso lo son, como si a mí se ocurriera decir que la
actuación de Juan Vivas, durante tantos años como alcalde,
ha sido un bluff. Anglicismo que es el que mejor define la
falta de méritos del susodicho. Esta visto que ni
proponiéndolo dejo de redoblar el tambor.
A lo que iba…: el equipo azulgrana anda sumido en un mar de
dudas. Porque sus jugadores, virtuosos del rondo
-entrenamiento técnico que les vale para ejercitar sus
habilidades con el balón-, se han dado cuenta de que ya hay
equipos que son capaces de hacerse tirabuzones con el tiqui-taca;
ese juego rápido de toque, y grandes posesiones de balón,
que parece hecho a la medida de los futbolistas de
naturaleza menuda. El Tata Martínez, como no puede ser de
otra manera, estará buscando soluciones.
Los bajitos del Barcelona, liderados por Messi, han venido
cundiendo el pánico entre sus rivales, durante varias
temporadas. Mediante ese fútbol de pasecitos cortos, rápidos
y precisos, ejecutados en todas las direcciones, pero que al
final necesitaba de la intervención magistral del argentino,
con juego propio de ‘potrero’; es decir regates, fintas,
amagos y todo ello conduciendo el balón largos trechos y
velozmente. Propio, como ya he dicho, de jugador hecho en
descampados de la periferia.
Pero Messi no está en su mejor momento. Tiene culo de sobra
y su musculatura hipertrofiada, propia de un velocista, va
cediendo a los esfuerzos potentes y, por tanto, es más
propenso a las lesiones. Sin Messi, o sin el Messi rotundo y
decisivo, el Barcelona impone mucho menos. Lo cual se ha
visto en Pamplona y en Milán.
Frente al Madrid, sin embargo, no cabe la menor duda de que
la figura indiscutible del conjunto azulgrana hará un
esfuerzo sobrehumano para que los blancos salgan lastrados
del envite en el Camp Nou. Cierto es que necesitará la ayuda
de sus otros compañeros bajitos, venidos a menos también, y
naturalmente de los componentes de una defensa que, unas
veces por hache y otras por be, yerran más de lo previsto.
Menos mal que siempre les queda el salvavidas de Valdés.
En lo tocante al Madrid, Ancelotti no ha sido capaz todavía
de armonizar un equipo capaz de hacer del contragolpe su
mejor arma, ni tampoco el juego estático le ha proporcionado
ni la brillantez apetecida ni los resultados deseados. El
medio campo del equipo merengue, zona vital, no ha
funcionado hasta ahora. Sus bajitos, Illarramendi, Isco y
Modric –éste comenzó muy bien la temporada y se ha venido
diluyendo-, no terminan de cuajar. Siendo Khedira quien ha
de poner su cuerpo atlético al servicio de una zona
fundamental que no ofrece garantías. Y, claro, al jugador
alemán le llueven las críticas por la necesidad que tiene de
estar en misa y repicando. Lo que no deja de ser una
injusticia.
¿Puede ganar el Madrid en el Camp Nou? Sí. Siempre y cuando
Cristiano Ronaldo y Di María, en estado de gracia, tengan su
día. Ah, imagino que Iniesta tratará de explotar con su
gambeteo, el lado ciego de Sergio Ramos. Que es el
izquierdo. Oído al parche.
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